Pensar en Rembrandt es pensar en uno de los pintores holandeses más importantes del siglo XVII. Mientras que la mayoría de artistas de su época se especializaron en un género concreto, él sobresalió en numerosos campos, y no solo como pintor, también como dibujante y grabador. El retrato, una de las disciplinas que no ha sido tan estudiada en forma de exposición, fue uno de ellos y, a pesar de haber alcanzado al igual el máximo nivel, nunca se había dedicado una exposición en exclusiva a su faceta como retratista. El Museo Thyssen-Bornemisza presenta Rembrandt y el retrato en Ámsterdam, 1590- 1670, que reúne una selección de retratos realizados durante su 'siglo de oro', con la figura y la obra de Rembrandt como eje central. Una selección de casi un centenar de pinturas y grabados que incluye algunos de los mejores ejemplos de Rembrandt -39 en total- como de otros artistas coetáneos.

La exposición, que se podrá ver hasta el próximo 24 de mayo, se divide en nueve secciones cronológicas que muestra cómo era el retrato en Ámsterdam antes de la llegada de Rembrandt, cómo cambió con la presencia del maestro y cómo cambiaron los gustos hacia finales de siglo. El maestro, sin embargo, se mantuvo fiel a sus convicciones y nunca se dejó arrastrar por las opiniones de sus retratados ni por las nuevas modas pictóricas.

Aquí un breve recorrido por la exposición.