Elena Trapé y Alexandra Jiménez en el rodaje de Las distancias. Foto: Sherlock Films

Han pasado ocho años desde que Blog (2010) se convirtiese en una de las películas revelación de la temporada. En medio sucedió esa terrible crisis que según Elena Trapé "frustró la esperanza de toda una generación" y ahora la cineasta catalana regresa a las pantallas después de ganar en primavera la Biznaga de Oro a la mejor película en el Festival de Málaga. Las distancias cuenta la historia de unos viejos amigos en el momento en que dejan de serlo o por lo menos en que se dan cuenta. Trata sobre un treintañero perdido en Berlín que sobrevive a base de pequeños trabajos de publicidad (Miki Esparbé) que recibe con más disgusto que alegría la visita de su viejo grupo de amigos de la universidad. La más entusiasta, una antigua novia (Alexandra Jiménez) que observa atónita como el homenajeado les deja tirados en su propia casa mientras las relaciones del grupo quedan aniquiladas. Con un tono si no triste sí al menos melancólico, Trapé retrata en su filme a unos personajes que casi al modo existencialista podría decirse que son víctimas de su propia libertad. Con grandes interpretaciones y momentos de una gran intensidad dramática, Las distancias es una película sobre personajes con "dificultades para afrontar la madurez" en una de esas reuniones de amigos donde uno se expresa "sin filtro".



Pregunta.- Después de una película tan generacional y personal como Blog, ¿siente la necesidad de volver a hablar de historias que la afectan de manera directa?

Respuesta.- Necesito generar un vínculo, una emoción directa, con mis películas. Blog tenía mucho que ver con mi relación con mi grupo de amigas del instituto. Ahora estamos hablando de los amigos de la universidad y es otro momento tanto vital como político y económico. Las distancias es una película sobre la decepción, tanto en las relaciones personales como con las perspectivas vitales que frustró la crisis. Sin duda, es algo en lo que yo me reconozco.



P.- Un amigo mío dice que Berlín es el lugar al que van a parar todos aquellos que no han triunfado en España en busca de una segunda oportunidad. ¿Qué opina?

R.- Es un poco cruel pero tiene gracia. Berlín te permite quedarte en el limbo, sobre todo para aquellos que llegaron antes de que se masificara y consiguieron alquileres muy baratos. Mientras París y Londres eran y siguen siendo carísimas, Berlín era realmente "la ciudad" a principios del milenio porque estaba el movimiento de los clubes, pero también de exposiciones, arte... Y además se podía vivir por un precio relativamente bajo y encima había ayudas del Estado. La única barrera es el idioma pero es una ciudad en la que te podías quedar colgado. Ahora ya no es lo mismo, la ciudad se ha gentrificado y no existen apartamentos de tres habitaciones por 400 euros.







P.- ¿Diría que ese escurridizo protagonista (Esparbé) es una de esas personas que dice que se han quedado en el limbo?

R.- El va tirando. Es el típico gracioso con algo de talento que no ha triunfado pero tampoco ha fracasado. Se saca un dinero como modelo y otro diseñando una web cutrilla y parece que le va bien las dos veces al año que vuelve a Barcelona. En realidad es igual de gris que los demás porque no se trata de dónde estés sino de lo que estás haciendo con tu vida. Luego sucede con frecuencia con estos emigrantes que tienen una actitud desdeñosa hacia España y dicen cosas como que Barcelona es cutre y Madrid de pueblo.



P.- En general no hay un retrato muy halagüeño de nadie. ¿Quería cargar contra los suyos?

R.- Es cierto que lo que todos tienen en común es la cobardía y la inmadurez, pero también quise que ninguno de ellos fuera malo. Se pueden comportar de una manera muy mezquina y muy cobarde pero creo que todos nos podemos sentir identificados porque en algún momento hemos evitado los problemas de la misma manera. No quería juzgarlos ni hacer un juego de buenos y malos porque todos tenemos momentos. Lo bueno de las reuniones de amigos es que se pueden explotar muy bien en el cine porque tienen esa cosa como de sin filtro.



P.- ¿Se reproduce en la esfera íntima la misma dinámica de triunfadores-perdedores de la vida pública?

R.- Es algo que siempre ha estado presente, establecer quién es el triunfador y quién no. De todos modos yo no quiero hacer un análisis sociológico sino reflejar la parte íntima de cómo se vive una decepción. Para mi generación parecía que estaba claro que se iban a conseguir una serie de cosas que después ha resultado que no es así. A una determinada edad todo el mundo esperaba dar el salto a una mayor comodidad y después muchas veces ha resultado que no es así.



P.- ¿Diría que es una película melancólica?

R.- El hecho de crecer implica melancolía, se trata de sumir decisiones, que el tiempo pasa y ya no eres tan joven… Los personajes puluan alrededor del desencanto y en todos ellos hay una pulsión infantil de continuar la fiesta y no enfrentar la madurez.



P.- Cada vez hay más mujeres dirigiendo, ¿cómo lo valora?

R.- Dentro de lo que sería la obra de alguien, el género es un elemento más. El tema de la mujer es muy complejo, es estructural, y no solo es un problema del cine. No hay los mismos sueldos en todos los ámbitos. Creo que ha habido un gran avance en las aulas, donde sí hay más igualdad, que después no se traduce en el mundo laboral y en las oportunidades. Por otra parte, a muchos hombres les sigue costando leer a escritoras o consideran que hay películas "de mujeres". Sigue habiendo muchos prejuicios pero es cierto que ahora es más fácil que antes dirigir cine para una mujer. Estamos viendo cosas emocionantes.



@juansarda