En estos días de Navidad en los que todos pensamos en qué regalar, quería hacer un breve repaso a los lectores de libros electrónicos y a las tabletas digitales que tan de moda se han puesto en este año. No va a ser un listado exhaustivo, ni mucho menos, sino una selección breve con los principales representantes en cada categoría, la mayoría de los cuales he podido comprobar personalmente.

Antes de nada, unas aclaraciones sobre la diferente tecnología de cada dispositivo y a quién va dirigido principalmente. Los lectores de libros electrónicos ("e-readers") usan tinta electrónica (http://es.wikipedia.org/wiki/Tinta_electr%C3%B3nica) mientras que las tabletas digitales usan pantallas clásicas LCD. La tinta electrónica no cansa la vista, permite su uso en condiciones de luz natural casi sin brillos y aunque ya existe tinta electrónica en color, los dispositivos en venta actuales cuentan sólo con 16 niveles de gris. Una gran ventaja adicional de la tinta electrónica es su escaso consumo energético: no es raro ver dispositivos con un uso de varias semanas antes de necesitar la recarga. El problema principal de los dispositivos de tinta electrónica en contraposición a las tabletas digitales es un refresco de pantalla lento, lo que impide por ejemplo la reproducción de video.

Siendo muy breves y, probablemente, muy simples, podríamos decir que los lectores de libros electrónicos están hechos para bibliófilos y las tabletas digitales para amantes de los "gadgets" electrónicos que no pueden vivir sin el correo electrónico y todo tipo de aplicaciones Internet.

Como lectores de libros electrónicos he seleccionado tres: el Kindle Wifi, el Sony Reader PRS-650 y el Papyre 6.2. No se trata de una revisión en profundidad de cada uno de ellos y mucho menos de un análisis detallado de sus sistemas de protección de copia, catálogos de libros disponibles, etc. Eso, probablemente, será motivo de otro artículo más adelante. Aquí sólo quería hacer un breve resumen de las características principales de cada uno como una ayuda a los posibles compradores navideños no muy versados en las tecnologías digitales.