El festival de Málaga llega a su fin, 22 películas después, que son muchas más que demasiadas, y buen cine en la retina del espectador atento. Estas dos últimas jornadas la sección oficial ha decaído, quizá es normal, pero el certamen ha seguido manteniendo, por lo general, un nivel de calidad aceptable. La película que ha cerrado Málaga ha sido Sordo, un wéstern ambientado en la inmediata posguerra española que es una adaptación del cómic homónimo de David Muñoz y Rayco. El director Alfonso Cortés Cavanillas logra un filme oscuro de tono apocalíptico, con el Sin perdón de Eastwood como referente claro, para contar la huida, quizá imposible, de un guerrillero republicano que se embarca junto a otros excombatientes en una improbable invasión de España para echar a Franco.

Interpretada con aplomo por Asier Etxeandía, el protagonista se queda sordo como indica el título después de una explosión y lo mejor del filme es el diseño sonoro, que reproduce la inquietud y la angustia del desdichado protagonista. Condenado a vagar por los montes asediado por una improbable francotiradora rusa con mucha mala uva y una guarnición de soldados del gobierno franquista, la película juega la baza de la acción y los tiros para conquistar al espectador. Con ecos de Eastwood pero también de Tarantino o de ese mítico Acorralado de Stallone, la película se alarga demasiado y, por momentos, su fotografía lóbrega no ayuda.

¿Qué te juegas?

Con el tiempo, Leticia Dolera ha ido perfeccionando un personaje de “payasa” que se le da de maravilla. Deslenguada y más mundana que vulgar, la actriz interpreta a una monologuista de un club alternativo sin muchas expectativas de éxito. Su suerte cambia cuando consigue que una rígida ejecutiva del sector naviero (sensacional Amaia Salamanca) se ría por primera vez en su vida y su atractivo hermano (Javier Rey), la contrata para que la seduzca y así ganar una apuesta que le permitirá que la junta de accionistas invierta en uno de sus inventos. Tiene gags muy graciosos como el consejero indio y está contada con un ritmo endiablado haciendo de esta ¿Qué te juegas? Un gozoso espectáculo.

La mexicana Las niñas bien ha sido presentada con notable éxito. Adaptación de una novela de Guadalupe Loaeza y dirigida y escrita por Alejandra Márquez Abella vendría a ser una versión satírica de la Roma de Cuarón. Protagonizada por Sofia una mujer fantasiosa que, para evadirse de la realidad, sueña con “ser novia de Julio Iglesias y vivir en El Corte Inglés”, trata sobre la ruina económica de una familia acomodada vista a través de sus ojos. Ambientada en los años 80, la directora realiza un filme con ecos de aquel Mujeres de George Cukor de 1939 para presentarnos un universo femenino marcado por la frivolidad más absoluta y el derroche. Cuenta una historia interesante, la caída de la tradicional clase alta mexicana a favor de las pujantes clases financieras, bien conectadas con Estados Unidos y con un sentido menos patrimonial del país. Muy bien rodada, la película explica con acierto y vitriolo una tragedia humana.

No se me ocurre nada bueno que decir sobre Yo, mi mujer y mi mujer muerta, de Santiago Amodeo. Trata sobre un señor argentino (Oscar Martínez) que viaja a Marbella para esparcir las cenizas de su amada esposa para descubrir en España que tenía una doble vida. Muy mal rodada y con un argumento por momentos ridículo, sin duda el andaluz ha vivido tiempos mejores.

@juansarda