Un momento de la subasta de esta tarde

El Estado no ha ejercido su derecho de tanteo y la obra ha sido adquirida por un coleccionista privado cuya identidad no ha sido revelada.

Punto final a la expectación generada en los últimos días alrededor de un cuadro atribuido a Diego Velázquez que la Sala Abalarte de Madrid ha puesto a subasta esta misma tarde en su sede de la capital. Finalmente, el Estado no ha ejercido el derecho de tanteo que le corresponde por ley, posibilidad con la que se especulaba tras haber sido declarada la obra inexportable el pasado sábado por la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico, organismo competente adscrito al Ministerio de Cultura, aduciendo que se trata de un bien "de gran interés para el patrimonio histórico español ya que, a falta de unos informes técnicos más completos, todo parece indicar que se trata de una obra atribuible al pintor sevillano Diego Velázquez".



La obra Retrato de niña, cuya autoría por parte del pintor sevillano sigue en entredicho, ha sido comprada finalmente por su precio de salida, ocho millones de euros, aunque tras la suma de las respectiva comisión del 21%, el montante final asciende a los 9,68 millones. El comprador es un coleccionista privado cuya identidad no ha sido revelada. De este modo, la obra queda muy lejos del precio pagado por el Museo del Prado en 2003 por el retrato de Ferdinando Brandani, la última pieza adquirida del artista barroco, por el que la pinacoteca desembolsó 23 millones de euros.



¿Un Velázquez auténtico?

La obra salió a conocimiento público el pasado 3 de abril cuando la presentaba la Sala Abalarte como una obra inédita que sus expertos atribuían al pintor sevillano. Según los responsables de la sala, este óleo sobre lienzo supone una importante aportación para el estudio de Velázquez, ya que pertenece a su primera época en Sevilla, la más enigmática y menos conocida del autor. "A pesar de ser un pintor tan conocido y estudiado, siempre hay facetas de los grandes pintores que son desconocidas, y este cuadro es uno de esos ejemplos", aseguraba entonces Mónica Martín, experta en pintura antigua de la sala Abalarte, que estuvo implicada en la autentificación del cuadro desde su descubrimiento.



Detalle de la obra Retrato de niña, atribuida a Velázquez

A pesar de no haber sido confirmada su autenticidad por la institución canónica por excelencia en pintura velazquiana, precisamente el Museo del Prado, Martín afirmaba no albergar dudas sobre la autoría de la pieza. "Es una pintura que habla por sí sola, lo que es un rasgo de los grandes maestros. Se aprecian aspectos de la técnica de Velázquez y destaca la captación de los matices psicológicos de la niña retratada", explicaba, añadiendo que la obra tiene "similitudes más que evidentes" con las Inmaculadas del pintor que se conservan la National Gallery de Londres y en la Fundación Focus-Abengoa de Sevilla.



No obstante, como decimos, la obra no ha pasado por manos de los analistas del Museo del Prado, y su atribución solamente ha sido refrendada por el experto en pintura antigua Richard de Willermin. Por lo tanto todavía está en el aire saber si su autor fuew Diego Velázquez, una tarea que corresponde al nuevo dueño de la pieza.



Orígenes del cuadro

El lienzo, realizado en torno a 1617, llevaba en manos de la misma familia, residente en Madrid pero de origen andaluz, desde hace varias generaciones y no había sido estudiado hasta ahora, por lo que sus propietarios desconocían el gran valor histórico-artístico y económico que ostenta. Los tempranos orígenes del cuadro son un gran motivo de interés, pues en esa época Velázquez estaba en Sevilla trabajando en el taller de Francisco Pacheco, su maestro y suegro, y son los años menos conocidos del autor y de los que se conserva menos obra.