Gran éxito en Francia y seleccionada en el último Festival de Cannes “fantasma”, Vacaciones contigo… y tu mujer es una comedia muy graciosa sobre una treintañera, Antoinette (Laure Calamy), al borde de un ataque de nervios, enamorada del hombre equivocado, que encuentra su redención con un burro. Con un burro real, no metafórico, se entiende, con el que recorre las Cevenas, una larga caminata montañosa en el Macizo Central de la región de Occitania. Fue Stevenson, el autor de La isla del tesoro, el hombre que hizo popular el trayecto escribiendo un libro, Viajes con una burra por los montes de Cévennes, que en el país vecino es un libro de culto para senderistas y excursionistas.

La película está dirigida y escrita por Caroline Vignal, cuya primera películas, Les autres filles, tiene ya veinte años. La gran audacia es poner como protagonista a esa Antoinette desquiciada y pasada de rosca, una mujer que avanza como una gallina sin cabeza por la vida o, como dirían en una película de Almodóvar, como “vaca sin cencerro”. Liada con el padre de una alumna de la escuela de primaria en la que es profesora, cuando su amante, Vladimir (Bejamin Laverneh), le anuncia que suspende su escapada romántica con ella porque tiene que irse de vacaciones a las Cevenas con su mujer y su hija, ni corta ni perezosa se planta en el mismo lugar para estar cerca de él en un acto neurótico sin duda poco recomendable.

Con un burro, Patrick, como única compañía, al que le cuesta avanzar y seguir sus órdenes, en un diálogo un poco absurdo pero muy gracioso, la protagonista le cuenta sus penas al animal encontrando una redención que parecía imposible. Hay muchas películas y libros sobre personajes que se reencuentran a sí mismos en la naturaleza después de una crisis, muchos de ellos, empezando por el Walden de Thoreu, escritos en clave mística o trascendental. En Vacaciones contigo y tu mujer, la directora le da la vuelta al tópico en clave sarcástica para llegar a conclusiones parecidas pero con una ligereza atribulada cómica. Lo mejor es el personaje de la propia Antoinette, esa mujer a la que adivinamos demasiado sola y un poco desesperada, indiscreta y desquiciada, que lejos de resultarnos irritante o antipática se convierte en un desternillante espejo de nuestras propias carencias.

@juansarda