Detalle de Remake, 2010

Galería Valle Ortí. Avellanas, 22. Valencia. Hasta el 5 de marzo. De 1.200 a 14.800 euros.

La aparición de la fotografía llevó a Delacroix a decir: "¡Cómo lamento que una invención tan maravillosa haya llegado tan tarde... en lo que a mí se refiere! [...] Es la demostración tangible del dibujo al natural, sobre el que hemos tenido ideas algo más que imperfectas". Más tarde, el éxito del retrato y las cronofotografías de Muybridge y Marrey llevaron a la pintura a redefinir su actividad y sus objetivos, habida cuenta de que esas experiencias ponían de manifiesto que la pintura había mentido respecto a la plasmación de la realidad. Pero, como más tarde Magritte advirtiera en Ceci n'est pas une pipe, la cuestión no estaba tanto en los aspectos técnicos como en las problemáticas de la representación y en el ambiguo espacio que separa la realidad de su percepción.



Los lienzos y papeles de Chema López (Albacete, 1969) tratan de desvelar las múltiples capas de la imagen interviniendo en el campo de la representación para poner en duda lo que vemos. Más allá del significado de las cosas, este artista atiende al significante: los personajes y motivos que aparecen en su obra van más allá de la simple visión para llamar a la imagen de la historia y sus ficciones, la de la cultura y la barbarie. Así, aparecen fotografías pintadas y cuadros filmados, partituras y libros dibujados, desde donde la imagen actúa con múltiples relatos para poder leer entre líneas y dejar de ver a medias, para avivar resonancias y llevarnos a sentir lo que somos y no somos, tanto como lo que fuimos y dejamos de ser ante tanta impostura.