Fotografía de la exposición 'Documento/Monumento' de Mathieu Pernot.

Fotografía de la exposición 'Documento/Monumento' de Mathieu Pernot.

Arte

Las vidas en los márgenes de Mathieu Pernot, en el centro Niemeyer

La muestra abarca más de 30 años de producción artística del fotógrafo francés, que indaga en la periferia, la migración y la comunidad gitana. 

1 febrero, 2024 01:51

"En nuestros días, la historia es lo que transforma los documentos en monumentos", afirma Michel Foucault en La Arqueología del saber (1969). Esta es la premisa de la que ha partido el fotógrafo francés Mathieu Pernot (Fréjus, 1970) para su retrospectiva Documento/Monumento, que tras exhibirse en la Fundación Mapfre de Madrid llega al Centro Niemeyer de Avilés hasta el 1 de abril de 2024.

La muestra, comisariada por Victoria del Val, abarca más de 30 años de producción artística, que combina la fotografía documental con el trabajo de archivo. En total, una docena de series e imágenes que indagan en la periferia, la migración, la comunidad gitana, a través de las vidas que han marcado al fotógrafo. 

Pernot empezó a estudiar en la École Nationale Supérieure de la Photographie de Arlés, ciudad con la que estableció un vínculo emocional y profesional que perdura hasta hoy. 

Fotos: © Manuel Carranza/Centro Niemeyer

Fotos: © Manuel Carranza/Centro Niemeyer

Allí conoció a Los Gorgan, una familia romaní que protagoniza gran parte de la exposición. Con sus imágenes, Pernot acerca al espectador a la vida diaria de esta familia gitana, pero sin pretender representar a una comunidad entera. 

En la muestra se combinan las fotografías realizadas por el fotógrafo, así como aquellas que le proporciona cada miembro de la familia, configurando un gran álbum familiar que permite ver el paso del tiempo a través de los rostros de sus protagonistas: Ninaï, Johny, Giovanni, Prescilla, Doston.

El fotógrafo lleva desde 1995 fotografiando la vida en los márgenes, historias de personas que se sitúan en la periferia de la sociedad. Sin embargo, el autor insiste en que, "aunque sea gente que vive en los márgenes de la sociedad, no son marginales. No los veo como víctimas de una historia, los veo con sus distintas peculiaridades y como personas que han elegido su forma de vivir”, aseguró en una entrevista para EFE. 

La fotografía del francés se cuece a fuego lento. Ha acompañado durante 30 años a los Gorgon, pero también estuvo durante ocho años fotografiando derribos. Pernot viajó a Oriente Próximo, en el que atravesó el Líbano, Irak y Siria trazando un itinerario de Beirut a Mosul, entre las ruinas de civilizaciones milenarias y las de las tragedias de su historia reciente.

Fotos: © Manuel Carranza/Centro Niemeyer

Fotos: © Manuel Carranza/Centro Niemeyer

Pernot lo plasmó en una serie fotográfica, que se expone por primera vez en esta muestra, en la que se ven los edificios destruidos de Beirut en 2000, después de la guerra civil libanesa. Así como en la serie de gran formato Implosiones / Nubes, donde el fotógrafo capturó algunas de las voladuras controladas de edificios obsoletos en suburbios franceses.

Esta serie junto con Un mundo feliz, una colección de sesenta postales publicadas entre los años 50 y 80 que muestran ciudades suburbanas francesas consideradas en su época como símbolos de modernidad y progreso, son la representación de las dos caras de la utopía urbanística y social francesa de los años 60. 

Para el autor, ese estado de ruina se hace eco de la relación que la fotografía tiene con la realidad: "el medio fotográfico es la expresión de una pérdida, la presencia de una ausencia".

Por otro lado, Los que gritan se exhibe junto a los collages y el material gráfico procedente de la cárcel parisina de La Santé, que Pernot recogió antes de su derribo en 2015. 

Fotos: © Manuel Carranza/Centro Niemeyer

Fotos: © Manuel Carranza/Centro Niemeyer

En ellas, los familiares de los reclusos de prisiones de Aviñón, Marsella y Barcelona se sitúan al otro lado del muro de la cárcel, adoptando poses teatrales y convirtiéndose en actores de una tragedia contemporánea.

Entre ellos, se reconocen a miembros de la familia Gorgan, cuyo padre, Johnny, estaba recluido en Aviñón. Los retratados dirigen su mirada fuera de campo, manteniendo un diálogo mudo e impotente a través de gritos al vacío, que intentan derribar las paredes que los separan.

Destaca también la serie Boxeadorescon la que Pernot intentó capturar el arquetipo del luchador, fotografiando a los boxeadores en una sala de entrenamiento de deportes de combate en Marsella.

Así como Melilla, una serie que se inscribe en el proyecto L’atlas en mouvement, en el que el autor interroga la representación de las cuestiones migratorias y del exilio bajo la forma de una enciclopedia poética llevada a cabo en colaboración con personas migrantes.

En todas las series presentadas en la retrospectiva se puede apreciar la capacidad de Pernot de documentar un estado de fragilidad del mundo, aquello que está a punto de desaparecer. Con ello, busca preservar la memoria, la de aquellos que pasan desapercibidos, pero que con la mirada del francés, adquieren una monumentalidad que merecer ser recordada.