Ramon Salazar durante el rodaje de La enfermedad del domingo

El director malagueño compite en la sección Panorama de la Berlinale con La enfermedad del domingo, que llega a las salas el 23 de febrero. La película aborda el reencuentro de una madre, interpretada por Susi Sánchez, con la hija que abandono de niña, a la que da vida Bárbara Lennie. Un duelo interpretativo de altura.

Han pasado más de quince años desde que Ramón Salazar (Málaga, 1973) debutara en la Berlinale con Piedras (2002), un filme que sigue manteniendo hoy una energía y una frescura desbordantes. Tres lustros en los que Salazar nos ha conmovido con otras películas tan rigurosamente personales como 20 centímetros (2005) o 10.000 noches en ninguna parte (2013), sin olvidar sus exitosas incursiones en el cine más comercial con los guiones de las muy populares Tres metros sobre el cielo (2010) y Tengo ganas de ti (2012). Ahora vuelve al Festival de Berlín, que arranca hoy, para competir en la sección Panorama con La enfermedad del domingo, que llega a las salas españolas el viernes 23 de febrero. Cuenta la película la historia de un reencuentro, el de una madre (Susi Sánchez) con la hija que abandonó cuando era una niña (Bárbara Lennie), traumatizándola de por vida. Con estos mimbres, Salazar crea un apasionante duelo entre dos actrices crecidas para la ocasión. Un filme hermoso y a veces triste en el que el director aborda asuntos de calado como la maternidad, el sentimiento de pérdida o la irreversibilidad de nuestras decisiones.



P.- ¿Quería que La enfermedad del domingo tuviera algo que casi parece irreal?

R.- Cuando construimos ese mundo visual con el director de fotografía pensamos que la película bien podría ser una especie de redención del alma de los personajes, pero que en realidad podría no haber ocurrido. Chiara le propone a su madre pasar diez días juntas, pero su madre no acepta. Entonces no es que fuese un sueño, pero era una posibilidad. Por otra parte, hay algo fantasmal. Casi no hay gente en ningún sitio, los restaurantes están vacíos… hay una ambiente postapocalíptico alrededor de ellas. ¿Son reales estas calles vacías, estos restaurantes en los que no hay comensales? A partir de la mitad de la película incluso desaparecen los secundarios. Se trata de que la estilización de la puesta en escena apoye la idea de que podía ser el deseo de una hija tras ser abandonada.



P.- Ya van dos películas seguidas sobre hijos abandonados por sus padres. ¿Cuál es el motivo?

R.- Yo de pequeño siempre tenía una angustia enorme porque pensaba que me iban a abandonar mis padres y esa sensación se agudizaba aún más el domingo, no sé por qué. Según la psicología el abandono de una madre trasmite al hijo el mensaje de "no vivas" o "no mereces vivir". Sin embargo, el abandono de un padre deja un mensaje muy distinto. Cuando una madre deja a su hijo o a su hija, es como si también le quitara la vida y esto es un poco de lo que va La enfermedad del domingo. Ese es el motivo por el que Chiara busca a su madre. Es un mensaje tremendo, brutal.



P.- ¿Son esas "malas madres" un tabú en una sociedad católica como la nuestra?

R.- Susi Sánchez estuvo totalmente involucrada en el proceso de escritura de la película. Hablábamos mucho del tema de las malas madres, que nos parecía fascinante. Me interesaba que no hubiera una explicación. Lo único que llega a decir en la película es "yo quería más". Y al final, en su edad adulta, se da cuenta de que quería más, pero nunca fue suficiente. Hay una cosa y es que nunca hablan de los temas de la película. Prácticamente nunca hablan del abandono ni de la enfermedad. Son personajes que nunca hablan de lo importante. Al mismo tiempo, ese reencuentro es una gran liberación. Aunque sea una situación muy dura, es una especie de regalo. Hay un punto en el que al menos el dolor es real, y en el caso de la madre, es casi como el castigo que estaba esperando.



P.- ¿Qué pintan los hombres en ese mundo femenino?

R.- Cuando había conflicto en mi casa mi padre siempre repetía que él era la figura de autoridad. Pero, ¿qué ocurre si se cuestiona esa autoridad? En mi cine siempre he intentado denostar la figura masculina. Creo que en esta película sobre todo ocurre eso. Claramente los personajes han hecho lo que les ha dado la gana en la vida sin tener esa figura paterna para arroparlas.



Susi Sánchez y Bárbara Lennie en La enfermedad del domingo

P.- ¿Estamos condenados a cargar con nuestras acciones del pasado?

El pasado no es una cosa que se pueda cambiar, es algo que va contigo aunque te vayas a vivir a Australia. Hay algo muy descabellado en lo que acepta esa madre. Aparece su hija 35 años después y le propone que se vayan unos días a una casa en el campo. ¿Y si la quiere matar? Ella sabe que esa es una oportunidad de enmendar el pasado. Aunque sea muriendo o lo que no se sabe muy bien qué le vaya a proponer la hija. Por eso acepta, es consciente de que ese es su destino. Por eso también hablamos de que es un deseo tan profundo que a lo mejor nunca ocurre, pero si ocurre mil veces en tu imaginación.



P.- ¿Cómo fue el trabajo con las actrices?

R.- Con Susi trabajé dos años en el guion y tuvo una implicación profundísima en la película. Bárbara Lennie estaba vulnerable, emocionada… era como ver trabajar a una niña pequeña. Bárbara al principio no estaba segura, porque es más joven que el personaje, pero en cuanto hizo la prueba me dejó alucinado. Llegó, hizo la prueba y fue espectacular. Después llegué a la conclusión de que era mejor que yo trabajara con cada una de ellas por separado. Le iba dando claves a una que la otra desconocía. Lo interesante era ver a dos actrices tan distintas que poco a poco se van engrasando a través de sus personajes, Como madre e hija se van ecualizando. Fue interesante no juntarlas, no hacer que se conocieran.



@juansarda