¡Esta noche, gran velada! ¡Kid Peña contra Alarcón, por el Título Europeo! es una de las obras más celebradas de Fermín Cabal que el Teatro Español acaba de resucitar en su sala pequeña. Un título largo, poco habitual para figurar en carteleras teatrales, pero directo y gráfico, un disparo de inspiración periodística que nos sitúa de inmediato en la obra antes de haberla visto.

Cabal la estrenó en 1983, entonces protagonizada por Santiago Ramos. Argumentalmente, refleja un mundo conocido y ampliamente divulgado en películas, —Toro salvaje, de Scorsese, se estrenó en 1980— como era entonces el ambiente corrupto de los combates de boxeo. Sin embargo, Cabal logra hacerlo suyo, le confiere una identidad española; compone personajes auténticos a los que hace dialogar magníficamente, chistes incluidos; y nos plantea un conflicto ibseniano: cómo resistirse a las presiones del colectivo social con el que vives.

En esta excelente producción del Español su directora, Pilar Valenciano, con gran fidelidad al texto, logra trasladarnos a la época en la que fue escrita. Dispone de un elenco fabuloso al que ha dirigido sin oportunismos estéticos y vacuos, dejándose llevar por la dosificada tensión dramática de las situaciones. Todo ello engrandece el texto, mostrándonos lo bien que ha envejecido y haciéndonos pasar dos entretenidas horas.

El ambiente de la España de los ochenta se respira libre como era, lo reconocerán de inmediato los que vivieron entonces. Cabal era un hombre de su tiempo y su teatro está pegado a la sociedad de su época, que entrevemos a través del lenguaje —el argot— y en las ideas que nos transmiten las acciones de los personajes recluidos en el camerino donde Kid Peña se prepara para el combate. Todavía, por ejemplo, funciona la idea de héroe, de labrarse un camino a la gloria, de combatir la corrupción, sin ñoñerías ni moralismos, con un sentido épico de que toda acción tiene sus consecuencias.

Valenciano arropa con música —oímos temas de Coz, de Madonna— de aquella época. Hay elementos que suenan "políticamente incorrectos" —el mismo boxeo es hoy un deporte repudiado— y ese contraste mejora sustancialmente la obra.

Todavía funciona la idea de héroe, de labrarse un camino a la gloria, de combatir la corrupción, sin ñoñerías ni moralismos

Los actores construyen personajes porque tienen material al que agarrarse y saben cómo hacerlo. Todos ofrecen una creación en directo, un personaje esculpido por fuera y por dentro, con alma y dobleces. Empezando por el protagonista, Francisco Ortiz, que logra dotarle de una nobleza, rebeldía y humanidad muy convincente, incluso diría que le ha echado horas de gimnasio para que su físico se adapte por completo; está sencillamente fabuloso.

¿Y qué decir de Mario Alonso? Un actor único, parece como si Cabal le hubiera escrito el personaje a medida, es bien difícil hacer lo que él hace: de "gracioso" contemporáneo de tipo madrileño suburbial. Le vi en La estupidez y ya me sorprendió. Otro tanto pasa con el único personaje femenino, al que da vida una Marta Guerras inspirada, muy cómica y simpática. Chema Ruiz, Daniel Ortiz y Jesús Calvo completan el elenco en los personajes del mánager, masajista y organizador del combate.

Hoy podemos afirmar que la obra evoca a Mamet, teatro que Cabal apreciaba, pero cuando la estrenó, él ya había llenado teatros con sus obras. Fermín Cabal se resistió en sus últimos años a que le repusieran aquellos títulos de los años 70 y 80 que algún director de teatro público le pidió. Esgrimía varias razones para negarse, entre ellas, no le convencía el sistema de programación cerrada de los teatros públicos, que decidían de antemano el tiempo de permanencia de una obra en cartel, independientemente del gusto del público.

¡Esta noche, gran velada!: ¡Kid Peña contra Alarcón, por el título europeo!

Sala Pequeña del Teatro Español, hasta el 25 de mayo

Texto: Fermín Cabal

Dirección: Pilar Valenciano

Reparto: Mario Alonso (Sony Soplillo), Jesús Calvo (Achúcarro), Marta Guerras (Marina Marín), Daniel Ortiz (Marcel Esparza), Francisco Ortiz (Kid Peña), Chema Ruiz (Ángel Mateos)

Escenografía: Lua Quiroga Paúl

Vestuario: Tania Tajadura

Iluminación: Rodrigo Ortega

Composición musical y espacio sonoro: Luis Miguel Cobo

Videoescena: Elvira Ruiz Zurita y Álvaro Luna

Coach de boxeo: Óscar "Rayito" Sánchez

Ayudante de dirección: Cristina Hermida

Asistente artístico: Iratxe Arrizabalo