El título de la exposición, Un gesto anterior, nos hace considerar la posibilidad de restituir aquello que fue, que ya no es, y que, quizá, nos llevó hacia donde estamos. Y con ese pensamiento, entramos en la tercera exposición de Pablo Barreiro (Meaño, Pontevedra, 1982) en la galería Nordés (incluida dentro del programa Aberto, la inauguración conjunta de la temporada de las galerías gallegas: Dupla, Luisa Pita, Metro, Trinta, Néboa, PM8, Moret Art, Vilaseco y Marisa Marimón).
Con la voluntad de captar la “arquitectura de las formas” Barreiro trabaja con “materiales fraguados, vulcanizados”. Sus palabras nos llevan a visualizar masas líquidas vertidas sobre moldes, oscilando su equilibrio, vibrando para evitar, o buscar, burbujas que serán oquedades en su piel ya objetual.
Masas que solidificarán para ser desencofradas, tras meticulosos y demorados procesos. Modelados en negativo sobre los que imaginamos haber dejado, en algún momento, un gesto propio. Masas de cemento endurecidas en moldes de escayola.
Capas y más capas, en barro o en porcelana (utilizando impresora 3D) que conforman porosas celosías modulares. Piezas giradas, empujadas, extrusionadas, de barro con engobe cerámico blanco o realizadas en cemento armado, suspendidas en estructuras de pared, en hierro o acero.
Los procesos artísticos, sus modos y técnicas, siempre resultan relevantes en la recepción de las obras, en su delectación, su lectura y su comprensión. Pero su importancia se nos deviene fundamental cuando hablamos de procesos escultóricos.
Pablo Barreiro: ' S./T', 2025. Foto: Galería Nordés
Quizás, por ser transformadores de materia, por el necesario estudio de sus especificidades, por la sucesión de hallazgos no previstos, por sus accidentes o por sus pérdidas. Quizás, por sus ensayos constantes.
En la trayectoria de Pablo Barreiro nos encontramos trasvases de elementos recluidos en esferas de la tradición, en el campo de la alfarería funcional (pensamos en el uso del barro de Buño, uno de los principales focos vivos de la alfarería gallega), podemos confirmar la persistencia de materiales y manufacturas arquitectónicas (como el uso del cemento armado) y compartimos la problematización de la repetición y la serialidad, que hacen que sus objetos confluyan en arquitecturas.
Vista de la exposición. Foto: Galería Nordés
Ante las piezas realizadas en cemento armado y escayola, donde conviven molde y objeto, pensamos en la arquitectura realizada en los años setenta en España y en sus texturas de hormigón, en la búsqueda de soluciones ligeras para que lo pesado se tornase liviano y modular.
Y paseamos por la ciudad. Releemos pavimentos y parámetros verticales. Valoramos su sobriedad. Nos demoramos ante huellas de encofrados, ante elementos modulares, ante argamasas orgánicas que hacen que vuelva a la exposición porque como Rafael Espejo, aquí citado por Barreiro escribió: “A menudo no estoy donde mi cuerpo cumple sus funciones”.
