El Teatro Español dedica los estertores de su temporada a Antonio Buero Vallejo, concretamente a El sueño de la razón, en producción dirigida y adaptada por José Carlos Plaza. Ya era hora, pues hacía cinco años que no se veía en Madrid una obra del dramaturgo de referencia durante la dictadura, Premio Lope de Vega en 1949, Nacional de Teatro en 1956 y 1957 y Cervantes en 1986, entre otros muchos. Es una pena que para esta restauración del dramaturgo se haya elegido uno de sus dramas históricos más débiles, que estrenó en 1970.

Con un argumento que rescata la figura de Goya, el texto de Buero Vallejo bucea en cuestiones de filosofía o de historia política en torno a la libertad y a la creación artística. Está ambientado inmediatamente después del Trienio Liberal de Riego (1820-23), con la restauración de Fernando VII, y se centra en la persecución política sufrida por los liberales.

En esos momentos de inestabilidad y de enfrentamientos civiles, el pintor se debate entre marcharse a Burdeos o quedarse en Madrid, acompañado de su amante Leocadia. Lo chocante es que Buero presente a Goya como una víctima liberal enfrentada al rey felón, cuando un año después de la llegada de los Cien mil hijos de San Luis (en 1923) el pintor escapa a Burdeos con la autorización del rey, y volverá a España en 1827 para reclamar su pensión, que el monarca le concede.

[Impactante Natalia Huarte en '4.48 Psicosis']

Al margen de la lectura maniquea de la historia en la que incurre Buero, lo más interesante del texto se refiere a las consideraciones artísticas de las "pinturas negras" de Goya y que nos recuerdan que el dramaturgo también fue pintor. Buero se inspira en la célebre estampa de "El sueño de la razón produce monstruos" (de la serie Los caprichos), alegoría susceptible de interpretaciones varias.

Buero elige presentarnos a un Goya pesimista y atormentado por su senilidad, por su sordera, por las atrocidades que están ocurriendo en la calle, cometidas ahora por las fuerzas de la reacción, pero antes ya las vio de la mano del supuesto racionalismo representado por la guardia napoleónica y que le inspiraron cuadros como Los fusilamientos.

Otra escena del montaje. marcosGpunto

Él pinta estos "monstruos" en los muros de su casa, la Quinta del Sordo, donde refleja una humanidad instalada en la superstición, en la violencia, en lo fantasmagórico e irracional. En su Quinta vive en un aislamiento social que su sordera agudiza, y todo ello le conduce a un expresionismo incomprendido por sus contemporáneos, pero que luego resultará uno de los periodos más reveladores de su obra.

La representación de la obra se mueve como un paquidermo, tiene un sabor de teatro antiguo, con actores que siguen un movimiento escénico errático. Resulta discursiva, una vez expuesto el conflicto que afecta a Goya, pocas cosas suceden. Sorprendentemente, Plaza ha contado con licencia para intervenir en el texto, pero la ha desaprovechado.

Para agudizar la tara de Goya, Buero obliga a los demás personajes a que se comuniquen con él mediante lenguaje de signos. De manera que solo los diálogos del rey (Chema León) con sus cortesanos, o los que mantienen Leocadia (Ana Fernández) con el médico Arrieta (Carlos Martínez-Abarca) y con el canónigo José Duaso (Jorge Torres) tienen lugar de una manera natural. Lo que sí oímos de Goya son las confesiones y los miedos que le asaltan en su cabeza cuando está solo.

['Cucaracha con paisaje de fondo', la sorpresa "independiente" de la temporada teatral]

La inclusión del lenguaje de signos exige a Ana Fernández, que interpreta a Leocadia, un preciso trabajo gestual. Fernando Sansegundo, curtido actor del método, vive intensamente su rol, revelándose como un hombre atormentado, propenso a la ira, con severas dificultades físicas, celoso, y con una edad que calza perfectamente la del pintor. Ambos actores llevan todo el peso de la obra, lo dan todo en escena, pero la función se conduce lenta, con apariciones, encontronazos y mutis desordenados de los personajes, bajo la presencia de una mastodóntica y grosera escenografía que no ayuda a encauzarla. Únicamente las proyecciones de las pinturas negras, así como de otros cuadros de los desastres de la guerra de la independencia, alivian e ilustran el desarrollo de una función que se prolonga hasta las dos horas.

El sueño de la razón

Teatro Español

De Antonio Buero Vallejo

Adaptación y dirección: José Carlos Plaza

Reparto: Ana Fernández (Leocadia), María Heredia (Emiliana, Gata), Chema León (El Rey, Sargento), Carlos Martínez-Abarca (Arrieta), Montse Peidro (Gumersinda), Álvaro Pérez (Andrés. Cerdo. Voluntario), Marco Pernas (Voz. Cornudo. Voluntario), Fernando Sansegundo (Goya), Jorge Torres (Duaso), Steve Lance (Blasito. Cerdo. Voluntario)

Diseño de espacio escénico e iluminación: Javier Ruiz de Alegría

Diseño de sonido: Arsenio Fernández

Diseño de vestuario: Gabriela Salaverri

Diseño de audiovisuales: Álvaro Luna

Música: Arsenio Fernández y Jesús Serrano

Una producción de Producciones Faraute y Teatro Español

En cartel hasta el 9 de julio