La pintora argentina Elda Cerrato (Asti, Italia, 1930) ha sido reconocida con el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2022, un galardón dotado con 100.000 euros. El jurado ha destacado “un amplio y sostenido trabajo artístico experimental, hasta fechas recientes poco reconocido". La obra de la artista visual, docente e investigadora residente en Buenos Aires "habla de la memoria en los bordes para dar cuenta de una trayectoria que se ilumina desde los márgenes de movimientos, instituciones y tendencias artísticas hegemónicas", se añadía en el acta.

La memoria personal y colectiva ha tenido siempre un protagonismo esencial en su obra. El esoterismo, la política o la reflexión sobre la ausencia y la presencia han sido algunas de las cuestiones que ha transitado la veterana artista.

"En su obra se entrecruzan territorios aparentemente inconexos", señalaba el jurado. Así, las "búsquedas espirituales, indagaciones esotéricas, politización radical y la capacidad anticipatoria del arte" de la artista son elementos que, a lo largo de su trayectoria, han estado vinculados a "una especial llamada de atención sobre la fragilidad de la institucionalidad democrática en América Latina”.

Además, el jurado ha señalado que “Elda Cerrato habla de la memoria en los bordes para dar cuenta de una trayectoria que se ilumina desde los márgenes de movimientos, instituciones y tendencias artísticas hegemónicas”.

La artista integró los primeros grupos del maestro místico George Gurdjeff y otras búsquedas espirituales y filosóficas alternativas desde los años 50 del siglo XX en América Latina. En aquel momento trabajaba codo con codo junto a su pareja, el músico experimental Luis Zubillaga.

Una de las obras de la autora, expuesta en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires

En los años 60 mantuvo una relación cercana a los creadores Aldo Pellegrini, Juan Carlos Paz y Oscar Masotta, y estuvo vinculada al Instituto Di Tella y más tarde al CAYC. Junto a Juan Carlos Romero formó parte de la fundación del SUAP (Sindicato Único de Artistas Plásticos). Durante la última dictadura militar argentina de Rafael Videla vivió en Venezuela. Allí formó parte del medio cultural de Caracas. Concretamente, fue miembro activo del grupo El Techo de la Ballena.

Tras el Proceso de Reorganización Nacional, que se extendió hasta 1983, clama en su obra contra las amenazas que se ciernen sobre la vida democrática en Argentina, que desde entonces se vio inmersa en un continuo contexto de crisis económica política y social.