China está cambiando el tablero de juego a un ritmo vertiginoso. Durante décadas, el Reino Medio fue un auténtico desierto en la industria del videojuego, fruto de un control exacerbado del Partido Comunista Chino, que mantenía una postura anquilosada en los peores prejuicios imaginables.
Durante muchos años, las consolas estaban directamente prohibidas y, aunque con el tiempo se fueron levantando las restricciones más draconianas, el mercado chino siguió estando fuertemente regulado, ejerciendo una censura activa sobre las empresas extranjeras que querían acceder a sus mil quinientos millones de usuarios potenciales.
Como en otras infraestructuras —ferrocarril de alta velocidad, proyectos hidráulicos, urbanismo—, en algún momento de la pasada década se plantó el germen de una industria digital puntera que ahora está dando frutos.
Los desarrolladores chinos se lanzaron en tropel a por el rentable negocio de los juegos multijugador free-to-play, generando una legión de títulos indistinguibles, de estética anime y monetización agresiva, muchas veces rayando en el gambling. Pero algunos creativos optaron por la dirección contraria: abrazar las posibilidades culturales del medio y volcarse en proyectos que capitalizasen milenios de historia, narrativa mitológica y patrimonio artístico.
Si el año pasado Black Myth: Wukong convirtió el Viaje al Oeste en una superproducción de éxito global, ahora llega Wuchang: Fallen Feathers, un RPG de acción en la línea de Dark Souls ambientado en el reino de Shu durante los últimos coletazos de la dinastía Ming, en el siglo XVII. De nuevo, un estudio primerizo y hasta ahora desconocido debuta con una producción apabullante.
La protagonista, la pirata Bai Wuchang, se despierta en una cueva sin memoria. Un médico taoísta le informa de que padece una infección sobrenatural que provoca la aparición de plumas en su brazo. Toda la comarca está asolada por la misma epidemia: una mutación grotesca que desfigura a sus habitantes y los empuja a la locura.
Wuchang decide usar el tiempo que le queda antes de perder la cabeza en enfrentarse al horror y rastrear los orígenes del desastre. Así recorrerá templos derruidos, campamentos de rebeldes antropófagos y ciudades sitiadas por hechiceras.
Fotograma del videojuego 'Wuchang: Fallen Feathers'
Si en el pasado muchos títulos chinos fueron criticados por copiar sin ambages fórmulas de éxito ajenas, esta nueva hornada de juegos narrativos se aleja de la imitación. Aunque Wuchang se asienta sobre el molde forjado por From Software, aporta suficientes activos propios para tener identidad.
Es un juego denso, con una red de sistemas interconectados: árbol de habilidades, tipos de armas (espadas, lanzas, hachas), hechizos, y un sistema de acupuntura mediante el cual Bai puede implantarse agujas que le otorgan ventajas temporales decisivas en combate.
El combate es pausado y metódico. Exige cálculo, atención y estudio del rival. Aunque Wuchang pisa tierra firme, la tradición wuxia se filtra en los combos: patadas intempestivas, piruetas elegantes. Es un juego exigente, especialmente con los jefes: grotescas monstruosidades que podrían haber salido de Resident Evil, y que sirven como examen de reflejos, estrategia y comprensión del juego.
Lo más impresionante es la escala de sus escenarios. Los niveles son enormes, retorcidos, llenos de rutas, secretos, trampas y atajos que se pliegan sobre sí mismos como en los grandes clásicos del diseño de niveles. Leenzee Games, el estudio afincado en Chengdu, demuestra un dominio sorprendente de este apartado en su primer título. Se nota que no es un equipo pequeño: estamos ante una superproducción con factura técnica excelente y un diseño ambicioso.
Wuchang: Fallen Feathers es uno de los grandes tapados del año. Me ha consumido durante semanas como pocos juegos lo hacen hoy. Es un debut brillante y una señal de advertencia para la industria global. Que se haya lanzado a 50 euros —frente a los 80 o 90 de muchas novedades occidentales— refuerza la estrategia agresiva del nuevo videojuego chino: precios competitivos, volumen de ventas, músculo industrial.
Fotograma del videojuego 'Wuchang: Fallen Feathers'
En los próximos años veremos muchas más superproducciones con sello chino. El control que el PCC pueda ejercer sobre las narrativas y los mensajes que nos lleguen no puede ser descartado, por lo que habrá que permanecer vigilantes. De momento, lo que tenemos entre manos es un gran RPG, con una ambientación fresca que nos abre una ventana a una cultura milenaria aún inexplorada por la narrativa del videojuego. Muy recomendable.
Wuchang: Fallen Feathers
Estudio: Leenzee Games
Editora: 505 Games
Director creativo: Xia Siyuan
País: China
Plataformas: PC, Xbox Series, PlayStation 5
