Turing junto a algunos de los ingenios que sentaron las bases de la informática.

Su nombre figura en la historia de la ciencia al mismo nivel que el de Newton o el de Darwin. Las aportaciones de Alan Turing a la computación y la informática fueron decisivas. Con motivo de los 100 años de su nacimiento, Eduardo Vendrell, de la Universidad Politécnica de Valencia, y Juan José Moreno, de la Universidad Politécnica de Madrid, analizan los puntos esenciales de su legado.

En el delicioso relato "El fantasma de Canterville", Oscar Wilde cambia los roles de los personajes: la familia que habita en el castillo es la que asusta al fantasma que acaba desesperado y deprimido. El científico británico Alan Mathison Turing tampoco siguió el papel típico de los investigadores en una vida breve pero enormemente intensa, tanto en sus aportaciones a la ciencia como en su periplo personal.



La referencia a Oscar Wilde no es baladí, pues hay mucho paralelismo en sus vidas. Nació el 23 de junio en 1912, de manera que mañana se cumple, y celebramos, el centenario de su nacimiento. Fue profesor en Cambridge y se doctoró en Princeton. Para entonces ya había formulado los principios de la computación moderna. Pero lejos de aprovechar este logro y dedicarse a una apacible vida académica, decidió aceptar un reto singular: montar un laboratorio capaz de descifrar los códigos de las comunicaciones cifradas alemanas en la Segunda Guerra Mundial. Lo consiguió y fue decisivo para acortar la guerra y, de paso, salvar un buen número de vidas humanas.



Acabada guerra, Alan Turing se incorporó al Laboratorio Nacional de Física y luego dirigió el Laboratorio de Computación de la Universidad de Mánchester. Allí siguió realizando aportaciones a la ciencia desde la computación, lo que hoy conocemos como informática. Éstas son sus cinco aportaciones fundamentales a la historia de la ciencia:



El origen de la computación

En 1936, Alan Turing desarrolló el concepto de Máquina de Turing: un computador abstracto que puede llevar a cabo cualquier procedimiento cuando uno resuelve un problema. Se trata de un modelo matemático y no real, pero la idea de que máquinas concretas (como las calculadoras físicas o programadas mediante cableado, que ya existían entonces) se pueden generalizar en una única es lo que nos lleva al concepto actual de computador.



Criptógrafo y ‘hacker'

En 1938 Turing comenzó a trabajar en secreto con el Departamento Criptoanalítico Británico. Dos años después, en 1940, el mismo gobierno británico creó un centro de investigación en Bletchley Park, donde Turing, junto a Gordon Welchman, construyó la llamada ‘Bomba', una máquina para descifrar los códigos encriptados alemanes de comunicación. Los nazis utilizaban la máquina Enigma, cuyos métodos eran considerados indescifrables. Turing lo consiguió, generando diferentes deducciones lógicas a partir de combinaciones posibles, desechándose aquellas que entraban en contradicción.



Los primeros programas

Acabada la guerra, Turing fue invitado a trabajar en el equipo encargado de desarrollar el primer computador de propósito general británico. Diseñó circuitos, modelos de memoria y realizó los primeros programas de prueba en código máquina. El errático comportamiento del Laboratorio Nacional de Física evitó que sus planes se llevaran a cabo, y con ello perdieron la oportunidad de ser los primeros en diseñar un computador digital. Se tiene la certeza de que sus diseños habrían asegurado tal honor, puesto que su máquina era capaz de alcanzar velocidades de cálculo superiores a las demás. Muchas de sus ideas se utilizaron en diseños exitosos posteriores.



¿Pueden pensar las máquinas?

En 1950, aborda el problema de la inteligencia de las máquinas o Inteligencia Artificial (aunque el nombre se acuñó después por el científico John McCarthy), proponiendo el Test de Turing. La prueba se establece a partir de una comunicación a ciegas, por escrito, entre un interlocutor y dos personas. Si una de estas dos personas se reemplaza por un computador con capacidad de mentir, es decir, de dar respuestas incorrectas o humanas, ¿sería capaz el interlocutor de dirimir cuál es una máquina y cuál un humano? Este test, cuya base se asienta en el concepto filosófico de inteligencia, tiene diferentes variantes, y su interpretación más común no se centra en dirimir si una máquina es inteligente desde el punto de vista de que pueda engañar a un interlocutor, sino si una máquina puede imitar a un ser humano a partir de su comportamiento.



Hacia la informática moderna

En sus últimos años, Turing trabajó en varios problemas hoy claramente visionarios, pues han dado lugar a ramas enteras de la informática. Entre ellas está el desarrollo de un programa para jugar al ajedrez, el modelado de problemas, en este caso patrones biológicos (morfogénesis), las redes conexionistas o la verificación del software.



El final de su vida se vio envuelto en la tragedia. Por denunciar un robo por parte de su amante, Turing fue detenido y condenado por indecencia. La misma ley que condenó a Oscar Wilde lo hizo con Turing, sólo que en este caso en vez de la cárcel se le ofreció una terapia hormonal experimental.



Turing no soportó las consecuencias y se suicidó a los 41 años. Como a Wilde (que murió a los 46 años), una condena que consideraban injusta para personas que habían aportado tanto a su país les arruinó moralmente, como genios y como personas. Alan Turing es unos de los científicos más importantes del siglo XX y también uno de los menos conocidos, a pesar de su apasionante vida. En la British Society su figura está considerada a la misma altura de otros investigadores británicos de la talla de Newton, Darwin, Boyle o Watt. Y el premio más importante que se concede en el ámbito de la informática, equivalente al Premio Nobel, lleva su nombre. Quizás Oscar Wilde puede resumir mejor su vida, tragedia y legado: "Pues aquel que vive más de una vida más de una muerte también tiene que tener".