La utilización del diseño en 3D para la simulación de escenografías teatrales es cada vez más usual. Tiene sus ventajas, pero también inconvenientes. El pasado martes presencié en París el espectáculo de danza Mr & Mme. Rêve, fruto de la colaboración entre la compañía Pietragalla-Derouault (Le Théatre du Corps) y la empresa de ingeniería tecnológica Dassault Systèmes. El resultado no me convenció desde el punto de vista artístico, pero qué duda cabe que las posibilidades que abre esta tecnología son muchas.



Dassault Systèmes es una de las grandes empresas galas dedicada a desarrollar software de diseño en 3D. Opera en multitud de campos: en el aeronaútico (con sus sistemas de simulación de vuelo), satélites, arquitectura e ingeniería, moda, packaging para productos de consumo, energía, banca... En el ámbito cultural también colabora con universidades e instituciones. Por ejemplo, uno de sus trabajos ha consistido en investigar cómo fue la construcción de la pirámide de Keops. O con la editorial Flammarion ha publicado un libro digital con los monumentos más célebres de Francia que permite al usuario verlos reconstruidos (si quiere) y visitarlos de forma virtual.







En Madrid, desde los años 90, Art Futura viene sorprendiéndonos con las últimas innovaciones en el campo de la realidad virtual y el diseño digital aplicado a las artes. Laurie Anderson, La Fura dels Baus, Massive Atack o Kilye Minogue se han distinguido en los escenarios por innovar en este campo. Todavía recuerdo la magnífica producción de El Maestro y Margarita, que pudimos ver en la pasada edición del Festival de Otoño, por la compañía inglesa Complicité, y en la que el telón de fondo era una enorme pantalla que reproducía un plano de Moscú, a la manera de Google Earth, para luego introducir al espectador de forma mágica en las casas y habitaciones donde sucedía la historia.



Para Mr & Mme. Rêve Dassault Systèmes puso a disposición de los dos bailarines, Marie-Claude Pietragalla y Julien Deroualt, a una veintena de ingenieros y técnicos. Construyeron una caja que, a modo de laboratorio, sirvió para sus ensayos. Una caja con paredes que actúan a modo de pantalla en la que se proyectan las imágenes y con las que los bailarines interactúan. “Nuestro propósito no ha pretendido ser una demostración de tecnología”, explico Mehdi Tayoubi, responsable de VP Digital & Experience Strategy de Dessault Sistèmes, “sino saber si la realidad virtual puede aportar una manera diferente de trabajar sobre el imaginario ”.



Supongo que para un artista, trabajar con un ingeniero que le va a diseñar la escenografía o el espacio escénico no difiere mucho de hacerlo con un escenógrafo o con cualquier otro técnico a la manera tradicional. Se trata de entenderse con el director del espectáculo y conocer sus pretensiones acerca de lo que quiere hacer. Pero, en este caso, visto el resultado del espectáculo, era obvio que en Mr & Mme. Rêve los bailarines y los ingenieros hablan un idioma distinto y la dirección artística brilla por su ausencia.



Es falta de coordinación, o de estilo, es muy notoria en el diseño de los dibujos escenográficos. Algunos acusan un hiperrealismo que contrasta con el estilo de los bailarines, mientras otros se sitúan más en un plano futurista o abstracto. La coreografía se compone de pequeñas piezas, a modo de capítulos. Ionesco es el leitmotiv de la composción y una de sus citas, "todo lo que soñamos es realizable", sirve para jugar con la idea de que a través del 3D podemos hacer virtualmente posible lo que queramos. Me pregunto si no es esa precisamente la función del teatro y otras artes: hacer que el espectador acepte y entienda realidades y situaciones por muy insólitas que sean.



Desde luego que esta tecnología permite asombrosas posibilidades, pero el éxito de sus aplicaciones artísticas dependerá de lo que se quiere contar y del genio que se tiene para hacerlo. En realidad, esta ha sido una primera aproximación de Dassault Systèmes al mundo de la escena y, como explicó Tayoubi, "es una inversión a largo plazo por nuestra parte. Se trata de disponer de un software innovador y ponerlo a disposición de otras compañías y artistas, ya que cada vez son más los que los usan". Y como apuntó Julien Deroualt, tienen una gran ventaja a la hora de hacer giras, ya que no exige desplazar tanta tramoya, apenas un ordenador y algunos gadgets más.