Marcel Duchamp, en 1927. A su lado, sus 'ready-made' 'La rueda de bicileta' (1913) y 'La fuente' (1917). Collage: F. D.

Marcel Duchamp, en 1927. A su lado, sus 'ready-made' 'La rueda de bicileta' (1913) y 'La fuente' (1917). Collage: F. D.

Arte

'El aprendiz en el sol': una expedición a la médula de Marcel Duchamp

El profesor y crítico José Jiménez disecciona en su último libro a uno de los artistas más relevantes del siglo XX, pionero del 'objeto encontrado'.

3 agosto, 2023 02:43

El aprendiz en el sol representa una culminación: la del "diálogo filosófico" que, como catedrático de Estética y Teoría de las Artes, filósofo, comisario y crítico, ha mantenido José Jiménez durante décadas con la obra de Marcel Duchamp (1887-1968). Un libro de exploración, revelación, análisis y síntesis, medular, esclarecedor y de profunda vibración indagatoria: una expedición hacia el núcleo del pensamiento y la acción de un creador que, según el colaborador de El Cultural, "aporta cuestiones muy profundas al sentido de la vida en nuestro tiempo, desde una mirada artística pero en cuyo trasfondo aparecen muchas cuestiones de carácter conceptual, próximas a la filosofía, y también de carácter poético". Y que es, por otra parte, "uno de los artistas sobre los que se han acumulado más tópicos simplistas, en algunos casos de desvalorización y en otros de simple espejismo, de no llegar a entender el fondo de las cosas".

Duchamp es para Jiménez "un artista desencadenante", el más importante del siglo XX junto a Pablo Picasso. Pero las diferencias entre los dos son notables: "Picasso representa la creación extendida, prolongada, plural…, que conecta con manifestaciones tradicionales de la historia del arte, para él referencias fundamentales. Duchamp supone una vía alternativa: en lugar de hablar solamente en relación con lo que había pasado antes (también lo conoce muy a fondo, evidentemente, y dialoga con ello en sus primeros años), le interesa mostrar cómo cambia la configuración de la vida a través de la técnica, el desarrollo de la modernidad, la reproducción de las imágenes, la introducción de la imagen como práctica y síntesis del consumo".

El aprendiz en el sol 

José Jiménez 

La Oficina. 2023. 208 páginas. 18,52 €

Y sigue: "Nos abre una vía para poder distinguir el sentido de las imágenes. No son lo mismo las imágenes que simplemente intentan favorecer el consumo cuando te acercas a ellas que las que te hacen pensar en la forma. Aquí hay una dimensión filosófica profunda sobre la que hablo en el libro. Duchamp abre un nuevo horizonte para el arte de nuestro tiempo que luego es seguido por muchos artistas. De hecho, el mayor impacto en su recepción pública se da en los años 60, cuando a partir del pop art se empezó a recuperar lo que él había planteado, y a partir de entonces se han ido abriendo múltiples vías de seguimiento".

El libro profundiza en los diversos aspectos que conforman la personalidad artística del francés, entre ellos su relación con la poesía y el humor: "Las referencias que hay en Duchamp a Jules Laforgue, Baudelaire o Mallarmé son importantísimas. Él encuentra en la poesía una forma de pensar en profundidad lo que es la realidad, la experiencia de la vida. Y en todo momento hay un desarrollo que implica la idea de juego, de juego irónico. Yo esto incluso lo he relacionado con planteamientos filosóficos de Ludwig Wittgenstein, que acuñó el concepto de juegos de lenguaje, porque los juegos de lenguaje son un núcleo de todo el trabajo artístico y de pensamiento de Duchamp. Aquí además se activa una conexión con algo que es importante: la reflexión sobre Lewis Carroll y el personaje de Alicia, y lo que implica ver lo que Alicia ve a través del espejo. Poesía e ironía son dos elementos fundamentales para el juego de comprensión que la realidad necesita".

El carácter abierto del proceso creativo es otro aspecto esencial para entender el pensamiento del autor de El Gran Vidrio. Duchamp, explica el experto, "estaba en contra del factor de repetición que tantas veces tiene lugar en el arte. Nunca quiso volver a hacer una obra ya hecha. Él quería abrir un juego de transmisión y comprensión con aquellos que van a valorar y estimar la obra después de haberla visto y más o menos comprendido".

Y continúa: "Él anticipó algo que desde un punto de vista teórico-conceptual se formuló mucho después, lo que Umberto Eco denominó obra abierta: los artistas hacen una propuesta a través de sus obras pero la culminación de esa propuesta solo tiene lugar a través de la relación de la obra con los públicos. Duchamp tuvo esta idea desde el principio como un aspecto fundamental de su trabajo. En ningún caso se consideró una especie de genio premonitorio: él activaba un proceso de pensamiento y de representación que quedaría abierto para toda una forma plural de comprensión por los públicos y los cambios del tiempo".

Poner en cuestión la idea de identidad fue, como analiza Jiménez, otra de las aportaciones "anticipatorias" de Duchamp: "Él empieza a utilizar lo que yo llamo fotografía performática. La idea de una puesta en acción de la representación fue para él crucial".

Marcel Duchamp caracterizado como Rrose Sélavy, fotografiado por Man Ray en 1921.

Marcel Duchamp caracterizado como Rrose Sélavy, fotografiado por Man Ray en 1921.

Así lo refleja en el proyecto que desarrolló en 1917 en Nueva York, en el que funde en una imagen cinco fotografías que le realizaron en torno a una mesa en una tienda de Broadway: "La dimensión de variación de la imagen de lo que uno es resulta fundamental para Duchamp, y esto llega en 1920 a la creación de un personaje que es su desdoblamiento femenino, a la que llama Rrose Sélavy, un nombre que plantea nuevos juegos de lenguaje: el nombre, con dos erres, suena en su pronunciación en francés igual que Eros, y el apellido suena igual que c’est la vie. De modo que lo que nos está diciendo es que la vida es Eros. El deseo debe ser abierto, nunca cerrado, y nos permite plantear que la identidad no debe ser una cuestión fijada autoritariamente, sino abierta en términos de plena libertad".

Duchamp es un dislocador de sentidos y un enemigo de los significados establecidos. Y de los tópicos, que tanto le acechan, entre ellos el de haber acabado con la pintura: "Es completamente falso. Él lo que intentó fue evitar un tipo de identidad artística prefijada, la del pintor que va repitiendo procesos, actos, formas de representar… Él quiere plantear su trabajo siempre con una forma de innovación en la manera de desarrollarlo".

Y prosigue: "Desde El Gran Vidrio hasta Étant donnés, la obra en la que trabajó en sus últimos veinte años y que solo se conoció póstumamente, él siguió utilizando la pintura, pero no en el formato tradicional. Pensaba en la necesidad de ir al fondo de la representación utilizando la pintura pero también el concepto y la significación poética. Todos los sistemas de representación material tenían para Duchamp una gran importancia. Él no acabó con la pintura sino que abrió un diálogo nuevo con la forma de pintar y en relación con los nuevos procesos que la técnica había abierto".

Él empieza a utilizar lo que yo llamo fotografía performática. La idea de una puesta en acción de la representación fue para él crucial

Muchos de los ataques o análisis simplificadores que ha sufrido tienen que ver con sus ready-mades, que, como explica el experto, "implican un giro de la mirada, que despliega una interrogación sobre formas ya dadas, invirtiendo o proyectando su sentido en un vuelo conceptual o metafórico". André Breton definió el ready-made como "algo que se convierte en obra de arte por capricho del artista".

Pero la realidad es más compleja: "Lo que Duchamp hace con los ready-mades es abrir un proceso sobre la investigación de las formas, y aquí hay una dimensión filosófica muy importante que yo pongo en relación con el planteamiento de Immanuel Kant en su Crítica de la facultad de juzgar. No es lo mismo juzgar la forma, la representación, a partir de sus usos, en lo que hay una dimensión puramente pragmática, que hacerlo por su carácter formal sin ningún tipo de mediación pragmática. Esto es lo que encontramos en los ready-mades: una interrogación sobre las formas que vemos todos los días. Los objetos de uso cotidiano que la técnica produce tienen una forma que nos interroga sobre su valor, más allá de los usos pragmáticos que les damos".

Jiménez, que dirigió la publicación en 2012 de los Escritos de Duchamp en Galaxia Gutenberg y entre cuyas obras figuran también Teoría del arte, La imagen surrealista, Imágenes del hombre o Crítica del mundo imagen, define al protagonista de El aprendiz en el sol como "el primer artista multimedia". Y es que "frente al acuarelista, el pintor o el escultor que solo hace esculturas, lo que él hace es ensamblar todo un conjunto de técnicas y soportes de representación diferentes, fusionándolos y abriendo una dimensión anticipatoria en el arte de nuestro tiempo".