Pedro G. Ferreira

El autor de La teoría perfecta habla con El Cultural sobre el hito de Einstein, del que se cumplen este miércoles cien años, sobre la relación entre ciencia y religión, sobre el hallazgo del Bosón de Higgs y de las incógnitas que aún nos guarda el Universo.

"El 25 de noviembre de 1915, Einstein presentaba sus nuevas ecuaciones ante los miembros congregados de la Academia Prusiana de las Ciencias en un breve artículo de tres páginas. La nueva ley de la gravedad que proponía era radicalmente diferente a todo cuanto se hubiera propuesto con anterioridad. En esencia, Einstein argumentaba que lo que percibimos como gravedad no es más que el movimiento de los objetos al desplazarse por el ámbito geométrico del espacio-tiempo. Los objetos provistos de una gran masa influyen en dicha geometría, curvando tanto el espacio como el tiempo. Einstein había dado al fin con la Teoría de la Relatividad verdaderamente general".



Así explica el astrofísico angloportugués Pedro G. Ferreira en La teoría perfecta (Anagrama) el momento en el que el científico alemán mostraba al mundo su monumental descubrimiento. Ferreira, que ha conocido a muchas de las grandes personalidades que han contribuido a esta fascinante historia, ha culminado con este libro su sueño de construir el relato sobre uno de los hitos del pensamiento humano. "Quería ver por mí mismo la historia que lo abarca todo", puntualiza a El Cultural. "Se ha escrito mucho sobre Einstein y sobre las personas que trabajaron en su teoría, pero yo quería contemplar la historia en su totalidad, trazar su biografía y obtener una visión de cómo han cambiado las cosas en -ahora ya- un siglo de vida".



Pregunta.- ¿Diría que Einstein ha sido la mente más brillante de la historia de la ciencia?

Respuesta.- La verdad es que es extraordinario. Desde luego, es uno de los más brillantes. ¿Es mejor que Newton? No lo sé, pero me resulta difícil ponerlo por detrás de nadie.



P.- ¿Cree que la Teoría de la Relatividad podría ser superada?

R.- Creo que tiene que haber algo más grande; siempre lo hay. La cuestión es si alguna vez tendremos una evidencia observable de ello, si alguna vez tendremos la tecnología para acceder a un sistema que no se pueda explicar mediante la Relatividad General. Eso no lo sé.



P.- ¿Podría decirse que la Teoría de la Relatividad es obra de muchos científicos, y que Einstein "sólo" desbrozó el camino?

R.- Es una pregunta difícil. Creo que hay algo único en ella que fue sólo producto del proceso de razonamiento de Einstein. Definitivamente, es su criatura. Antes de que él elaborase su fórmula, no había nadie reflexionando en su misma línea, pero no cabe duda de que mucha gente contribuyó a ello. La Relatividad General no estaría donde está hoy sin personas como Eddington, Chandrasekhar, Penrose o Hawking.



P.-¿Es Stephen Hawking el heredero natural de Einstein?

R.-Creo que Hawking es uno de nuestros más grandes físicos. Ha hecho aportaciones sensacionales tanto a la Relatividad como a la Física Cuántica. No me parece que haya alcanzado el nivel de Einstein, pero casi diría que eso es más difícil ahora que hace 100 años.



P.- Usted sostiene que al principio de todo no existía nada. ¿Niega la física moderna cualquier concepción religiosa del Universo?

R.- Es perfectamente posible ser religioso y, al mismo tiempo, aceptar nuestro canon y nuestra concepción científica del universo, pero pienso que la religión no es necesaria en absoluto. En otras palabras, considero que la ciencia es perfectamente coherente por sí misma y que no necesita de la existencia de un ser sobrenatural que le dé validez.



P.- ¿Qué pensó cuando el Laboratorio Europeo de Física de Partículas anunció que los neutrinos podían viajar a velocidades superiores a la de la luz?

R.- Sentí cierto escepticismo, pero decidí otorgar el beneficio de la duda a los autores de los experimentos. No tuvieron suerte.



P.- ¿Qué le pareció el descubrimiento del bosón de Higgs?

R.- Creo que es una victoria, un bonito ejemplo del poder de las matemáticas y de la simetría, que nos llevan a predecir algo absolutamente inesperado. Es un ejemplo sublime del empeño del ser humano y me parece insuperable.



P.- ¿Qué expectativas le despiertan los experimentos del acelerador de partículas LHC?

R.- Una cosa es lo que me gustaría ver, y otra lo que espero. Me encantaría ser testigo de algo nuevo, de la existencia de una nueva partícula o de la prueba de que en algún lugar hay una física diferente. Pero, hasta ahora, todas las pruebas dicen que no hay sorpresas. Hemos encontrado el bosón de Higgs, que habíamos predicho que existía, pero nada más. Así que casi diría que no espero nada nuevo.



P.- ¿Qué gran pregunta sobre el universo no hemos resuelto aún?

P.- Bueno, todavía no entendemos cómo fue el origen del Universo; cómo llegó a ser, por una parte, tan ordenado y regular a grandes escalas, pero tan caótico y complejo a escalas pequeñas. Seguimos sin comprender de qué está compuesta la materia oscura, ni por qué parece que éste se expande cada vez más deprisa. Hemos dado repuesta a muchos interrogantes, pero ahora parece que hay otros mayores a los que responder. Como científicos, las preguntas nos gustan. Una de las mejores cosas que podemos decirle a un compañero es que su pregunta es muy buena…



Cuando cesan las preguntas -quizá no tan trascendentes como las de sus colegas ante el cosmos- volvemos al libro sobre La teoría perfecta. El viaje que nos propone fondea en la gravedad, en el universo oscuro, en el espacio-tiempo y de manera especial en la Isla del Príncipe, donde, en 1919, Arthur Eddington comprobó las ecuaciones de Einstein sobre el terreno y dejó sentado, durante un eclipse solar, que la Teoría General de la Relatividad debía ocupar por méritos propios el trono de las teorías modernas. Concluye Ferreira: "La teoría del espacio-tiempo apenas ha empezado a revelarnos los secretos del Universo. El siglo XXI habrá de ser sin duda el siglo de la Teoría General de la Relatividad. Algo fantástico está a punto de suceder".