Para Estrella de Diego, comisaria de la muestra Retratos de la modernidad que la Fundación Mapfre dedica estos días a Berenice Abbott, la fotógrafa no quería hacer instantáneas ni bonitas, ni artísticas sino documentos. En este sentido, su legado se ha convertido en lo que Nueva York era, iba a ser y, por consiguiente, en lo que iba a dejar de ser. Abbott empezó la carrera de periodismo pero la abandonó para dedicarse a la escultura. Un viaje por Europa le llevó a trabajar en el estudio parisino de Man Ray, donde descubrió que su verdadera vocación era la fotografía. Esta muestra de la Fundación Mapfre reúne algunas de esas instantáneas divididas en tres grupos. Estrella de Diego escoge y comenta para El Cultural seis de ellas.

Autorretrato

Cuando en 1918 la fotógrafa Berenice Abbott llega a Nueva York desde Ohio, donde había nacido veinte años antes, se da de bruces con aquello que andaba buscando: la comunidad moderna y bohemia del Village neoyorquino a la cual pertenecía Duchamp. A través de él encuentra a Man Ray con quien aprende una mirada fotográfica contemporánea que acabaría siendo su excepcional punto de vista.

Eugène Atget  

Abbott conoce a Atget en París y se queda fascinada por su trabajo, una especie de Balzac como le llama en  El mundo de Atget de 1964. Cuando muere, compra el archivo del francés y, generosa, trata de promocionarle. En todo caso la diferencia entre ambos en enorme: Atget es un flâneur que se pasa su vida reconstruyendo París, mientras Abbott es una directora de fotografía eficaz que en muy pocos años retrata a Nueva York como a un personaje de cine negro.

Panadería

Nueva York se convierte ante el objetivo de la fotógrafa en un ser vivo que el visitante actual puede rastrear durante el paseo por sus calles abarrotadas, mirando hacia arriba para tropezarse con la belleza moderna de sus rascacielos o caminando entre tiendas, tipos, puentes, calles, interiores, edificios en construcción y emblemáticos… De hecho, Abbott percibe muy pronto las posibilidades infinitas de Nueva York como vehículo para plasmar esa modernidad única de una ciudad: del cielo al suelo.

Pelota rebotando

Desde finales de la década de 1950, Abbott forma parte del Comité del Estudio de la Física en el MIT, cuyos archivos custodian buena parte de ese tipo de imágenes de fenómenos físicos realizadas por Abbott. No era la primera vez que sus fotos servían para ilustrar libros de ciencia. De hecho, a pesar de tratarse de una de las 'series' menos conocidas, los trabajos relacionados con la ciencia tienen una importancia y una fuerza comparable a los retratos y las fotos de Nueva York.

Rockfeller Center

Frente a Nueva York tenemos la falsa impresión de que siempre ha sido así. En esta imagen aborda la construcción de un edificio emblemático que 'documenta' en esta imagen de belleza imponente. Abordar a Abbott en 2019 exige revisar la noción de documento y de fotografía artística y hasta obliga a enfrentar la imposibilidad última de una fotografía documental sin fisuras. Su resultado visual es tan rico y maravillosamente contradictorio que el adjetivo 'documental' termina por ser demasiado exiguo.

Janet Flanner

Janet Flanner –amiga personal de la escritora Djuna Barnes–, periodista y escritora ella misma, representa a esa comunidad LGTBI+ a la cual pertenece Abbott. Aquí es fotografiada con su aire más ambiguo, el pelo corto y la ropa masculinizante. Es otra representante de la 'Nueva Mujer', mujeres que desde finales del XIX luchan por su libertad. En efecto, las 'Nuevas Mujeres' retratadas por Abbott son fuertes, fuera de la norma; dispuestas a vivir en el margen para salvaguardar su libertad.