La Fundación Sandretto Re Rebaudengo celebra el programa de residencias para jóvenes comisarios, un proyecto con 16 años de trayectoria y experiencia en Italia y dos en España. En su segundo año aquí son tres los comisarios, procedentes de diferentes latitudes como India, Egipto y Grecia, los que han seleccionado a siete artistas afincados en España con los que han ideado and yet the air was still stirring, una exposición que se puede ver en el Círculo de Bellas Artes y que plantea debates geopolíticos actuales.

Cada año la fundación que preside la coleccionista italiana pide a las escuelas de comisariado los currículums de sus mejores estudiantes y un jurado selecciona a tres jóvenes que participan en una estancia en nuestro país de entre tres y cuatro meses. Durante este tiempo visitan galerías y museos y mantienen conversaciones con directores, comisarios y artistas para dar con los creadores que mejor se adaptan a la exposición que después inauguran. En esta ocasión, Alejandro Alonso Díaz ha sido el encargado de coordinar a Anushka Rajendran, Yomna Osman y Akis Kokkinos en las casi 200 visitas que han realizado.

Fruto de esa labor de investigación que les ha llevado a ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, San Sebastián o Valencia surge la muestra que ahora vemos y que es “el final de un proyecto que crea una red de relaciones a través de la que se crean sinergias entre comisarios y artistas”, comenta Patrizia Sandretto. “Nuestra investigación planteó una serie de interrogantes sobre la identidad, la representación y el cuerpo político. Desde esa premisa sentimos una intimidad cultural hacia las Islas Canarias y sus historias, inspirándonos en la magia de las formas de vida nativas de su tierra, las metodologías del borrado sistémico de la identidad colectiva y lo que excede los límites del imaginario colonial”, explican los comisarios.

Siete artistas comprometidos

Vista de la exposición

La primera pieza que vemos es Aurora, de Adrián Alemán, obra que pertenece a un proyecto más amplio que “extrae algunos rasgos coloniales de la cultura canaria”, explica Alemán. Lo que vemos son 10 fotografías de 10 paisajes de Nicolás Alfaro Brieva, considerado uno de los primeros paisajistas de Canarias. A todos ellos les une un rasgo, el marco dorado que los delimita. Sin embargo, “ninguno de ellos representa el archipiélago sino paisajes de los Países Bajos y Cataluña, una muestra de cómo el horizonte del paisaje europeo suplanta el paisaje local”, añade el artista. La siguiente pieza pertenece a Dennis Dazon, creador que presenta dos obras relacionadas con la erupción volcánica que tuvo lugar en las montañas Zambales (Filipinas) en 1991 cuando él tenía seis años. “Recuerdo cómo caía la ceniza”, comenta, y fruto de la recolección que hizo en varios tarros de cristal surge la pieza 91.

La artista española Cristina Mejías estuvo “tres meses recolectando testimonios de gente que aún cree en la existencia de la Atlántida”. Su proyecto no se centraba en “buscarla sino de ver cómo la leyenda sigue vive porque se habla de ello”. Durante el verano de 2018 Mejías se trasladó a Sanlúcar de Barrameda, donde reunió las historias de los lugareños que la llevaron a filmar sus salinas. En Vigilaban en la última luz la aparición del espejismo Mejías proyecta sobre las salinas, que al final del verano con la evaporación del mar se convirtieron en montañas, las narrativas en torno al paisaje de la Atlántida. 

La cuarta pieza pertenece a Jokko Collective y se trata de una instalación sonora de 45 minutos en loop que supone la transición entre unas obras y otras. Pasado el umbral donde se escucha Alien Sound nos encontramos con otra pieza en la que Mejías reflexiona sobre “las formas no humanas del tiempo”, comenta Akis Kokkinos. Frente a ella Florencia Rojas instala Blue 072, una pieza que habla “del aislamiento forzoso a raíz de la represión policial”, un tema muy actual en este tiempo. Para ello, fotografía peces de acuarios domésticos y los coloca sobre cristales “rotos que muestran violencia” y que, en definitiva, se convierten en acuarios rotos. 

Desde Venezuela recala iki yos piña narváez funes, que en su obra se inspira en la diosa indígena Guaichia, que adopta la figura de una mariposa, de un arcoíris, de una serpiente o de un humano sin género para hablar sobre cómo la idea "de las plantaciones de la época colonial sigue vigente". El recorrido acaba con la obra The Vampire Manifesto de la artista canaria Raisa Maudit, una instalación que combina literatura, música y performance. Maudit se centra “en la isla de La Palma y el contexto colonial en el que las mujeres fueron masacradas”. En un vídeo la creadora se imagina cómo sería ser un vampiro dentro del volcán de Cumbre Vieja al que se accede a través de sus grietas. Una obra, comenta la propia artista, a la que se le han abierto varias capas de interpretación pues fue estrenada pocos meses antes de que el volcán entrara en erupción. 

@scamarzana