Zeide Isaac, 2009. Al fondo, Present Memory, 2010

Galería Parra & Romero. Claudio Coello, 14. Madrid. Hasta el 29 de julio. De 3.500 a 15.000 €.





Los franceses suelen atribuir la fecha de 1968 a uno de los artículos más citados del siglo pasado: La muerte del autor de Roland Barthes. Una atribución nada inocente porque vincula el texto con ese enfrentamiento con la autoridad que supusieron las revueltas estudiantiles de mayo de ese mismo año. Y, aunque se publicó en 1967 y en el número de una revista americana, Aspen, dedicada al Minimalismo, podría haber algo de cierto en esta relación forzada; al fin y al cabo, las palabras autor y autoridad comparten la misma raíz. Sin embargo, más que ser fundamental por anunciar una nueva muerte, este tremendismo fúnebre es una constante desde finales del XIX, el ensayo barthesiano es importante por confirmar lo que ya se intuía en las vanguardias: que "el nacimiento del lector se paga con la muerte del autor". Muerte y nacimiento que se han ligado a la tradición del arte conceptual -la sombra de Duchamp es alargada- , y a prácticas como las de Lawrence Weiner en su famoso libro Statements (1968), en el que afirmaba que las obras de las que daba instrucciones podían o no hacerse, porque la decisión final la tenía el receptor en el momento mismo de la recepción. Dos referentes, Barthes y Weiner, que aparecen en Where I am Calling From (2012), una de las obras de la primera exposición individual del artista, comisario y editor Alejandro Cesarco (Montevideo, Uruguay, 1975) en una galería de Madrid, Parra & Romero.



Ésta es una suerte de autorretrato que el espectador debe intentar descifrar en esos cuadros que simulan ser un libro desplegado. Títulos de capítulos, frases sueltas, cartas, imágenes presentes y ausentes, que construyen una particular autobiografía, que sigue una estrategia muy similar a la que Barthes -sí, de nuevo, Barthes- escribiera, aunque pueda parecer paradójico, unos años después de declarar que el autor estaba muerto. Una historia de vida fragmentaria que, como ocurre también en la de Barthes, recusa el orden cronológico (no se sabe si esas páginas recogen los que fueron sus influencias e intereses o los que todavía lo son) y en la que se espera que aparezca una nota escrita a mano en la que se advierta que "todo esto debe considerarse como dicho por un personaje de novela".



Este conflicto entre lo que se considera real y lo que se elabora como ficción, la contradicción que existe entre ser un personaje con un texto aprendido y al mismo tiempo un testigo fiel que relata un hecho, se evidencia en el vídeo que Cesarco dedica a su abuelo, Zeide Isaac (2009). En él, el anciano parece hablar sobre su experiencia como superviviente del Holocausto hasta que se descubre que ese monólogo que se escucha, y que trata sobre la idea misma de testimonio y el modo en el que se da forma a los recuerdos, se corresponde con un guión escrito por el nieto. Dar forma a los recuerdos, construir la memoria de algo que todavía no ha sucedido, es también el objetivo de Present Memory (2010), un retrato del padre enfermo de cáncer en el que se mezclan los tiempos: pasado, presente y futuro quedan unidos en este vídeo que actúa como toda historia de vida, la ajena y la propia, de la que siempre se conoce el desenlace.



Es una exposición que se convierte en un álbum de familia y en la que hay que asumir el papel de lector atento, una exigencia que es recurrente en el trabajo de Cesarco, que investiga sobre lo que de mediado tiene cualquier forma de lenguaje. No hay que olvidarse de las notas al pie, esas que dan pistas sobre lo que está y también sobre lo que falta.