El cine francés siempre ha tenido mucha afición por el retrato familiar más o menos burgués. En verano llegaba una joya como Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, de Arnaud Viard, en la que contaba con sabor agridulce la relación entre cuatro hermanos. Ahora no son cuatro, sino tres, los hermanos de Foto de familia, segunda película como directora de la guionista Cécilia Rouad. Mientras Viard optaba por un tono dramático con destellos de humor, aquí Rouad oscila continuamente entre el drama y la comedia para narrar la vida de tres parisinos con treintaymuchos perdidos en la vida, Gabrielle (Vanesa Paradis), una mujer que trabaja como estatua humana para espanto de su hijo adolescente; Mao (Pierre Delandonchamps), un diseñador de videojuegos traumatizado porque no encuentra pareja, y Elsa (Camille Cottin), con problemas de conducta que afectan a su matrimonio.

Frente a la “catástrofe” vital de sus personajes, Rouad adopta una mirada humanista, tierna y comprensiva. Todos son un desastre, incluido un padre mujeriego y una madre que para quitarse el mono de fumar huele cigarrillos consumiéndose en un cenicero, pero todos tienen su corazoncito, y eso les salva. Con tono costumbrista, la directora no fascina pero sí entretiene con las andanzas de estos hermanos desnortados que sufren y padecen porque sus relaciones afectivas se van al garete y no saben controlar sus emociones. Si el personaje de Paradis se angustia porque su hijo pequeño quiere marcharse a vivir con el padre, el chico bebe demasiado y tiene tendencias suicidas y la última en discordia se mete en problemas porque no domina su ira.

Hay momentos simpáticos y otros un poco tontos en esta película “feel good” en la que el centro de la discordia es una abuela moribunda y amnésica con la que nadie sabe qué hacer cuando se queda viuda. Tras unos años en los que todos han vivido distanciados, la demencia de la anciana se convierte en la catarsis que propicia la inevitable reconciliación. A nadie le cambiará la vida ver Foto de familia y es indiscutible que la directora abusa por momentos de tópicos y de sentimentalismo, en un momento dado (la caída en el Sena del creador de videojuegos) incluso engaña de manera artera, pero es una película que transmite calidez y derrocha simpatía.

@juansarda