Noche, oscuridad, calor. Cine de verano en la plaza del pueblo. Una de tiros, de amores prohibidos, de aventuras míticas... De Jamón, Jamón a Lawrence de Arabia, escritores, artistas, cineastas, músicos, actores y directores teatrales recuerdan aquí aquella película que vieron en plena ola de calor.

La película Tiburón podría sintetizarse en una sola secuencia, el agua azul turquesa de la playa, la punta de una tabla de surf y la banda sonora amenazante que abre paso a la bestia. Siempre la he visto en verano, sugestionada luego, cuando vuelves a poner los pies dentro del agua, por si existe alguna posibilidad que se repita en el mar Mediterráneo por algún tiburón blanco extraviado.



La experiencia física en la película es muy fuerte, finalmente un tiburón de fibra y cartón es más real que un holograma dibujado en 3D, aunque a decir verdad la sensación de realidad que provoca Spielberg es a través de lo que no muestra, de lo que sugiere. Es muy interesante ver que finalmente lo real acontece en nosotros, no en la pantalla.



Creo que la atmósfera de Tiburón, su ritmo y todo lo que no ves sigue siendo sugerente y masticable.

Nacida en 1978 en Alcoy, Valencia, la artista Nuria Fuster es una de las nuevas voces volcadas en la escultura. Su trabajo se centra en la proximidad de los objetos realizando composiciones deconstructivas que poseen una gran carga de seriedad formal. Actualmente vive en Berlín.