¡El hijo de la cómica!, exclamaban los vecinos del niño Fernando Fernán Gómez cuando sus gritos de juegos se colaban por los patios de luces de las humildes pensiones en las que vivió con su madre y su abuela en el Madrid de los años veinte y hasta después de la guerra. Esa evocación de un momento de su infancia se la contó a José Sacristán y éste la ha recuperado ahora para titular la lectura dramatizada que durante dos únicos días (14 y 15 de diciembre) ofrecerá en el Centro Cultural de la Villa para conmemorar el centenario del nacimiento del actor, autor y director al que tan unido estaba.

El hijo de la cómica es un título que subraya también la profesión de su madre, la actriz Carola Fernán Gómez, así como la condición de hijo natural de Fernando, cuya infancia transcurrió sin la presencia del padre, por lo que estuvo al cuidado sobre todo de su abuela a la que adoraba. De la infancia de Fernando Fernán Gómez es justamente de lo que ha querido Sacristán tratar en este semimontado dramático, periodo poco conocido del actor ya que lo que suele estudiarse es su época profesional. Por tanto, aquí se evoca el Fernán Gómez que va de 1921 a 1943, año en el que comienza su carrera profesional en la productora CIFESA. 

Sacristán, que presentó hoy la producción en la que participan el Centro Cultural de la Villa y la Filmoteca Nacional, se ha basado en la primera parte de las memorias de Fernán Gómez -El tiempo amarillo- para escribir el texto de la lectura dramática que también dirige. Según confesó, ha armado la dramaturgia hilvanando lo mejor posible fragmentos de las citadas memorias, que ha respetado literalmente y que, en su opinión, guardan un estilo entre barojiano y galdosiano. 

El hijo de la cómica es una declaración de amor y respeto a Fernando”, señaló Sacristán. “Nace de las muchas conversaciones que tuve con él, de los recuerdos de su infancia, de su mundo íntimo. Se parece a un “episodio nacional”, ya que se cuenta el tiempo en el que creció, su relación con su madre y, sobre todo, con su abuela, y retrata el ambiente de pobreza y falto de confort en el que vivió y al que supo sobreponerse. Es una parte de su vida que no conocemos mucho, pero que fue fundamental para su formación y trabajo posterior”. El actor Sacristán, para subrayar la importancia de esta época en la vida de Fernando, recordó estas palabras suyas ya de adulto: “Perdí media vida tratando de encontrar momentos de felicidad como aquellos”.

La lectura tiene una estructura metateatral: es la compañía protagonista de la película El viaje a ninguna parte (que Fernán Gomez dirigió) la que decide rendirle un homenaje. Sacristán da vida a Fernán Gómez maduro y actúa como maestro de ceremonias, pero junto a él ha reunido un elenco formado por Gabino Diego, en el papel de Fernando de jovencito; Tina Sainz, en el de su querida abuela; Emma Suárez, la madre; Nuria Gallardo y Javier Godino, que se reparten varios personajes. Hay un pianista, Marcos Ortiz, y la lectura se complementa con la proyección de imágenes que Juan Estelrich ha seleccionado de películas como Cristina Guzmán, además de otras en las que intervino Fernán Gomez de joven (La chica del gato, Noche fantástica, Guardián del paraíso), y de documentales del Madrid republicano y prebélico. 

Estelrich, ahijado del homenajeado, puso el acento en las dificultades de ser madre soltera en los años veinte como la madre de Fernando, y añadió que en esta lectura “vamos a saber sobre la relación que tuvo con la otra parte de la familia”. Es decir, se ventila la identidad del padre que no se hizo pública hasta la muerte del actor, y que corresponde a Fernando Díaz de Mendoza Guerrero, hijo de la célebre actriz María Guerrero en cuya compañía trabajó Carola Fernán Gómez.  

@lizperales1