Image: Uno + uno: Barcelona

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Exposiciones

Uno + uno: Barcelona

Arte, dos puntos. Barcelona vive el arte contemporáneo

26 julio, 2013 02:00

Vista de la exposición en Caixaforum con las obras de Mike Kelley y John Bock

MACBA. Pl. dels Àngels, 1. CAIXAFORUM. Av. Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8. Barcelona. Hasta el 6 de enero/ 29 de diciembre.

En estas mismas páginas ya hemos aludido al acuerdo, formalizado en el 2010, entre el MACBA y "la Caixa" por el cual fundían sus respectivas colecciones en un proyecto común. Se creaba un único comité asesor y se definía una política de adquisiciones entre ambas instituciones. No insistiremos en ello, pero es preciso recordar que, con esta iniciativa singular, llevada a cabo por un museo y una entidad financiera, se articulaba una de las colecciones más significativas de arte contemporáneo del país. La colección de "la Caixa", iniciada en los años 80 y bajo la responsabilidad de María de Corral, abarcaba básicamente pintura y escultura nacional e internacional de los 80 y 90. Grueso que se complementaba con incursiones puntuales en el informalismo, origen del arte de aquellas décadas, y además incluía obras tardías de reconocidos maestros de otras generaciones.

Por otra parte, el foco de la colección del MACBA, contribución de Manuel Borja-Villel cuando dirigía el museo, se situaba en la órbita del conceptual de los años 60 y 70, completado por arte emergente de los 90, esto es, los herederos de aquellas tendencias. La colección de "la Caixa" reflejaba especialmente los vaivenes del mercado y los gustos de la época. Por el contrario, la selección del MACBA se presentaba como un contra-discurso al mercado y con ambición de modular otros itinerarios a los dictados por el canon o la institución Arte. Hoy en día, cuando las tendencias del conceptual han sido integradas y absorbidas por el sistema, y además en tan poco tiempo, tenemos otra percepción del significado de las supuestas nuevas cartografías y retóricas relecturas, pero no es este el tema que tratamos hoy. Lo importante es constatar que las dos colecciones se complementan y, juntas, cubren todo un arco cronológico, prácticamente la segunda mitad del siglo XX. La suma de los dos acervos, el del MACBA y el de "la Caixa", con más de 6.000 obras, representa uno de los conjuntos de arte contemporáneo más importantes del sur de Europa. Aún más: si el Museo Reina Sofía posee los fondos más valiosos de arte de la primera mitad del siglo XX, Barcelona lidera la creación rigurosamente contemporánea en España.

Un repaso a la historia da más pistas de la importancia de esta magna exposición, con más de 300 obras. Ya desde un principio, cuando el MACBA nació, se barajó que los ricos fondos de arte de "la Caixa" podían contribuir a la construcción del museo. Esta parecía la alternativa, la única viable para que el MACBA fuera algo más que un centro periférico y provinciano y pudiera competir internacionalmente para situarse en los circuitos que lideran el arte contemporáneo. No obstante, este anhelo ha tenido que esperar a un contexto coyuntural propicio (la reorientación de la política cultural de "la Caixa", entre otros múltiples factores) para hacerse posible. Un acuerdo articulado y labrado por Bartomeu Marí, director del museo, que ha ampliado notablemente la proyección del centro. A él le corresponde el mérito de refundar el MACBA.

A partir del 2010, ambas instituciones empezaron a colaborar con sus colecciones en iniciativas nacionales e internacionales. Pero ahora es la primera vez que presentan una exposición organizada conjuntamente y en ambas sedes a partir de la suma de sus colecciones. Se trata de un evento a lo grande que culmina el acurdo de 2010 y que se presenta como uno de los proyectos culturales más ambiciosos organizados por ambas plataformas.

Estamos ante dos exposiciones densas, caudalosas, con pretensiones de acontecimiento cultural, que quieren divulgar y hacer visible esta idea de colaboración, unión o cooperación entre ambas entidades. Este es uno de los mensajes implícitos. Pero hay algo más, seguramente más importante, que queda expresado metafóricamente en el título: Arte, dos puntos. Barcelona vive el arte contemporáneo. Y es que la exposición, más allá del protagonismo de las dos entidades, reivindica a Barcelona, Barcelona como capital del arte contemporáneo. Éste es el espíritu que sobrevuela proyecto.

Las dos exposiciones poseen una fisonomía muy diferente entre sí. Ni una ni otra siguen un itinerario cronológico, sino que se articulan a partir de microrrelatos; las dos son un homenaje a Barcelona, pero el discurso de cada una de ellas revela una noción diferente del arte contemporáneo. Cuando se trata de exposiciones tan ambiciosas y abiertas como estas, muchas lecturas son posibles, pero, para nosotros, el hilo conductor que reúne las dos muestras es la búsqueda de la tradición de lo nuevo. Frente el fluir constante del arte contemporáneo, intentan explorar y construir referentes y puntos de inflexión. Argumentos, claves y lecturas para trazar puntos cardinales y poder navegar en el carrusel sin fin que es lo contemporáneo.

En este sentido, Bartomeu Marí explicaba que, aunque el recorrido de la exposición del MACBA no era directivo y podía iniciarse desde diferentes ámbitos, para él un punto de partida posible era Copia (2000), del artista Oriol Vilanova, una instalación de gran formato que recoge cientos de postales de arcos de triunfo. Directa o indirectamente, esta pieza alude al Arco de triunfo barcelonés, la puerta de la Exposición Universal de 1888 y que metafóricamente representa la entrada de la modernidad, el nacimiento del siglo XX para la ciudad.

A partir de aquí, en la planta 0, se articulan episodios que representan una arqueología de lo nuevo; entre otros, la renovación pedagógica de Francesc Ferrer i Guardia; el GATCPAC; la experimentación de Torres García; las innovaciones literarias de J.M. Junoy, J. Salvat Papasseit y J.V. Foix; la fractura de la Guerra Civil y la recuperación de la vanguardia en la posguerra con las iniciativas de Cobalto 49 y Dau al Set; el Pabellón Español de la Trienal de Milán (1951), de José Antonio Coderch y Rafael Santos Torroella; la III Bienal Hispanoamericana (1955); el Grupo R, etc... Todos estos capítulos se presentan en forma de diálogo abierto a referencias y asociaciones con obras de artistas o episodios posteriores, los cuales iluminan y aportan nuevas perspectivas sobre aquellos y viceversa. La planta 0 es una suerte de raíces de lo se exhibe en los siguientes niveles, porque la dinámica continua, grosso modo, en las plantas superiores del museo a partir problemáticas o temáticas como puede ser la ciudad, la escritura de la historia, el nuevo concepto de publicación que significó Aspen. The Multimedia Magazine in a Box, el pop europeo...

El planteamiento de Caixaforum se centra especialmente en el arte de los años 80 y 90. Su responsable, Nimfa Bisbe, explicaba su propuesta como una exploración de las líneas de fuerza que habían dominado el periodo a partir de una selección de piezas significativas. Así, siguiendo su discurso, se experimenta una suerte de cambio de paradigma con la aparición de una nueva conciencia artística: la postmodernidad. La idea de un arte trascendente y espiritual que busca la experiencia de lo profundo (Joseph Beuys, Jannis Kounellis, Miroslaw Balka, Antoni Tàpies…) deriva en una práctica consciente de sus límites, irónica e irreverente, escéptica y mestiza (Garcia Sevilla, Cindy Sherman, Mike Kelly…). Además, también en los 90, se introduce un interés por ámbitos hasta entonces inexplorados, como son el cuerpo, la identidad, la sexualidad, el género (Janine Antoni, Pepe Espaliú, Felix González-Torres...).

En definitiva, dos entidades, dos colecciones, dos maneras de entender el servicio público y el arte. Su aportación está en la suma de esfuerzos y en su apuesta por Barcelona.