Image: El extravagante origen de ciertas películas

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Cine

El extravagante origen de ciertas películas

17 mayo, 2016 02:00

Una imagen del videojuego Angry Birds

El estreno el pasado viernes de la adaptación cinematográfica del videojuego para dispositivos móviles Angry Birds nos invita a repasar el raro e inesperado origen de algunas películas. Todo vale para despertar a las musas.

El pasado viernes se estrenaba la adaptación cinematográfica de Angry Birds. Este popular videojuego de plataformas ha experimentado un enorme éxito de descargas en todo el mundo, motivo más que suficiente para que un directivo cualquiera de Hollywood posara sus codiciosos ojos en los famosos pájaros de la compañía Rovio Entertaiment, quizá más interesado en la venta de merchandising que en cualquier posibilidad artística que ofreciera el proyecto.

Si bien es cierto que la adaptación de videojuegos es una práctica habitual dentro de la industria del cine, hay dos factores que convierten a esta película en un caso particular. En primer lugar, Angry Birds es un producto destinado casi exclusivamente a dispositivos móviles cuando normalmente se adaptan las grandes franquicias de las videoconsolas de sobremesa como Playstation o Xbox. En segundo término, el argumento del juego es raquítico y más o menos se puede resumir como una inexplicable batalla entre pájaros que no pueden volar pero que tiene diversas y estrafalarias habilidades bélicas y una horda de cerdos (¿cerdos?) de color verde. El motivo de la disputa entre unos y otros es el hurto de unos huevos (que no es poca cosa si eres un ave, claro). El usuario, a través de un tirachinas, tiene que lanzar a los pájaros, previo cálculo de la trayectoria adecuada, para golpear a los estáticos cerdos que se distribuyen por los casi infinitos niveles del juego, y de esta manera acabar con ellos.

Jon Vitti, autor de varios episodios de Los Simpson, ha sido el encargado de desarrollar la historia de esta película que han rodado los desconocidos Clay Kaytis y Fergal Reilly y que en líneas generales ha recibido críticas aceptables. "Contábamos con un par de elementos: por una lado, la premisa cómica básica del choque de dos culturas, y, por otro, cómo llegaron a enfadarse los pájaros", explica Fergall Reilly. "Jon Vitti tomó esa premisa y escribió un guion divertidísimo. Y cuando estás dispuesto a aceptar de buen grado la tontería inherente de esa premisa, resulta más fácil crear personajes verdaderamente graciosos y atractivos". Por tanto, como reconoce el propio director de la cinta, el punto de partida de la película es una tontería supina.

Pero en la historia del cine ha habido un buen número de películas que han tenido premisas tan o más extravagantes que la que acabamos de relatar. Aquí desglosamos algunas de ellas:

Adaptando a Hopper: Shirley. Visiones de la realidad (2013)

Arriba un fotograma de Shirley. Visiones de la realidad. Debajo, la obra de Edwar Hooper que homenajea, Western Motel

La pintura, como no podía ser de otra manera, ha influido en las apuestas estéticas de innumerables cineastas, normalmente para adecuar el estilo visual de una película a una determinada época histórica. Así, por poner tres ejemplos, Vicente Minelli se inspiró en los impresionistas en Un americano en París, Pier Paolo Pasolini se valió de la pintura medieval italiana para su adaptación de El Decamerón; y Stanley Kubrick utilizó la luz de Vermeer y el claroscuro de Rembrant en Barry Lyndon. Sin embargo, nadie había llegado tan lejos como Gustav Deutsch en Shirley. Visiones de una realidad. El director austríaco hace un homenaje a Edward Hopper y para ello no solo fotocopia en cada plano alguno de los cuadros del pintor norteamericano sino que la trama de la película gira alrededor del tema básico de su obra: la soledad.

Por tanto, en Shirley. Visiones de la realidad Edward Hopper no es el medio a través del cual epatar con el público sino el origen y fin mismo de la propia película, que pretende dilatar la esencia del pintor en una película de 90 minutos. Un ejercicio estimulante visualmente pero no del todo satisfactorio, lastrado en parte por el concepto y por una estructura demasiado esquemática.

Adaptando un juego de mesa: Battleship (2012)

Imagen de la caja del juego de mesa Hundir la flota. Al lado, el cartel de la película

¿Quién no ha jugado alguna vez a Hundir la flota?

- A-9
- Agua. Me toca: C-7
- Tocado. ¡Qué suerte tienes, grumete! A-8
- Agua, jajajaja... No das una. Prepara el bote salvavidas que ahí voy: C-6
- Hundido. Me cago en...

Básicamente en eso consiste Hundir la flota, en adivinar las posiciones de los barcos del contrincante en un tablero dividido en casillas. Nada que ver, o solo ligeramente, con la adaptación cinematográfica que pergeñaron entre Universal Pictures y la compañía de juguetes Hasbro, ínclitos responsables de tal aberración y de otras como Trasformers. Porque, si bien es cierto que no hay referencias temporales o temáticas implícitas en el juego de mesa que puedan limitar su argumento, tampoco había necesidad de introducir alienígenas en la trama, de fichar a los actores más desastrosos del momento (Taylor Kitsch, Alexander Skarsgard, Rihanna, Broklyn Decker...) o de poner al mando a un director tan limitado y funcionarial como Peter Berg, autor de la decepcionante Hancock y la insulsa The Kingdom. Al final la única semejanza entre la mecánica del juego y los acontecimientos que ocurren en pantalla es que el buque de guerra en el que los protagonistas luchan contra los alienígenas tiene que operar a ciegas. Y poco más.

A pesar de ser impecable en todos los apartados técnicos, ¡Agua!, la película naufraga en la dirección, ¡Tocado!, en las interpretaciones, ¡Tocado!, y por supuesto en el guion, ¡Hundido!

Adaptando un libro inadaptable: Tristram Shandy: A Cock and Bull Story (2005)

Retrato de Laurence Sterne a la izquierda. Una imagen de la película a la derecha

La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy (1759-1767) de Laurence Sterne es una de las novelas más singulares de la historia de la literatura ya que vulnera por completo la tradición narrativa clásica. No en vano Sterne era admirador de Cervantes y El Quijote. Por ello empleó grandes dosis de ironía en la elaboración de esta biografía, frustrada por continuas digresiones que impiden avanzar tras cientos de páginas del inicio de las mismas: el nacimiento del propio Tristram Shandy. Construida como una sátira llena de humor y con un estilo caótico y desenfadado, cualquier tentativa de llevar este relato al cine parecía condenada al fracaso.

Sin embargo, el director británico Michael Winterbottom, autor de 24 Hour Party People o 9 Songs, en compañía de sus socios habituales, el actor Steve Coogan y el guionista Frank Cottrell Boyce, se empeñó en adaptar lo inadaptable y milagrosamente salió airoso de tal empeño. Sin embargo, la película se aleja del libro para, captando su espíritu irónico y caótico, establecer un estudio sobre los mecanismos del cine que lanza sus dardos más afilados contra la narrativa clásica cinematográfica. Cine dentro del cine dentro de los cánones del espíritu humanista de la Ilustración del que hace gala la novela, con un ojo puesto en el texto que adapta y otro en el Fellini de 8 ½ y en el Truffaut de La noche americana. Hilarante y culta a partes iguales. Muy recomendable.

Adaptando una atracción: La saga de Piratas del Caribe (2003-2017)

Una imagen de la atracción Piratas del Caribe. A la derecha una imagen de la película

Jack Sparrow es ya uno de los personajes icónicos del imaginario Disney. Johnny Deep se inspiró para su creación en el guitarrista de los Rolling Stones Keith Richards, en el personaje de los Looney Tunes Pepe Le Pew (ese relamido zorrillo francés al que le va el hibridismo sexual) y en el Errol Flyn de Captain Blood. El actor tenía carta blanca para crear de la nada al personaje que iba a canalizar la adaptación cinematográfica de la atracción de los parques temáticos de Walt Disney Piratas del Caribe. Este divertimento, inaugurado en la década de los 50, consistía en un paseo en bote por escenarios típicos de la piratería. El éxito de la misma se apoyaba en gran medida en el acertado uso de robots, algo a lo que Michael Crichton dio la vuelta de manera apocalíptica y algo terrorífica en Almas de metal.

Aunque la relectura que hicieron de la atracción los guionistas para la película era bastante original, es difícil pensar que no estuviera de alguna manera influida por la piratería cínica y descreída de la novela En costas extrañas, de Tim Powers, y el videojuego The Curse of Monkey Island, de Ron Gilbert, ambos plagados de piratas extravagantes y patéticos, maldiciones ancestrales y elementos del vudú. Pero lo curioso del asunto es que tanto Powers como Gilbert se habían inspirado en origen en la propia atracción de Disney.

Al final Jack Sparrow va camino de estrenar su quinta película de Piratas del Caribe (llega en 2017), una muy rentable franquicia, y también es el protagonista absoluto en la última actualización de la atracción por lo que ya comienza a ser difícil establecer que fue antes, si la atracción o la película.

Adaptando cartas coleccionables: Mars Attack! (1996)

Arriba una de las cartas de Mars Attack!. Debajo, la película de Tim Burton

Acostumbrado a alimentar sus películas con elementos de la tradición romántica y victoriana, aquí Tim Burton se inspiraría en un universo completamente diferente, la pintoresca y llamativa serie de cartas Mars Attack! creada por Wallace Wood y Norman Saunders en 1962 para la empresa Topps. Estos coleccionables narraban la invasión de la Tierra por unos malvados y muy verdes extraterrestres procedentes de Marte. A pesar del éxito inicial del proyecto, la elevada carga de violencia y contenido sexual de las ilustraciones provocó que pronto fuera cancelada, por lo que con el tiempo el precio de algunas de las cartas se disparó, llegando a ser vendidas por cerca de los 3500 dólares.

Aunque la película de Burton no dejaba de tener algún momento de exagerada crudeza, el tono de la misma tiene poco que ver con el de la serie de cartas original, optando más bien por la comedia y la sátira política. Además, la historia corre por otro sendero ya que la creación de Wood y Saunder acababa con la invasión de Marte por parte de los humanos. Al final el director de Ed Wood se valió del diseño de los extraterrestres para hacer un homenaje a las películas de ciencia ficción pulp de los años 50, clásicos como La invasión de los ladrones de cuerpos o Vinieron del espacio.

Adaptando una canción: Extraño vínculo de sangre (1991)

Bruce Springsteen en un concierto y Viggo Mortensen en Extraño vínculo de sangre

Con Extraño vínculo de sangre Sean Penn no solo debutaba en la dirección sino que además escribía el guion de una cinta basada en la canción Highway Patrolman del disco Nebraska de Bruce Springsteen. Cuenta la leyenda que tras 15 o 17 cervezas un Sean Penn de 21 años despertó a Springsteen en mitad de la noche para pedirle permiso para adaptar la canción. Sorprendentemente 'El Jefe' accedió y tras pasar 10 años buscando a alguien que escribiera el guion finalmente el propio actor se decidió a hacerlo por su cuenta.

La canción de 'El Jefe', melancólica, emotiva, sobria y bastante olvidada dentro de su discografía, traza la historia de dos hermanos a los que la vida y la experiencia van colocando en polos opuestos, aunque ninguno de los dos puede cortar el vínculo de sangre que los conecta. Con unos enormes David Morse y Viggo Mortesen al frente de un reparto en el que también encontramos a Valeria Golino, Patricia Arquette, Charles Bronson y Dennis Hopper, la película bebe del cine de Cassavetes y de Scorsese para un relato que oscila entre un humor edificante y una melancólica desesperación, como si se tratara de una canción de blues. Digna adaptación de la canción de Springsteen.

Adaptando un artículo: Fiebre del Sábado Noche (1977)

Así ilustró el New York Magazine el articulo de Nick Cohn (izq). Al lado, un fotograma de la película

En 1975 Nick Cohn publicaba en el New York Magazine un artículo titulado Ritos tribales del nuevo sábado por la noche. El célebre crítico musical se adentraba en las particularidades del fenómeno de la música Disco, un género que comenzaba a arrasar en las discotecas y que llevaba a muchos jóvenes a buscar un trabajo fijo con el único objetivo de liberarse bailando el sábado por la noche. Sus señas de identidad quedaban perfectamente reflejadas en el texto de Cohn, con esos pantalones de campana y esos enormes cuellos de camisa almidonados que permanecían intactos a pesar de los arriesgados pasos de baile que se popularizaron en la época.

La profusión de detalles del artículo sirvió de perfecta base para Fiebre del Sábado Noche, que además fue escrita por el propio Cohn y sirvió de altavoz proselitista de la música disco, convirtiéndose en un fenómeno de talla mundial.