Fotograma de Pelo malo, de Mariana Rondón.

Se venía intuyendo que el Festival de San Sebastián de este año iba a tener un importante acento latinoamericano. A principios del certamen, la venezolana Pelo malo ya suscitaba entusiasmo con su audaz retrato de las clases humildes de Caracas. Más adelante, Club Sándwich, del mexicano Fernando Eimbcke, seducía con su retrato de la casi incestuosa relación entre una madre y su hijo. No deja de ser curioso que ambas películas partan de un esquema similar, esto es, una madre y su hijo, aunque en ambientes y contextos muy distintos. La primera ha ganado la Concha de Oro, la segunda el premio al mejor director. Son premios justos. Podrían haber sido otros, pero es también una forma de honrar a una cinematografía muy próxima a San Sebastián por la que el festival apostó cuando no estaba de moda en Cannes o Venecia y que hoy muestra una vitalidad que la convierte quizá en la más interesante del mundo.



El Premio Especial del Jurado ha sido para La herida, debut de Fernando Franco. Trata sobre una chica con una enfermedad psiquiátrica que se debate en su propia angustia mientras lucha por comunicarse con un mundo exterior que le resulta problemático. Rodada en un casi perpetuo primer plano de la actriz, Marián Alvárez, galardonada como mejor intérprete femenina, es una película visualmente interesante pero que ejemplifica a la perfección ese cine de autor español ensimismado y psicologicista que no creo que conduzca a ninguna parte. Si la intención era premiar a la rara, ningún problema, pero La herida es una película bastante vacía. Dicho esto, ha sido un San Sebastián digno pero no extraordinario en el que la sección oficial ha ofrecido algunos títulos interesantes (básicamente Club Sandwich, Pelo malo, Quai D'Orsay, Caníbal y Enemy, de Denis Villeneuve, la gran olvidada) pero demasiadas películas mediocres como la de Dupeyron, la inenarrable October, November, o el doblete de Colin Firth, Condenados y El largo viaje, muy fallido. No está claro si no había mejores películas o qué, pero a eso ha habido que sumar un bajón importante en personalidades. Las actividades de industria han funcionado muy bien y parte del pequeño traspié ha tenido que ver con la pésima situación del cine español. Tras una 60ª edición excelente, esta vez el Festival debe conformarse con un notable. Quizá es que estábamos demasiado bien acostumbrados.



Pelo malo cuenta la relación entre una madre de empleos precarios como vigilante de seguridad que hace lo que puede para tirar adelante a sus dos hijos: el protagonista, de nueve años, y un bebé. Pero no se trata de un drama social sino de puro neorrealismo al estilo comedia italiana en la que vemos a una señora pobre e ignorante que está espantada por lo que percibe como excesivo afeminamiento de su hijo. Este es un chaval obsesionado con bailar y cantar y sobre todo, con su pelo rizado, que le aleja de sus ídolos. Los intelectuales serios quizá piensan que el pelo es una tontería pero el pelo es muy importante, y la directora Mariana Rondón construye un sutil retrato de cómo afecta el racismo a quienes lo padecen. Es difícil hablar de estas cosas, pero a quienes dicen todo el día que son peores muchas veces terminan por creerlo, ahí están esas mujeres africanas que se destrozan la cara para blanquearse. Es cierto que Pelo malo es una película muy deudora de un cine suramericano que suele repetir los mismos esquemas de cine social con un toque de ternura y otro de humor, pero que no sea la película más original del mundo no quita que tenga verdadera gracia y profundidad.



A estas alturas es difícil escandalizar a la gente y Club Sándwich, con su reflejo de la sensualidad que se crea entre una madre y su hijo adolescente, de clase acomodada, en un resort veraniego vacío por tratarse de temporada baja ya no causa polémica pero es fantástica. Con un ritmo sosegado, aquí la influencia de ese cine uruguayo de filmes como Whisky es patente en ese tono escéptico y desencantado que no evita la poesía, vemos la turbia complicidad de madre e hijo y el "drama" irrumpe cuando el chaval se cuela por una huésped de su misma edad. Eimbcke no carga las tintas y hace bien. Todo es sutil y muy gracioso en esta película muy bien dirigida tan atenta a los pequeños detalles y con escenas tan divertidas como la masturbación interrumpida en la playa en la que el director explica las emociones de los personajes de manera brillante filmándoles de espaldas. Es un filme sobre la complejidad de las relaciones filiales, sobre la sexualidad inherente a todo afecto y sobre los humanos celos y es una bella película.



El resto de premios son más o menos justos. La actriz Marian Alvárez ha ganado como mejor actriz por su personaje de una chica con graves problemas psiquiátricos en la discutible La herida. Hay que reconocer que logra incluso brillar en una película muy modesta. El premio a Jim Broadbent, un viejo izquierdista enamorado aún de su mujer de toda la vida y que sufre porque siente que va a abandonarle en Le week-end es una forma de premiar a un veterano con pedigrí y también es lo mejor de una película tirando a discreta. Estaba cantado que el premio al mejor guión tenía que ser para la delirante y divertidísima Quai d'Orsay, película de Bertrand Tavernier inspirada en un cómic de Christophe Blain, también guionista, junto a Antonin Baudry y el propio Tavernier. Caníbal ha visto recompensado su espléndido look con el premio a la mejor fotografía para Pau Esteve Birba. Es un premio justo pero sabe a poco.



Palmarés de la Sección Oficial

Concha de Oro a la Mejor Película: Pelo Malo, de Mariana Rondón (Venezuela-Perú-Alemania)



Premio Especial del Jurado: La herida, de Fernando Franco (España)



Concha de Plata al Mejor Director: Fernando Eimbcke, por Club Sándwich (México)



Concha de Plata a la Mejor Actriz: Marian Álvarez, por La herida (España)



Concha de Plata al Mejor Actor: Jim Broadbent, por Le week-end (Reino Unido)



Premio del Jurado a la Mejor Fotografía: Pau Esteve Birba, por Caníbal (España)



Premio del Jurado al Mejor Guión: Antonin Baudry, Christphe Blain, Bertrand Tavernier, por Quai d'Orsay (Francia)



Otros premios

Premio Otra Mirada TVE: Jeune et jolie, de François Ozon



Premio Irizar mejor película vasca: Asier eta biok , de Amaia y Aitor Merino



Premio Horizontes: O Lobo Atrás Da Porta, de Fernando Coimbra



Premio Kutxa-Nuevos Directores: Hross í oss (De caballos y hombres), de Benedikt Erlingsson



Premio FIPRESCI: Quai d'Orsay, de Bertrand Tavernier



Premio de la Industria Cine en Construcción 24 (fase de postproducción): La Salada, de Juan Martín Hsu



Premio de la Juventud por Desigual: Wolf, de Jim Taihuttu



Premio Wuaki.tv del público a la Mejor Película Europea: About Time, de Richard Curtis



Premio Wuaki.tv del público a la Mejor Película: Like Father, Like Son, de Hirokazu Kore-eda



Premio Signis: The Railway Man, de Jonathan Teplitzky



Premio de la Asociación de Donantes de Sangre de Gipúzcoa a la Solidaridad: Mon âme par toi guérie, de François Dupeyron



Premio Sebastiane 2013: Dallas Buyers Club, de Jean-Marc Vallée