Detalle del retrato de Felipe IV pintado por Rubens entre 1628 y 1629

El alto precio del retrato de Rubens impide la adquisición de la obra, pero la Junta de Calificación lo declara inexportable para que permanezca en España.

El pasado mes de noviembre salía a la luz tras cincuenta años de silencio un retrato de juventud del monarca Felipe IV pintado por el maestro flamenco Peter Paul Rubens entre 1628 y 1629, cuando el pintor viajó a Madrid en misión diplomática a petición del rey, que buscaba información sobre las negociaciones de paz entre España y los Países Bajos. El descubrimiento fue fruto del trabajo de una experta, Mercè Ros (Barcelona, 1975), responsable de poner a la venta este rubens, que en su quehacer profesional como tasadora y asesora de coleccionistas dio por azar hace un año con esta obra que se consideraba perdida.



Para su venta, Ros solicitó el permiso de exportación a la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico, que, a partir de un informe de expertos del Museo del Prado, lo declaró temporalmente inexportable y propuso incluirlo en la categoría de bien de protección especial. Mediante el mismo mecanismo, el Estado podía ejercer durante seis meses el derecho de tanteo, como prevé la legislación pertinente. Pero ha declinado hacerlo. El gobierno no lo comprará, pero sí ha declarado su inexportabilidad de manera cautelar, decisión que en los próximos días comunicará de manera oficial a sus propietarios que se mantienen en el anonimato.



"La decisión de no adquirir el retrato se debe al alto precio solicitado, muy superior los límites del presupuesto del Ministerio, que ya ha realizado en los últimos tiempos un importante desembolso artístico apoyando varias compras", aseguran fuentes del Ministerio de Cultura. "La situación no permite adquirirlo, pero sí evitar que salga del país, preservarlo dentro de las fronteras aunque sea en manos privadas".



Oportunidad perdida

A pesar del razonamiento, Mercè Ros se lamenta de que el Estado no haya adquirido la pieza, que considera única en la historia de la pintura. "Sería deseable que lo hubiera comprado pues se trata de un cuadro único que nos transporta a un momento único de nuestra historia. El mejor pintor de su época y el rey más poderoso de su época juntos". También ha asegurado que la decisión no le ha sorprendido en absoluto y que tenía pocas esperanzas de que la adquisición llegase a buen puerto. "Este desenlace era previsible dada la política de compras del Estado, porque no ha efectuado ninguna de estas características en los últimos años".



También ha asegurado que la especial relevancia de sus protagonistas, especialmente de Rubens, y la particular historia del lienzo, así como su calidad, habrían hecho la compra más que rentable a largo plazo. "A nivel económico era una oportunidad muy deseable para cualquier institución porque el cuadro generó una gran expectación y estoy segura de que cualquier desembolso hubiera sido recuperado ampliamente en visitas". A todo eso hay que añadir la importancia que le confiere ser el único retrato del rey que se conserva realizado por la mano de Rubens, pues sirvió en su día de modelo de todas las copias que le solicitaban en las cortes europeas y que hoy se conservan en importantes museos como el Hermitage de San Petersburgo, el Carnegie Museum of Art de Pittsburgh y la Alte Pinakothek de Munich, o en colecciones privadas como la de la Casa de Alba. "Se podría incluso montar una exposición con el retrato como eje, pues es el perfecto ejemplo de cómo se trabajaba en esa época en los talleres de los grandes maestros", explica Ros.



Precio incierto

Aunque el precio solicitado no ha trascendido, la copia de mejor calidad de este retrato de Felipe IV que se conservaba en Zúrich y se quemó en 1985 tenía un valor estimado de cinco millones de francos suizos, es decir, unos dos millones de euros de la época. La última obra de Peter Paul Rubens vendida hace tres años por la casa de subastas Sotheby's, en Londres, Retrato de caballero, alcanzó la cifra de 3,8 millones de euros. Aunque Ros advierte de que esta comparación no es exacta. "Se comparan estos cuadros porque son de tamaño y época similar, pero los precios de Rubens han sido mucho mayores en subasta que cuatro millones, y la exclusividad e importancia de este cuadro invitan a pensar en un precio mayor".



De todas formas, según la galerista, el cuadro no saldrá a subasta. "La gestión de venta la haré yo desde mi galería, y el cuadro saldrá al mercado con un precio de venta al público como cualquier otra pieza, no se subastará. A ver si este magnífico retrato puede encontrar un dueño que lo aprecie en lo que vale". El comprador aún es desconocido, pero parece claro que el retrato seguirá oculto a la vista del público, por lo menos, algún tiempo más.