Carlos Sorín



Tras aquella incursión en el terreno de la comedia perversa titulada El gato desaparece (2010), Carlos Sorín (Buenos Aires, 1944) regresa al terreno que mejor conoce, el de la tragicomedia sutil y sensible ambientada en su embemática Patagonia. El director de filmes como Historias mínimas (2002) o Bombón el perro (2004), nos cuenta en su nueva película, Días de pesca en la Patagonia, la historia de un hombre divorciado que viaja a esa región del sur de Argentina para pasar unos días de descanso y de paso tratar de recuperar la maltrecha relación con su hija. Con un humor desencantado y buenos oficios, Carlos Sorín entrega una película "sorinesca" a más no poder en la que brilla su capacidad para retratar lo cotidiano y lo íntimo con agudeza y ternura.



- Tras aquella El gato desparece, da la impresión de que regresa a su terreno más conocido.

- Esa película creo que la hice porque sentía la necesidad de demostrar que podía hacerla. Era una especie de desvarío. Aquí hablo de un tema que me importa, me implica, me conmueve, es lo que da validez a mis películas, que me interesen a mí.



- Empatizamos mucho con el protagonista, un cincuentón solitario, pero no sabemos cuál es su verdadera bondad cuando la hija aparece.

- Él cometió un pecado que fue abandonar a un hijo. Es un error que está pagando caro, como toda persona es buena y mala al mismo tiempo. Él, en todo caso, está tratando de redimirse. Pero también la hija es cruel. Todas las personas son lo que son en función de la situación y de sus contradicciones. Conviven en nosotros los santos y los demonios.



- A sus 50 años, se siente muy mayor.

- Más que viejo se siente muy excluido, está en su propio drama, cuando está en casa de la hija o con los colombianos él no puede participar de ello. El tema de la película es la exclusión, que está también muy relacionada con su adicción al alcohol. Su profesión, la de vendedor viajante, es un oficio en extinción con el mundo online. Vemos en la obra de Arthur Miller, que es una maravilla, que son grandes personajes, tienen una vida solitaria, tienen un hogar pero no lo tienen. Me gusta ese contexto dramático del personaje.



- Hay una gran parte de comedia en la película.

- Hasta que se encuentra con el esposo de su hija, la película es más liviana. Se encuentra con personajes de comedia, a los 25 minutos la película entra en un terreno mucho más dramático. También me gusta que haya humor dentro del drama pero soy solidario con el personaje y no puedo reírme de él. El espectador tiene que participar de esa situación tan dura que pasa el protagonista. Al final hay un happy end dudoso, en caso extremo puede contar con la hija, y si te pones a elucubrar cómo se resolverá ese conflicto no se arregla de un día para otro y quizá nunca. Porque los abandonos en la infancia y la adolescencia producen un daño que es de por vida. - Hay algo en ese humor absurdo e indiferente ante el desorden del mundo que recuerda a Buster Keaton.

- Hay esa mirada tan triste que puede ser que te recuerde a eso. En mis películas las palabras tienen una importancia relativa porque están más basadas en lo gestual, así que los actores tienen que ser muy expresivos.



- Vemos toques de surrealismo muy propios de su mundo, como ese perro mecánico.

- Me gusta que los objetos adquieran una vida propia y tengan un significado distinto al que tienen originalmente, cuando adquieren una significación completamente distinta.



- Vuelve a la Patagonia tras los cuernos que le puso en El gato desaparece.

- Han sido unos cuernos breves porque solo ha sido una película. Tengo asociado la Patagonia a filmar así que cuando voy allá me siento muy a gusto porque es el sitio en el que hago películas. Realmente creo que mis historias podrían suceder en cualquier lado, no son localistas. Es un territorio con muy poca población y allí encontrarse con alguien es un pequeño acontecimiento. La gente al principio es distante porque no tiene la práctica de socializar pero es solidaria porque la naturaleza es muy dura y no hay más remedio que ayudarse los unos a los otros. Es una zona muy arcaica y remite a muchas cosas, eso fue el fondo del mar, y encuentras formas que pertenecen al mar y no a la tierra.



- El alcoholismo es un drama terrible.

- El protagonista está al borde de volver a caer en esa adicción y eso agrava la crisis. Ella está más protegida por un entorno familiar, un esposo y un hijo.



- Ahora que parece que el Gobierno argentino privatiza empresas españolas, ¿están las relaciones muy estropeadas?

- Puede romper con Francia o Inglaterra pero con España no se puede, los vínculos son demasiado grandes. Hay una gran inmigración española que ha definido el perfil de Argentina, creo que lo de Aerolíneas o YPF son eventualidades de la historia.