Mientras la tensión crece en la frontera entre Ucrania y Rusia, donde Putin ha enviado a decenas de miles de soldados ante la mirada atónita de la Unión Europea y EE.UU., llega a la Filmoteca Española Sergei Loznitsa (Baránavichi, Bielorrusia; 1964), director de cine que ha abordado este conflicto de manera directa en dos de sus mejores filmes: el documental Maidan (2014), una crónica de la revuelta civil que tuvo lugar en 2014 en Kiev contra la decisión del presidente Víktor Yanukóvich de renunciar a la integración del país en la Unión Europea -kilómetro cero de los acontecimientos que presenciamos estos días-, y en Donbass (2018), una ficción en la que se acercaba a la progresiva deshumanización de la sociedad ucraniana en la región que da título al filme, donde fuerzas independentistas prorrusas arrebataron el poder al gobierno y autoproclamaron las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Ambas películas son irrenunciables para entender un conflicto enquistado desde hace años que ha adquirido tintes preocupantes en los últimos días.

Durante los próximos tres meses Loznitsa será el protagonista de una retrospectiva en la Filmoteca Española y se encuentra en Madrid para dar el pistoletazo de salida a la programación, presentando al público tres de sus filmes en el Cine Doré: State Funeral (2019), este mismo miércoles; Babi Yar. Context (20211), el 28 de enero, y En la niebla (2012), el 29 de enero. Nacido en Bielorrusia, criado en Ucrania y estudiante de cine en Moscú, el director es uno de los nombres fundamentales del documental de archivo del panorama contemporáneo y un autor de ficciones especialmente preocupado por los peores instintos de la naturaleza humana.

Parte de su filmografía reconstruye la historia de la Unión Soviética a partir de imágenes localizadas en los archivos rusos, ucranianos y alemanes y desconocidas hasta entonces: la represión estalinista en la URSS de 1930 (The Trial, 2018), el asedio de Leningrado (Blockade, 2006), la muerte de Stalin (State Funeral, 2019), la vida en la URSS en los cincuenta y sesenta según los noticiarios oficiales de la época (Revue, 2008), o el colapso del régimen tras el fallido golpe de estado contra Gorbachov en agosto de 1991 (The Event, 2015). Su salto a la ficción llegó de la mano de My Joy (2010), un filme sobre la corrupción y la violencia en la sociedad postsoviética. Posteriormente rodó otras ficciones como En la niebla (2012), en la que vuelve a la Segunda Guerra Mundial y la Bielorrusia ocupada por los nazis; A Gentle Creature (2017), ambientada en la actualidad, pero en una Rusia que parece todavía imbuida en el régimen soviético; y la mencionada Donbass (2018).

El director atiende a El Cultural unos minutos en el vestíbulo de la sede de la Filmoteca para analizar la situación que atraviesa su país, trazar un perfil de la Rusia postsoviética y hablarnos de uno de sus últimos trabajos, Babi Yar. Context, otro de sus milagros de recuperación de imágenes de la Segunda Guerra Mundial en el que nos acerca la masacre de más de 30.000 judíos en Kiev por parte de los nazis. 

Pregunta. ¿Qué significa para usted que la Filmoteca Española le dedique una retrospectiva?

Respuesta. Es todo un reconocimiento y un honor tener la oportunidad de enseñar mis películas en un templo del cine tan maravilloso como este. Mis películas ya habían estado en diferentes festivales en España y algunas habían tenido un estreno comercial, pero nunca antes se habían proyectado todas juntas, las 27, en un ciclo.

P. Dos de ellas están íntimamente relacionadas con lo que ocurre ahora en Ucrania, Maidan y Donbass. ¿Cómo ve la situación que atraviesa su país en estos momentos? 

R. En realidad toda mi obra está relacionada con los acontecimientos que tienen lugar hoy en día en los territorios de la antigua Unión Soviética. En estos momentos todavía somos testigos de la desintegración de ese Imperio ruso, el proceso continúa. Es algo parecido a la erupción del Vesubio, los países que surgieron de la URSS intentan escapar lo más lejos y lo más rápido posible de la influencia del estado ruso, pero no lo consiguen. En 2008 ya presenciamos la guerra de Georgia y Rusia por Osetia, y en el 14 fuimos testigos de la anexión de Crimea y de la guerra en el Donbass en Ucrania, y esto es parte del mismo proceso. La metrópoli no permite que las colonias se alejen. Y occidente no puede aceptar esta situación porque sus dirigentes piensan que cuando Rusia recupere las repúblicas que formaban parte de la URSS, después irá a por Finlandia, Rumanía, Bulgaria… En realidad, esto es un conflicto entre Rusia y la Unión Europea y EE.UU. y estos países son simplemente el campo de batalla. Nada nuevo.

'Donbass'

P. ¿Cree que hay riesgo real de que se desencadene una guerra en Ucrania, que se produzca un conflicto internacional?

 

R. No quiero ni pensarlo. Será lo que Dios quiera, una decisión divina. Se han barajado las cartas, se ha repartido y ha comenzado el juego, ahora depende de quién tenga en su mano el comodín

P. Usted nació en la antigua URSS y estudió cine en Moscú. Conoce bien como es la Rusia de hoy en día. ¿Qué opinión le merece Putin y su manera de gobernar el país?

R. Rusia funciona como un sistema corporativo que ahora tiene a Putin a la cabeza, pero cuando él se vaya seguirá funcionando de la misma manera, independientemente de quien le sustituya. Es tanto un sistema como una forma de vida, que surgió en 1917 cuando una banda de terroristas se hizo con el poder y que se ha ido perfeccionando a lo largo del tiempo. No conozco ningún otro país que haya estado preparando espías y terroristas para acciones a lo largo y ancho de todo el planeta durante décadas.

P. Usted ha abordado la historia de la URSS y su desintegración en todas sus películas. ¿Con qué objetivo?

R. Trato de estudiar ese sistema que está en funcionamiento tras la desintegración de la URSS. Intento ver cómo es, cuál es su historia, cómo funcionan sus mecanismos. Esa es mi tarea. ¿Por qué? Porque creo que todos nos equivocamos a la hora de valorar Rusia, no sabemos ni lo que es ni lo que fue. Por ejemplo, todo el mundo opina que es un estado ateo, pero tiene una religión, se puede ver perfectamente en mi película State Funeral sobre la muerte de Stalin. Ahí aparecen las nuevas formas y contenidos de esas creencias religiosas que son compartidas por una enorme cantidad de personas. Ideólogos y filósofos como Karl Marx o Friedrich Engels son solo la tapadera que cubre a un estado delictivo. Siempre se ha pensado que en la Unión Soviética existía una gran unidad en torno al poder, pero es una leyenda, una mentira. La historia de la Unión Soviética es la lucha entre el Partido y los servicios secretos, que es algo que han visto muy pocos políticos a lo largo de la historia, quizá Winston Churchill fue el más clarividente de todos. En cualquier caso, para no volver a caer en los mismos errores, es necesario estudiar la historia y es lo que yo intento enseñar en mis películas.

'Babi Yar. Context'

P. Presenta estos días en Madrid uno de sus últimos trabajos, Babi Yar. Context, sobre la matanza de más de 30.000 judíos en Ucrania por parte de los nazis. A pesar de ser un documental con imágenes de archivo consigue elaborar una historia con todo el sentido. ¿Cómo lo logró?

R. Una de las dificultades a la hora de elaborar este tipo de documentales es la ausencia de un personaje protagonista. El protagonismo recae sobre el pueblo, la gente, la multitud, y para mantener la atención de los espectadores hace falta elaborar con mucho esmero el guion. Lo más importante, en cualquier caso, es la imagen e intento exprimir todas sus posibilidades para elaborar una narración visual. En Babi Yar. Context los acontecimientos caen en cascada, en caída libre, para que produzcan un impacto visual y auditivo. 

P. ¿Por qué evita utilizar la voz en off y aporta tan poca información para que el espectador se sitúe?

R. El objetivo de esta película es mostrar el contexto de la liquidación del pueblo judío en los territorios ocupados por los alemanes, lo que posteriormente se llamaría el Holocausto. Mostrar cuáles son los acontecimientos que preceden a la guerra, cómo se prepara la batalla, qué contexto había alrededor de la tragedia que ocurre y que también visualizamos… Conscientemente evito la voz en off y solo añado subtítulos que sitúan al espectador en un lugar y un tiempo. Después, hemos trabajado minuciosamente para ofrecer un sonido que sea coherente con las imágenes, ya que en torno a los años 40 no se grababa sonido. Mi deseo, y también mi ilusión, es realizar un montaje que logre que el espectador se sumerja en los acontecimientos que está viendo en pantalla.