Los 18 millones de euros de la compra se pagarán en cuatro años por el Estado, el Museo y la Fundación de Amigos

El Patronato del Museo del Prado ha aprobado la adquisición de la Virgen de la Granada, probablemente -dicen desde la institución- la mejor obra de Fra Angélico y de la pintura florentina de la primera mitad del siglo XV en manos privadas. Una compra que, como han querido también resaltar "supone la incorporación de una obra maestra extraordinaria en un admirable estado de conservación, destinada a convertirse en uno de los iconos del Museo". La operación se ha completado con la donación personal por parte del duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, de otra importante tabla, una predela con el tema de la muerte de San Antonio abad, cuyo reciente estudio también atribuye a Fra Angélico.



La financiación de la adquisición en dieciocho millones de euros, a lo largo de los próximos cuatro años, será respaldada con un crédito extraordinario de diez millones de euros por parte del Estado, una contribución excepcional de la Fundación Amigos del Museo del Prado por importe de cuatro millones de euros y otros cuatro millones correspondientes a fondos propios del museo.



Con estas dos nuevas obras de Fra Angélico, el Prado se convierte en una referencia internacional para el estudio de la obra del maestro florentino, representado hasta ahora por la Anunciación, y su incorporación enriquece de forma importante el pequeño pero extraordinario conjunto de la pintura del primer renacimiento italiano en sus colecciones. El museo, que reconocía una importante laguna en su colección de la pintura italiana anterior a 1500 (cuando esta pintura empezó a interesar en el siglo XIX, ni el recién creado Museo del Prado ni los coleccionistas españoles pudieron competir con sus homólogos americanos y europeos por su adquisición), da así un paso hacia adelante en esta materia.



La Madonna de la granada es una obra extraordinaria pintada en uno de los momentos decisivos de la historia del arte europeo: la Florencia de principios del siglo XV, por uno de sus actores principales: Guido di Pietro (Mugello, 1390-Roma, 1455), más conocido como Beato Angelico o Fra Angelico. Se trata además de una de las poquísimas obras maestras del período en manos privadas, pues desde que la pintura del Quattrocento italiano empezó a suscitar el interés de críticos y aficionados a principios del siglo XIX, se convirtió en codiciado objeto de deseo de museos y coleccionistas. A día de hoy, las realizaciones más sobresalientes de Masaccio, Massolino y Fra Angelico pertenecen a los grandes museos europeos y americanos. Estas circunstancias, añadidas a su buen estado de conservación, otorgan a la Madonna de la Granada una importancia excepcional.



Madonna de la granada (derecha) y Funeral de San Antonio abad de Fra Angélico

La obra forma parte de una serie de Vírgenes con Niño que Fra Angelico pintó en la década de 1420 y que delatan su progresivo dominio de la anatomía, la luz y el espacio, y entre las que figura también la Virgen de la humildad del Museo Thyssen. Esta La Madonna de la granada toma su nombre del fruto que sostiene la Virgen y atrae la atención de su hijo, que la toca. En este contexto, la granada tiene un doble significado: en manos de la Virgen alude a su castidad; al tocarla el Niño Jesús, prefigura su muerte y resurrección. Esta iconografía disfrutó de gran predicamento en la Florencia del siglo XV, atrayendo a pintores como Sandro Botticelli o Leonardo da Vinci. Se ignora para quien fue pintado el cuadro, pero está claro que se trató de un encargo importante dada la calidad de los materiales utilizados en su realización, sobre todo la abundancia de oro, no sólo en áreas visibles, como el paño de honor, también como base para el suelo con hierba donde se asientan las figuras.



Tanto la Madonna como El funeral de San Antonio abad fueron adquiridas en Florencia en 1817 y muestran el refinado y temprano interés coleccionista de Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, XIV duque de Alba, a quien se debe la presencia de las obras en España, formando parte desde entonces del patrimonio de la Casa de Alba.



El actual Duque de Alba, artífice de la operación, ha manifestado que "la Fundación Casa de Alba se siente muy orgullosa de entregar al Museo del Prado estas auténticas joyas del arte europeo, reunidas y conservadas durante dos siglos por nuestra familia, para que a partir de ahora puedan ser disfrutadas por todos los españoles y los amantes del arte de todas partes del mundo que se acercan con admiración a nuestro principal museo nacional". En reconocimiento a su gesto al ofrecer en exclusiva esta extraordinaria obra maestra al Museo del Prado y a la generosidad de la donación con la que ha decidido completar la adquisición, el Patronato del Museo ha propuesto su nombramiento como patrono de honor.