Fotograma de Take Shelter, de Jeff Nichols

Paranoia, catástrofe, muerte y memoria. Cuatro conceptos que gravitan sobre las películas premiadas en el 22 Festival Internacional de Cine de Ljubljana. El gran premio del certamen lo ha concedido su jurado a la norteamericana Take Shelter, de Jeff Nichols, un título que suena como una advertencia en tiempos de miedo y pesimismo, mientras que el jurado FIPRESCI, formado por una representación de la crítica internacional, ha distinguido a la ópera prima brasileña Historias que so existem quando sembradas, de Julia Murat. La trayectoria de Take Shelter desde su estreno en Sundance ha sido fulgurante. La segunda película del norteamericano Jeff Nichols se impuso en la Semana de la Crítica de Cannes y ha comenzado su carrera para los Oscar con grandes posibilidades de estatuilla para sus dos actores protagonistas, Michael Shannon (Boardwalk Empire) y Jessica Chastain (El árbol de la vida). Pero no es solo el aval de los premios, o su moderado éxito en Estados Unidos (para tratarse de una producción independiente) lo que convierte Take Shelter en una de las sorpresas cinematográficas del año -aún sin distribución en España, pero podrá verse estos días en el Festival de Gijón-, sino también el unánime reconocimiento de la crítica mundial.







Nichols se propone capturar el generalizado estado de ansiedad social sumergiendo al espectador en las visiones y pesadillas apocalípticas de Curtis LaForche, un padre de familia que vive en Ohio con su mujer y su hija sordomuda de seis años de edad. Arrastrando un cuadro clínico familiar de herencia esquizofrénica, Curtis empieza a tener terribles pesadillas y visiones diurnas, todas de carácter catastrófico, que le abocan a un estado de ansiedad y tensión constantes. No demasiado seguro de si lo hace para huir de sí mismo y de su degeneración psicótica o para proteger a su familia de "una gran tormenta que lo arrasará todo", Curtis comienza a construir un búnker en el jardín de su casa.



Con una personalidad propia, que en ocasiones recuerda a las atormentadas visiones de David Cronenberg (Spider) -a quien el Festival de Ljubljana ha dedicado una completa retrospectiva-, Nichols contagia la ansiedad al espectador empleando el punto de vista subjetivo del personaje, haciendo converger con admirable confusión la realidad y la fantasía, la vigilia y el sueño, las formas de la paranoia con ciertos signos proféticos, de modo que la brutal angustia que se apodera del protagonista toma una forma palpable. Take Shelter funciona como una perfecta alegoría de los tiempos de inseguridad y desolación que vivimos, haciendo convivir con armonía tanto el drama familiar como el filme de catástrofes y el thriller psicológico.



El argumento y las imágenes de laespectral Historias que so existem quando sembradas, de la brasileña Julia Murat, también se empapan de una profunda sensación de muerte y desolación. Filmada en un pequeño pueblo de la región de Paraibo en Brasil, el filme que ha obtenido el premio FIPRESCI es un retrato de raíces góticas (cementerios cerrados con llave, referencias apologéticas de la muerte, vidas y hogares carcomidos por la decadencia, referencias religiosas y fantasmales, una luz inspirada en Reembrandt...), con apuntes de realismo mágico, de un pueblo fantasma cuyos pobladores -interpretados gran parte de ellos por los propios habitantes de la villa brasileña- viven estancados en el pasado, recordando las vidas y los amores que perdieron o dejaron atrás.



Murat filma con delectación y rigor formal la rutina de sus habitantes -especialmente de la anciana Madalena, interpretada por Sonia Guedes- hasta que una joven fotógrafa (Lisa Fávero en el papel de Rita) visita el pueblo y se instala en él para tratar de capturar sus atmósferas. Los bloques más fascinantes del filme los proporciona el trabajo de una serie de fotografías de intensidad pre-cinematográfica, tratadas con extraordinaria sensibilidad, en un filme que se ofrece en su conjunto tanto como una alegórica representación de la memoria habitada como de los propios mecanismos ontológicos del cine y la fotografía, determinados en embalsamar el tiempo. Oscura y pesimista, de fuerte raigambre nostálgica y naturaleza romántica, los personajes se arrastran por el filme como símbolos o figuras literarias de un cuento de Edgar Allan Poe, si bien Historias... convoca todos los ingredientes de un filme de Jacques Tourner o de Night Shyamalan, sólo que derivándolos lejos del cine de género.