“Yo intenté vender el material muchas veces pero nadie lo quería, decían que no interesaba un festival de negros”, cuenta lacónico Hal Tuchin, el hombre que grabó con su cámara el Harlem Cultural Festival, una maratón musical de seis semanas que se celebró en el Mount Morris Park de Manhattan en el 69. Fue el mismo verano en el que al norte del Estado de Nueva York se celebró otro festival, mucho más conocido, Woodstock. No en vano, el título completo de la película es “la revolución que no pudo ser televisada”, haciendo un juego de palabras con la famosa canción de Gil-Scot Heron y poniendo de manifiesto el boicot de los grandes medios a un certamen con fuerte carga cultural pero también política.

En ese “verano del amor” mítico en el que el mundo cambió, mientras todos los focos iluminaban ese “festival de blancos” que se comió otro negro como Jimi Hendrix, la ciudad también vibraba con un evento que ha estado sepultado durante más de 50 años. Ha sido el músico y productor Ahmir Thompson, más conocido como Questlove, miembro del colectivo rapero The Roots y productor de Common. Erykah Badu o Jay Z, quien ha impulsado la recuperación de un legado musical extraordinario.

La película, dirigida por el propio Questlove, se interesa por el festival como acontecimiento cultural y musical pero también como fenómeno político, símbolo de una época de profundas transformaciones. Para ilustrarlo, vemos por una parte las actuaciones, algunas de grandes figuras como Nina Simone, Stevie Wonder o The 5Th Dimension, y otras de artistas no tan conocidos pero fantásticos como Mongo Santamaria o Hugh Masekela. Una amalgama de sonidos que van del blues (no falta B.B. King) al soul pasando por el gospel y que dan fe de la vitalidad y riqueza de esa escena. Por la otra, asistentes al show recuerdan la energía de un espectáculo que daba cuerpo y vida al “black pride” que marcó la época, todo ello bajo la vigilancia de los uniformados Panteras Negras.

Fue tiempo de grandes cambios que no solo se producían en Estados Unidos como se vio en París durante mayo del 68 y muchos otros países, España incluida, donde la protesta tuvo amplio eco. Una época en la que protestaron los jóvenes, las mujeres, las minorías raciales y los que se percibían como al margen sistema. Tiempo de ilusiones, liberación sexual y social pero también de violencia y represión como dejaron claro los sucesivos asesinatos de John Fitzgerald Kennedy, Malcolm X, Martin Luther King y Robert Kennedy, como señala un documental que va de lo musical a lo social y de allí a lo político partiendo de las experiencias íntimas de sus participantes. La grandeza de la música afroamericana, quizá en esta época más clara que nunca con el auge del hip hop y la música urbana, sirve como contexto a una película vibrante, cargada de significado con el auge de otro movimiento como Black Lives Matter y la ola de protestas del pasado verano en Estados Unidos.

@juansarda