La cineasta Al Mansour durante el rodaje de Wadjda.



La historia de Wadjda, la niña de once años que protagoniza el filme Wadjda, no debe ser muy distinta a la de Haifaa Al Mansour. O al menos la inalienable determinación que impulsa a ambas. Tras cinco años de trabajo, minados de obstáculos y contrariedades, la joven directora saudí ha completado un ciclo histórico para el cine árabe: la primera película rodada íntegramente en Arabia Saudí. En el Festival Internacional de Cine de Gotemburgo, la cita cinematográfica más importante del entorno escandinavo, que tiene lugar estos días a ambos lados del río Göta, Al Mansour habla con nerviosismo y orgullo de su hazaña. No es para menos, pues su mérito es doble: es una mujer trabajadora en un país, una cultura, tradicionalmente segregacionista con el sexo femenino.



"Vengo de un pequeño pueblo de Arabia Saudí en el que hay muchas niñas y mujeres como Wadjda, llenas de grandes sueños y con un enorme potencial -dice la directora-. Las niñas como ella están redefiniendo y cambiando el rumbo de nuestra nación". Con un calzado Converse bajo la túnica y el velo negro obligatorios, escuchando pop americano, haciendo negocio en la escuela con la venta de pulseras artesanales y desarrollando una mente competitiva en un concurso de Corán, Wadjda (interpretada por la pequeña Waad Mohammed) se rebela ingenuamente contra las leyes de su país, asumiendo actitudes filocapitalistas. Pero su gran sueño es una bicicleta verde, uno más de los frutos prohibidos para las mujeres en el reino saudí. "Obviamente, la bicicleta es una metáfora de la libertad que ambicionan las nuevas generaciones de mujeres, pero también es mi particular homenaje a la película de Vittorio de Sica".



Inspirándose en los métodos de rodaje neorrealistas, Al Mansour, que estudió Cine en la Universidad de Sidney, filmó Wadjda en las calles de Riyad, buscando una impronta documental. "El rodaje fue un enorme desafío -explica Al Mansour- porque, aunque teníamos el permiso del Gobierno para rodar, no teníamos libertad para hacerlo en las calles. Las mujeres no pueden trabajar con los hombres, ni transitar libremente por la calle, así que había policías constantemente vigilando lo que hacíamos y también protegiéndonos de las reacciones de algunos ciudadanos". Su anterior trabajo, el documental Woman Without Shadows (2005), ya había desatado una fuerte controversia, motivo de portadas en los diarios saudíes, en el corazón de una sociedad que, como señala la directora, "es muy resistente a los cambios, profundamente conservadora y con una escasa cultura cinematográfica". De hecho, en Arabia Saudí no existen las salas de cine, entre otras cosas porque el estado islamista prohíbe a sus ciudadanos ir al cine. "Trataremos de distribuir el filme en las televisiones y en DVD, y de estrenarla en cines de países vecinos como Qatar".



La dificultad de su distribución fue el principal motivo por el que la realizadora saudí le costó tanto tiempo encontrar financiación. "Afortunadamene, cuando estaba a punto de rendirme, encontré el apoyo de Razor Films, la productora alemana detrás de proyectos tan exitosos com Vals con Bashir y Paradise Now", explica Al Mansour. "Creo que mi película marca un punto de partida para la industria saudí, pues de algún modo hemos establecido un modelo de financiación". Escrita y dirigida por ella, Wadjda es un relato luminoso que transcurre en los suburbios de Riyad. "Quería hacer algo simple, ir al corazón de cada escena, estar cerca de los actores y de los espectadores. No quería hacer una película que sólo denunciara la situación sino que tuviera color y sentimiento, sin renunciar al humor y la ternura".



El optimismo del filme coincide con el de su directora respecto al futuro de su nación, para la que augura grandes transformaciones: "Se está abriendo en la dirección correcta, los derechos de las mujeres, que hemos estado tantos siglos secuestradas, se van conquistando poco a poco... Dos atletas participaron en las Olimpiadas, en 2014 las mujeres empezaremos a votar... El corazón de la sociedad es muy resistente al cambio, y lo respeto porque tienen miedo, no puede transformarse de la noche a la mañana, pero es un proceso que está en marcha y es cuestión de tiempo. En un periodo de diez años veremos muchos cambios".