Exposiciones

Faustino Ruiz de la Peña

9 marzo, 2006 01:00

Ruiz de la Peña: I"m working in my project, 2006

Espacio líquido. Jovellanos, 3. Gijón. Hasta el 1 de abril. De 480 a 1.400 e

A perfect world es la segunda exposición individual de Faustino Ruiz de la Peña (Oviedo, 1969), que ya debutó en la misma sala hace tres años. Entonces se le definió como un pintor desentendido de las ya absurdas polémicas entre figurativos y abstractos, y valientemente orientado hacia la representación de modelos naturales, con una personal modernidad. Sus acrílicos en blanco y negro toman escenas del cine negro o pasajes cotidianos ambientados en los cincuenta y setenta, además de un repertorio de imágenes familiares con una poderosa carga afectiva. Vienen a ser una memoria del mundo fugaz, de los recuerdos difusos en el tiempo que sólo la imagen rescata y perpetúa. Funcionan como un álbum de fotogramas robados a la realidad; una realidad detenida que sólo se reconstruye en la mente de cada espectador. Creo que Ruiz de la Peña opera como un arqueólogo del recuerdo, al que desvela y salva del desvanecimiento, del olvido. A diferencia de otras series anteriores, incorpora ahora frases y palabras que sirven para fortalecer uno de los mensajes posibles de estas obras abiertas a infinitas lecturas. Como decía Leonardo, la pintura es cosa mentale, una suerte de depuración mental que conduce a la depuración plástica. Tema y forma se revelan aquí con especial frescura, y tratan de los juegos inocentes, de infancias robadas, de superficiales familias burguesas, banales sensualidades, o del ocaso de la fama, con formas sencillas, facturas límpidas, dibujo preciso y oficio impecable. Podríamos rastrear ecos del pop americano, del dadá y el surrealismo, o incluso interferencias con la otra realidad madrileña, pero más que un artista de corrientes es un pintor de lo directo, de lo que ve y aprecia, y también de lo que siente.