Fotografía publicada por Ai Weiwei en Instagram en la que aparece sosteniendo su pasaporte recién recuperado.

El gobierno de Estados Unidos no pudo encarcelar a Al Capone por sus crímenes, así que se le ocurrió tomar un atajo y condenarle por evasión fiscal. Siguiendo el mismo método, China acusó en 2011 al artista disidente Ai Weiwei de evadir impuestos y destruir pruebas. Pero antes de eso, las autoridades chinas arrestaron al artista cuando se disponía a volar de Pekín a Hong Kong y lo mantuvo privado de su libertad y sometido a interrogatorio durante 81 días. Luego fue liberado, pero le requisaron el pasaporte y le prohibieron abandonar el país. Además, tuvo que pasar un año en arresto domiciliario. El arresto de Ai Weiwei coincidió con una ola de represión por parte del gobierno chino, que temía que estallaran en el país revueltas populares inspiradas en la primavera árabe. En una entrevista concedida después de su liberación y publicada en El Cultural, el artista chino contó al galerista Hans Ulrich Obrist los espeluznantes detalles de su cautiverio y su posterior vigilancia por parte de los servicios de inteligencia chinos. "No sé contra quién lucho", confesó desconcertado en aquel momento.



Hoy, cuatro años después del inicio de su calvario, Ai Weiwei ha recuperado su pasaporte. Así lo ha hecho saber a sus miles de seguidores en la red social Instagram con un autorretrato en el que aparece sosteniendo el documento. "Cuando lo he recuperado he sentido que mi corazón estaba en paz", ha declarado momentos después al diario británico The Guardian. "Creo que me lo tendrían que haber dado hace ya tiempo, quizá después de tantos años han llegado a entenderme mejor". El artista reconoce no saber el motivo por el cual el gobierno chino ha decidido ahora devolverle su derecho a salir del país.



Ai Weiwei siempre ha declarado, con especial insistencia en las redes sociales, que el gobierno de China le persigue por las críticas al régimen, muy presentes en su trabajo y en su faceta como activista político. En su cuenta de Instagram ha publicado cada día -hace poco llegó al día 600- una foto de una bicicleta con flores a la puerta de su estudio como símbolo de su privación de libertad para viajar.