Tres chicos se reúnen en una casona familiar de la Costa Brava. Dos de ellos, los Mía (Bruna Cusí) y Moi (Ricardo Gómez) del título, son hermanos y el tercero en discordia, Biel (Eneko Sagardoy) es el novio del segundo. Recién fallecida su madre, intuimos que existe un turbulento y malévolo pasado familiar marcado por un padre déspota. Intuimos porque nunca se llega a contar por qué Moi parece un zombi y Mía está enganchada a un novio abusivo que está dispuesto a cualquier cosa por no perderla. La película arranca lento, demasiado, con planos generales combinados con primeros planos expresivos en los que atisbamos la psicosis del huérfano, la bondad de su novio y la confusión de la hermana. Sin duda, lo mejor de esta película meditada y de silencios son las interpretaciones de estos tres jóvenes actores, que logran hacer creíble los lazos de amor y frustración que los unen y separan.

La película se vuelve más interesante cuando aparece Miquel (Joe Manjón), el novio de Mía, tipo chulesco y atractivo que se dedicará a flirtear con la pareja de novios, lo que toda la vida se ha llamado “calientapollas”. Al principio, vemos un frágil equilibrio entre el trío protagonista, el novio que busca un equilibrio entre “no agobiar y estar pendiente”, la chica con buen corazón que trata de compensar con el apoyo a su hermano sus propias carencias y sentido de estar perdida. La sutileza tiene buena prensa porque siempre parece más artística que la brocha gorda pero a la película, a pesar de esa tensión dramática bien resuelta, le falta un momento de locura, de fulgor, para que cuando llegue la catarsis final esa contención resulte más creíble.

A pesar de algunas lagunas, hay rabia y hay fuerza en Mía y Moi, una película gozosamente ambiciosa en la que Borja de la Vega, curtido durante años como representante de actores en Kuranda, trata el asunto del legado familiar como elemento destructivo pero también otros asuntos como la sexualidad desbordante de la juventud incluso sugiriendo una relación con tintes incestuosos. Hay misterio detrás del filme, el misterio de quien acaba siendo el protagonista, ese Moi del que no sabemos si es una víctima de un pasado de abusos o un verdugo, un misterio que impregna todo el filme y que acaba dejando la sensación de haber asistido a un trozo de vida tan hiriente y desesperado como veraz y conmovedor.

@juansarda