Vista de la exposición

La Fundación Mapfre de Barcelona inaugura El Infierno según Rodin, una muestra que analiza la creación de La puerta del Infierno, uno de los iconos de la Historia del Arte.

Cuando Rodin recibió el encargo de una puerta decorativa en 1880 todavía era un artista poco conocido que había pasado la mayor parte de la década de 1870 en Bélgica y había tenido que batallar para exponer su primera gran figura, La edad de bronce, en el Salón de 1877. Edmond Turquet, subsecretario de Estado de Bellas Artes, le encomendó un modelo de una puerta decorativa adornada con bajorrelieves que representasen la Divina comedia de Dante. Esta puerta estaba destinada a la fachada de un museo de artes decorativas que el Estado quería crear en París, siguiendo el ejemplo del South Kensington Museum de Londres (actual Victoria and Albert Museum). Este encargo se convirtió en la obra central de Rodin y la muestra El Infierno según Rodin que inaugura la Fundación Mapfre en Barcelona revive la creación de este icono de la Historia del Arte.



La puerta del Infierno tuvo una importante influencia en la evolución de la escultura y de las artes en el siglo XX. A través de más de 150 obras, entre las que se pueden encontrar 30 dibujos que pocas veces se han presentado al público y numerosas esculturas restauradas para la exposición, el objetivo es el de sumergirse en la historia de esta obra maestra en la que Rodin recreó una visión espectacular del Infierno, llena de exaltación y de tormentos. Durante cerca de diez años se entregó a la tarea inspirándose primero en la Divina comedia de Dante Alighieri y después, cada vez más, en Las flores del mal de Charles Baudelaire. En su pieza trabajó tanto la dimensión arquitectónica de la puerta (bajorrelieves, pilastras, elementos decorativos) como los personajes que se encuentran en su superficie, Rodin crea formas inéditas para expresar las pasiones humanas.



Los numerosos grupos de figuras de condenados que Rodin dibuja, modela y junta constituyen un repertorio de formas, que el artista reutilizó hasta el final de su carrera, con una inventiva siempre renovada. Muchas de sus obras más conocidas proceden de este ímpetu que propulsa a Rodin al primer plano de la escena artística, empezando por El pensador, El beso, Ugolino, Danaide y Las tres sombras. La lectura de La puerta del Infierno arroja luz sobre toda la obra de Rodin. En ella se condensan sus indagaciones estilísticas y es el punto de partida de muchas variantes realizadas con sus técnicas preferidas: fragmentación, reunión, ampliación, reducción, repetición...



Dibujo Condenado (anverso), c. 1880

Rodin, fascinado por el cuerpo (dolorido, violento o erótico), dibuja, modela y retoca sin cesar sus creaciones anteriores para captar y expresar todos los arrebatos del alma. La presentación excepcional de muchos dibujos, a menudo con anotaciones de Rodin, muestra esta indagación de la composición y el movimiento.



Las diversas inspiraciones de Rodin

En un principio Rodin se inspiró esencialmente en el texto de Dante. Al igual que muchos artistas antes que él, está fascinado por el Infierno, la primera parte de la Divina comedia, en la que Dante describe su recorrido por los nueve círculos que forman las regiones infernales. Meditó la composición global de su obra y al principio imaginó una puerta formada por cuarterones yuxtapuestos con paneles esculpidos en bajorrelieve, como muestran las dos primeras maquetas modeladas y varios grandes dibujos de conjunto.



En una segunda fase Rodin concibió unas hojas menos compartimentadas, con las figuras mezcladas en un espacio más unificado. Es lo que muestra la tercera maqueta de la Puerta, que también revela un estudio del desarrollo en profundidad de la composición. Tres elementos la dominan entonces: El pensador, El beso y Ugolino. Muchos dibujos y varias esculturas representan escenas que pueden relacionarse directamente con ciertos pasajes del Infierno, pero el artista nunca ilustró literalmente el texto de Dante. La relación es más sutil, a veces tenue, y a menudo son sus anotaciones en las obras las que nos permiten establecer la conexión. Los temas principales son los pecados y sus distintos castigos, y en general los sufrimientos que se causan a sí mismos los seres humanos debido a sus defectos, pero también a sus sentimientos.



Dibujos Abrazo; mujer echada junto a un animal y, a la derecha, Dante cayendo de espaldas, c.1880

La sección Las pasiones humanas: de Dante a Baudelaire muestra cómo a mediados de la década de 1880 Rodin encontró una nueva fuente de inspiración en Las flores del mal de Baudelaire: la sensualidad, el amor fatal y la tentación se mezclan con el sustrato dantesco. Durante la primera mitad de la década de 1880 la fama de Rodin no dejó de crecer gracias a sus participaciones en el Salón. En 1884-1885 Rodin parecía suficientemente satisfecho del estado en el que se encontraba la obra, por lo que pidió presupuesto a los fundidores y logró que le encargasen la fundición, pero esta no se llevó a cabo. Entonces Rodin comenzó a tomarse otras libertades bajo la influencia cada vez más clara de Las flores del mal, que se entremezcla con la de Dante. Aparecieron nuevos asuntos; otros cobraron mayor importancia: los sentimientos dolorosos se matizan con expresiones más ambiguas y las nociones de sensualidad y seducción irrumpen en pleno Infierno. Esta inflexión proyecta La puerta del Infierno hacia lo universal, mucho más allá de los círculos dantescos. Este nuevo carácter hizo que la crítica simbolista se apasionase por ella y la viera como la obra emblemática de la atmósfera "fin de siglo". La relación entre el marco arquitectónico que articula la Puerta y los grupos y figuras creados para ella es la cuestión que aborda Marco arquitectónico y perspectiva decorativa. La integración de estos grupos y figuras requirió modificaciones más o menos importantes del marco. Rodin los integró en la composición mediante molduras, dotándolas de perfiles variados.



Las figuras y los grupos creados para el proyecto pasaron por una fase de adaptación para poder colocarlas en el conjunto. El escultor tuvo que modificar sus bases, cortar algunas partes o cambiar la posición de algunos miembros, para conectar sus creaciones con el fondo o el marco de la puerta. Para ello también renovó el tratamiento de ciertos elementos del vocabulario decorativo tradicional, como las hojas de acanto y los follajes. Formas vivas, fuera de la puerta del Infierno muestra el modo en que el escultor independizó ciertas formas de la obra y del ambiente infernal y las dota de vida propia con distintos procedimientos. Durante el periodo de intensa actividad creativa iniciado en 1880, Rodin creó un amplio repertorio de varios cientos de formas. El escultor no las incluyó todas en La puerta del Infierno, o no lo hizo inmediatamente, pero desde entonces y hasta el fin de su actividad reutilizó figuras, grupos y fragmentos para sus creaciones posteriores.



La presentación de La Puerta

La exposición aborda, por último, el modo en que este monumental encargo se presentó al público. Por un lado, se trata de recordar el estupor suscitado por el estado incompleto de la obra que presentó Rodin a los visitantes de su gran exposición individual de 1900 y, por otro, de explicar el carácter múltiple de esta escultura, de la que existen varios ejemplares en yeso y en bronce.



Vista de sala

En 1898 Rodin se decidió a montar su obra maestra con la intención de exponerla en una gran retrospectiva de su obra que preparaba coincidiendo con la Exposición Universal de 1900. Para ello realizó un ejemplar completo, en el que sus vaciadores trabajaron durante todo un año. Pero lo que expuso al fue una extraña Puerta del Infierno despojada de las figuras y los grupos que deberían poblar su superficie. El yeso expuesto en 1900 se guardó después en el estudio del Depósito de Mármoles, y más tarde se llevó a Meudon. En los primeros años del siglo XX Rodin todavía hizo algunas pequeñas modificaciones, pero sin cambiar la estructura ni los principales elementos.



En sus últimos años de vida, Rodin, y con la aprobación de Léonce Bénédite, primer conservador del musée Rodin de París, mandó hacer un nuevo ejemplar completo de la Puerta a partir de los moldes fabricados en 1899 para preparar la exposición de 1900. Este yeso, expuesto en el musée Rodin hasta mediados de la década de 1960, está hoy en depósito en el Musée d'Orsay. Se puede considerar que corresponde al estado de la pieza alcanzado por Rodin hacia 1890, con la intención inicial de mostrarlo así en 1900, y sirvió de referencia para los ejemplares fundidos en bronce después de la muerte del artista.