Agencias

"A Tàpies hay que volverlo a explicar", escribió Carles Guerra, crítico de arte y director de la Fundació Antoni Tàpies entre 2015 y 2020, en El Cultural el pasado diciembre. "Aquellos que lo defendían han muerto o dejado de dirigir instituciones. El relevo generacional ha empujado sus obras a las reservas de los principales museos", lamentaba. 

Ahora, con motivo de su centenario, el Museo Reina Sofía inaugura la mayor retrospectiva hasta la fecha de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012). Realizada conjuntamente con la Fundación Tàpies, y para la que colecciones de todo el mundo, incluido el Museo Guggenheim de Nueva York, han prestado obras del artista catalán. 

La exposición, que ocupa tres cuartas partes de la plata cuarta del museo, es 'anti-instagrammers'. Así la ha definido Manuel Borja-Villel, exdirector del Museo Reina Sofía, que ha regresado por primera vez a la pinacoteca como comisario tras su salida el año pasado. 

"Es una muestra de un artista con la fuerza de lo poético y de un pintor que ve desde la pintura. Así que lo siento, instagrammers, pero esta exposición no se puede fotografiar, porque hay una serie de matices y elementos que exigen la presencia en la sala", aseguró durante la presentación Borja-Villel.

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El título de la muestra, La práctica del arte, remite a la primera compilación de sus escritos, publicada en 1970. A través de un recorrido que incluye en torno a doscientas piezas —algunas de ellas reunidas para la ocasión tras décadas de dispersión—, la muestra da cuenta del trabajo de este artista catalán que experimentó con las propiedades expresivas de la materia y el lenguaje, sin dejar de reflexionar sobre la propia pintura y la representación.

De este modo, se recoge la visión de un pintor "intelectual, comprometido y ser humano", remarcó Borja-Villel, añadiendo además que una de las novedades es un enfoque respecto a la "forma de trabajar" de Tàpies. Ya que la muestra intenta recrear diez estudios imaginarios donde pintaba el autor.



"Hay muchas maneras de definir a Tàpies, cada día tiene algo nuevo que decirnos, pero creo que es en su conversación sobre la vida y la muerte, la que estremece todo lo demás: el amor, la poesía o la política", explicó Inma Prieto, directora de la Fundación Tàpies.

Prieto aseguraba en El Cultural que Tápies es uno de nuestros artistas más reconocidos, "pero las preguntas deben plantear más un conocimiento que un reconocimiento". Además, añadía, "este tipo de conmemoraciones generan, sin duda, un espacio de reflexión y estudio, por un lado, con cierta mirada respecto al pasado pero, también, y con especial atención en nuestro caso, puede ser una oportunidad para abrirse hacia el futuro". 

Vista de la obra "7 de noviembre" de la exposición 'Antoni Tàpies. La práctica del arte' en el museo Reina Sofía. Foto: EFE/ Chema Moya

En este sentido, el comisario de la muestra ha señalado que la figura del artista ahora "tiene todo el sentido o más que en su época". Asociado a la abstracción y al informalismo de posguerra por sus rasgos expresionistas, Manuel Borja-Villel, que le conoció personalmente, recordó que "se enfadaba" cuando le preguntaban si era figurativo o abstracto: "Él era las dos cosas a la vez".

Las primeras salas exponen su producción más joven, marcada por una enfermedad pulmonar que le hizo permanecer convaleciente en 1942 y 1943 y en los que descubrió la pintura de manera totalmente autodidacta.

Años después sería uno de los fundadores del grupo de vanguardia Dau al Set. Pero es en 1953 cuando experimenta un punto de inflexión y comienza a incorporar texturas densas a sus pinturas.

En el catálogo se incluyen nueve documentos inéditos además de entrevistas donde desarrolla algunas de sus ideas "menos formalizadas". "Tàpies escribió muchísimo, con una memoria personal muy útil para entender cómo funcionaba el franquismo o con sus cartas sobre la vida cotidiana o por su amor a Teresa", remarcó el comisario. 

La muestra incluye las obras más características del artista "más comprometido políticamente": A la memoria de Salvador Puig Antich (1974) o 7 de noviembre, en referencia a la Asamblea de Cataluña celebrada en esa fecha y que supuso una primera plataforma de oposición democrática a la dictadura de Franco.

Vista de la obra "Dukkha"de la exposición 'Antoni Tàpies. La práctica del arte' en el museo Reina Sofía en Madrid EFE/ Chema Moya

Asimismo, la muestra dedica varias salas a facetas menos conocidas del su trabajo del catalán con papel y cartón. La serie de dibujos Teresa (1966), dedicada a su mujer, revela un Tàpies más íntimo, el mismo que en esa época estaba haciendo alguna de las piezas más monumentales de su carrera.

Por su parte, el hijo del artista, Antoni Tàpies Barba, que ha prestado varios cuadros y objetos poco conocidos como sus cuadernos, celebró esta muestra que "hará que las nuevas generaciones puedan reencontrarse" con el pintor.

"Es verdad que a la muerte de los artistas a veces su obra entra en un túnel oscuro en determinados momentos, pero este centenario permitirá que su obra sea revisitada y valorada de nuevo y, por supuesto, puesta en el lugar que merece", indicó.

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