Onassis y Callas en el filme de Tom Volf

El documental Maria by Callas, de Tom Volf, trata de iluminar la personalidad de la diva del bel canto a través de cartas y entrevistas inéditas que establecen una complicada dualidad: la existente entre la persona, Maria, y la artista, La Callas.

Cuatro décadas han trascurrido desde la muerte prematura de Maria Callas a los 58 años, víctima de una crisis cardíaca. Ninguna soprano ha sido capaz de levantar desde entonces una carrera que se equipare en popularidad y mística a la de la cantante griega nacida en Estados Unidos en 1923. Y no es que no haya habido candidatas en el mundo de la lírica durante este tiempo, incluso algunas que igualaban o superaban la calidad de su voz. ¿Qué fue entonces lo que la convirtió en La Diva del siglo XX, en un fenómeno que aún perdura si atendemos a las ventas discográficas de música clásica? Quizá el misterio se explique a través de las inmensas dosis de personalidad, del gran sentido de la musicalidad y de la inigualable capacidad interpretativa que poseía. O porque su corta pero intensa trayectoria estuviera marcada por un cambiante carácter sometido a las cuestiones del corazón. O precisamente por su controvertida relación con el armador griego Aristóteles Onassis, que la abandonó para casarse con Jackie Kennedy -aunque en los últimos años de su vida se arrepintiera de haberla dejado y retomaran la relación tras pedirle perdón-. Sea como fuere, el mito sigue aún vivo.



Antes de que acabe el aniversario de su muerte llega a las salas españolas, este viernes, el documental Maria by Callas que pretende iluminar los claroscuros de la personalidad de la diva del bel canto. El filme establece una dualidad entre la persona, María, y la artista, Callas, una cuestión que abre el documental y que funciona como tesis del mismo. En una entrevista no emitida con Barbara Walters en CBS, realizada unos tres años antes de su muerte, la soprano expresa su arrepentimiento por no haber tenido un hijo o una vida familiar, que era lo único importante desde su punto de vista, y por lo que habría renunciado gustosamente a su carrera. "Por eso la película se llama Maria by Callas y por eso están esas declaraciones al principio", explica a El Cultural el director Tom Volf. "Cuando conoces esa dualidad, entiendes que toda su vida significó el sacrificio de una por la otra o, más exactamente, el intento de aunar esas dos vertientes".



A lo largo de tres años, Volf recorrió el mundo en busca de material audiovisual excepcional sobre Maria Callas y encontró auténticos tesoros, gracias a amigos y admiradores: películas privadas en Super 8 y 16 mm, fotos inéditas, grabaciones pirateadas de sus actuaciones, cartas íntimas y entrevistas pérdidas. También buceó el director en los archivos de instituciones y bibliotecas. "Cuando conseguí reunir todo el material que consideré necesario me enfrenté a la difícil tarea de encajar todas las piezas del puzle", asegura el cineasta, que decidió que había que restaurar y colorear la mayor parte del material para atraer el interés de las nuevas generaciones. "Además me impuse una condición desde el principio: nadie, aparte de ella, iba a contar la historia. Lograrlo fue todo un desafío".



El documental carece de narrador y no se han recabado opiniones de expertos, amigos o colaboradores de la artista para la ocasión, aunque sí que hay contadas declaraciones de algunas de sus personas más íntimas, como es el caso de su profesora Elvira de Hidalgo o del director italiano Pier Paolo Pasolini -con el que rodó una versión de Medea en 1969-, en cualquier caso extraídas de material de archivo. El hilo narrativo se engarza en la voz de Callas, ya sea a través de ella misma en las numerosas entrevistas que se utilizan en el metraje o de las cartas que envió a familiares y amigos, en particular sus cartas de amor a su primer marido, Giovanni Battista Meneghini, y a Aristóteles Onassis. Estas cartas llegan al espectador a través de la voz de la actriz francesa Fanny Ardant.



Pero el gran descubrimiento para Volf fue, sin embargo, una entrevista con David Frost realizada en 1970 que se encontraba inédita y perdida y que permitió que encontrara la estructura definitiva para el filme. "Toda la película se articula alrededor de ella", explica el director. "Maria se dirige en esta entrevista a nosotros, nos interpela sin ningún filtro y se entrega con una sinceridad desconcertante. Se muestra divertida, sensata, se quita la máscara y aparece vulnerable y tremendamente independiente. Su físico tiene aquí un lado intemporal que nos permitía que estas imágenes fueran la columna vertebral del documental y que todo lo demás se contara a modo de flashback".



Aunque la película introduce contadas interpretaciones de Maria Callas, todas ellas están relacionadas con los momentos más destacados de su vida y además se incluyen completas. "Prefería que no cantara demasiadas arias porque no se trataba de establecer una discografía filmada de La Callas, sino que se vieran arias relacionadas con los momentos más destacados de su vida, como si fueran una metáfora". Así, Casta Diva de Bellini se inserta a su llegada a París en 1958, la Habanera de Bizet en el momento de su historia con Onassis, y cuando termina la relación, otra vez Bellini con La Sonnambula.



En estos fragmentos el espectador, escuchando y observando la magia de la interpretación, está cerca de desentrañar el misterio de Maria Callas. ¿Pero es eso posible? "No lo creo", asegura Tom Volf. "Pero tampoco creo que sea necesario. Fanny Ardant suele desafiar a la gente a que se meta en una habitación oscura y que trate de no sentir ninguna emoción mientras escucha la voz de Maria Callas. Siempre gana la apuesta y eso es en realidad lo importante".



@JavierYusteTosi