Pier Paolo Pasolini

La Filmoteca Nacional proyecta hoy en Madrid la película Pasolini: la verdad oculta, filme prohibido en Italia sobre el asesinato del mito cuando se cumplen 40 años de su muerte.

Hace un mes escaso, se cumplían 40 años del trágico asesinato del escritor, poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini. Figura central de la cultura europea del siglo XX, el carismático artista e intelectual murió literalmente a palos una noche del 2 de noviembre en la playa de Ostia, a las afueras de Roma. Hasta la fecha, el único condenado por el crimen ha sido Pino Pelosi, entonces un adolescente de 17 años, quien mantenía una relación sentimental con Pasolini en el momento de su muerte. La historia oficial, hasta hace no mucho, decía que se habían conocido esa misma noche, que el director de cine lo invitó a dar una vuelta y que cuando trató de sobrepasarse éste se vengó propinándole una paliza mortal y atropellándolo después con su propio coche.



Pelosi cambió su declaración hace una década y dijo que la muerte del cineasta había sido una emboscada tendida por otros que le ofrecieron dinero a cambio de "vender" al autor de obras maestras como Mamma Roma (1962), Accatone (1961) o El evangelio según San Mateo (1964). Como explica el director del filme Federico Bruno, cuatro veces se ha abierto la investigación y las cuatro se ha cerrado a toda prisa haciendo caso omiso de palmarias evidencias como la dificultad de que el joven Pelosi propinara semejante tunda a un hombre fornido y experto en artes marciales como Pasolini, el jersey desconocido que se encontró en el coche o los testigos oculares que esa noche vieron a varias personas y como mínimo otro vehículo.



En cualquier caso, el artista formaría parte de una larga lista de personas asesinadas ese mismo 1975 por motivos políticos, un año en el que tanto las Brigadas Rojas como grupos fascistas impusieron la ley del terror y donde el propio Estado italiano, con conexiones con la Mafia, llevó a cabo su propia represión sanguinaria. "Creo que en ningún país del mundo han matado a tantos periodistas como en Italia. El asesinato de Pasolini es solo la punta del iceberg".



La muerte de Pasolini, como la de Kennedy, sigue envuelta en misterio cuarenta años después y de hecho casi nadie cree que Pelosi fuera un lobo solitario como Oswald. Son varios los libros que han planteado hipótesis alternativas a la versión oficial como Profundo negro, de Giuseppe Lo Blanco y Sandra Rizza, o Masacre de un poeta, de Simona Zecchi, en los que se ha basado Nero para realizar su filme, además de pasarse él mismo dos años investigando durante los que vio en numerosas ocasiones a Pelosi. Dice Bruno que en esos dos años, él llegó más lejos que los cuatro magistrados del caso y que han sido los periodistas los únicos que se lo han tomado en serio. Pasolini, la verdad oculta, sigue inédita en Italia dos años después, según su director por presiones políticas, y desde luego nadie había llegado tan lejos a la hora de señalar a los servicios secretos italianos como ejecutores del homicidio, solos o en consonancia con el Vaticano, los líderes de Democracia Cristiana e incluso la CIA.



El filme, bien narrado e interpretado por Alberto Testone, narra el último y frenético año del cineasta, en el que rodó su película más polémica, Saló, los 120 días de Sodoma, se enfrentó a la izquierda a costa de su rechazo al aborto y, sobre todo, investigó a fondo la muerte del empresario Enrico Mattei en 1962, presidente de la petrolera Eni, quien tenía la intención de mantener a la compañía pública en manos italianas y a salvo de las multinacionales americanas.



El actor Alberto Testone caracterizado como el gran cineasta italiano

Petróleo se llamaba precisamente ese manuscrito desaparecido para siempre porque fue robado de casa del artista a los pocos días de su asesinato. Y según Bruno, con Petróleo, Pasolini firmó su definitiva condena de muerte con sus explosivas acusaciones contra altos cargos del gobierno italiano y sus manejos sucios con la curia. "Quien toca el petróleo acaba muerto en Italia y no solo en Italia. Mattei se reveló contra las multinacionales de la energía y el establishment económico del país al querer mantener Eni como una empresa pública y para impedirlo, lo mataron. En mi país el que se enfrenta frontalmente al sistema acaba muerto".



El libro fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los poderes italianos porque Pasolini, amigo del escándalo y de decir "NO" a todo, ya era un personaje incómodo por su compromiso intelectual y artístico, contra toda verdad asumida, que le propiciaron el odio de la burguesía, la derecha o los propios comunistas, que lo echaron del partido por su homosexualidad.



"La poesía de Pasolini hoy se estudia en las escuelas pero ha costado casi 40 años", explica Bruno. "Propuse al alcalde de Roma que le levantaran una estatua en su aniversario y me dijo que no era conveniente. Sigue siendo una figura muy conocida e influyente en Italia pero hay mucha gente que aun lo odia".



Hace no mucho, Abel Ferrara estrenaba su propio Pasolini, donde veíamos al genio en la piel de Willem Dafoe. En aquella película, Ferrara presentaba a un hombre de una integridad artística a prueba de bomba absolutamente concentrado en su trabajo que por las noches practica orgías con jóvenes desheredados. Nero considera que la película de Ferrara insiste en ese Pasolini perverso que algunos sectores quieren pintar, el hombre descontrolado que se "buscó" su propia desgracia persiguiendo a jovencitos. En su película, se mantiene intacto el Pasolini profundamente comprometido con su trabajo pero sus relaciones sentimentales son vistas bajo una luz muy distinta. Es decir, en la película italiana, el cineasta vive una relación romántica en toda regla con Pelosi y más que la máquina sexual de Ferrara parece un doncel enamorado.



Porque Pasolini, la verdad oculta, nos cuenta una historia distinta. Pelosi ya no es culpable sino víctima: "A él lo engañaron. Sabía que iba a pasar algo peligroso pero no que lo matarían. Se prestó al engaño pero el engañado acabó siendo él mismo porque jamás pudo imaginar que, además, le endosarían el muerto. Lo amenazaron con que harían daño a su familia. Pelosi es una persona muy débil, con una educación mínima y no demasiado inteligente. Era el señuelo perfecto". La historia es complicada y en la trama el cineasta, avalado por algunas investigaciones periodísticas, mezcla un robo de negativos de Saló que se había producido días antes. Al parecer, Pasolini fue a Ostia, un lugar remoto y perfecto para un crimen, bajo el engaño de que le devolverían las cintas.



En cualquier caso, Pasolini sigue brillando como una de las figuras artísticas e intelectuales más importantes del siglo pasado. "Hoy ninguno de los grandes directores de cine europeos sería tan valiente como lo fue él. Podría haberse dedicado a dirigir películas y escribir novelas pero quiso cambiar Italia y eso en Italia se paga con la vida", afirma Nero.



@juansarda