David Raymond Conroy: You (People) Are All the Same, junto a mobiliario e intervención de Andrea Büttner

Poco conocida en España -tan sólo ha realizado un pequeño proyecto en la galería Nogueras Blanchard de Barcelona, en su antigua sede de la calle Xuclà-, Andrea Büttner (Stuttgart, Alemania, 1972) continúa sumando entradas a una biografía ya extensa y suscitando un enorme interés por parte de grandes instituciones internacionales tanto en Europa como en Estados Unidos, donde ha recibido mucha atención de museos importantes como el Hammer californiano o el Walker Art Center de Minneapolis. Su trabajo toca temáticas muy variadas, fundadas muchas veces en relecturas de la historia del arte y de la filosofía a la luz de su interés por las tensiones entre la alta y la baja cultura, las cuestiones de género o el concepto de "labor" bajo el que los objetos se producen y se consumen. Mucho gira en torno a la abundancia, o más bien alrededor de su relación con su contrario, pues su obra se pregunta reiteradamente cuánta riqueza puede hallarse en lo pobre, en lo nimio, en lo menor. Tropezamos en múltiples ocasiones con la expresión "little works", que denota un desdén por lo superfluo, por lo ampuloso. Se aferra así la artista a un perfil bajo en lo formal que anima a la obra a no querer ser nunca más de lo que en esencia es. Si bien el trabajo incluye vídeos, esculturas, pinturas, intervenciones e instalaciones, Büttner es muy conocida por su trabajo con la xilografía -la técnica de impresión a partir de planchas de madera-, y esta exposición en Kunsthalle Sankt Gallen, institución suiza que lleva años tejiendo uno de los programas más interesantes de Europa, abunda en este quehacer, del que se muestran muchos de sus mejores ejemplos. Tiene el montaje una precisión colosal y un ritmo tenue y medido, no sobra ni falta nada, y la proporción entre las imágenes que hacen visible el discurso de Büttner y el modo en que estas habitan el espacio expositivo es de una exactitud asombrosa.



Vista de la exposición de Andrea Büttner en Kunsthalle Sankt Gallen

El carácter en apariencia rudimentario que podríamos esperar de la xilografía es, efectivamente, análogo a los temas que Büttner representa. Comunidades religiosas, organizaciones conventuales y hermandades de monjas están en el centro de su iconografía. Y en torno a ellas, el leve rumor de sus frugales actividades, el de un humilde y mesurado estar en el mundo, y el de un sentido de la comunidad que elude la dimensión global amparado en su horizonte limitado y ascético. ¿Qué lugar ocupan estas figuras en nuestra desaforada contemporaneidad, en un mundo regido por la pavorosa velocidad de la tecnología y los mercados? Büttner nos habla de creencias y valores, de lo mundano y de lo trascendente, y de cómo unos y otros se engarzan en el contexto de nuestro tiempo. En la doble acepción en castellano de la palabra "valores" se abrazan dos de las cuestiones fundamentales para entender la obra de Büttner, las ligadas a la ética y al uso y al cambio de la mercancía. Sus xilografías hacen gala de una gran sencillez, con apenas unos trazos brevemente esbozados. Incorporan a menudo textos, como el ya célebre y revelador Yes, I believe every word you say, asociado ineludiblemente a los misterios de la fe. Acude la artista en ocasiones a San Francisco de Asís, que, como sabemos, provenía de una familia acomodada y que no dudó en situar a su comunidad en la más estricta sobriedad. Su figura debió resultar referencial para Büttner, uno de cuyos más célebres grabados representa al monje dando un sermón a los pájaros.



Vista de la exposición de Andrea Büttner en Kunsthalle Sankt Gallen

Al margen de las xilografías, la exposición presenta también dos elementos que la artista ha incluido en un ejercicio de auto-contextualización. Se trata del préstamo de la sección de una exposición que sobre la filósofa francesa Simone Weil realizó la Friedensbibliothek/Antikriegsmuseum de Berlín. Weil es conocida por su catolicismo infatigable, su no menos incansable investigación en torno al proletariado, su pasión por el trabajo manual y su ímpetu sindicalista. Bajo esta luz, no es de extrañar que sea una figura a la que Büttner acude con frecuencia. La presentación en Sankt Gallen pretende poner el acento en la idea de interpretación, de cómo transita el mensaje desde el emisor al receptor ya sea a través del lenguaje o a través del montaje escénico que aquí se plantea, siempre en relación al propio trabajo de Büttner. Textos escogidos de Simone Weil cuelgan de una suerte de tramoya. A ellos se dirigen grandes fotógrafos del siglo XX con imágenes que no siempre parecen tener un hilo conductor demasiado claro. Tratamos de encontrar nuestro lugar en la tensión entre los textos y las imágenes, contamos con el ascetismo de la presentación, con la sobria cadencia filosófica de Weil y con las resonancias monásticas de las xilografías de Büttner, y poco a poco se hacen visibles los lazos. Las dos comparten un interés por el rigor insobornable en el trabajo y por la necesidad de enraizar en el lugar, en lo propio. Si Weil vivió un nomadismo forzado durante toda su vida, Büttner observa el creciente desarraigo al que nos abocan la sociedades contemporáneas. Todo encaja.



Obras en muro de Andrea Büttner junto a la exposición prestada sobre Simone Weil

En torno al trabajo artístico y sus implicaciones éticas habla también el vídeo de David Raymond Conroy que Büttner incluye en su exposición. El vídeo narra, a través de la voz en off de una mujer, la decisión del artista de resolver una residencia en Las Vegas mediante la filmación de un vídeo de sus encuentros con vagabundos de la ciudad. David Raymond Conroy valora así las connotaciones éticas del trabajo artístico, la necesidad de enfrentarse a su propia obra en términos de "sinceridad y autenticidad" y de si realmente "todo vale" para realizar un trabajo de calidad. Es de verdad enriquecedor el modo en que el vídeo cuestiona algunos de los asuntos fundamentales a los que debe enfrentarse todo creador. Las imágenes evocan, claro, algunos de los más célebres grabados de Büttner, los que representan a mendigos y las pequeñas tiendas de campaña en las que se refugian. En unas y en otros resuena siempre la dimensión ética de la honestidad del artista.



El vídeo se proyecta en pequeño formato sobre un muro de la sala intermedia de la Kunsthalle. La luz de la sala ha sido tamizada por tejidos confeccionados por Büttner, que también ha creado banquetas con acolchados también diseñados por ella. El equilibrio es abrumador, como lo es la naturalidad con la que la artista se acerca a sus "artistas invitados" en una muy lograda conversación.



@Javier_Hontoria