Alberto Corazón. Foto: Sergio Enríquez-Nistal

Alberto Corazón. Foto: Sergio Enríquez-Nistal

Arte

Alberto Corazón: "Nunca antes la mediocridad había tenido tanto éxito social"

El Espacio Fundación Telefónica dedica al artista la retrospectiva 'Diseño: la energía del pensamiento gráfico. 1965-2015', un repaso a una carrera ligada al cambio de la sociedad española durante los últimos 50 años

14 julio, 2015 02:00

El diseño de algunos logos y señas de identidad de empresas y corporaciones llevan un proceso de hasta años. Es el caso de la imagen corporativa de Mapfre o el icono de la ONCE. Otros, como los carteles, resultan ser más sencillos. Pero detrás de todos ellos hay una investigación para conocer la institución y sus competencias e iniciar el proceso de diferenciación. Lo cuenta un profesional del diseño gráfico como Alberto Corazón, a quien el Espacio Fundación Telefónica le dedica la retrospectiva Alberto Corazón.Diseño: la energía del pensamiento gráfico. 1965-2015. Son 900 metros cuadrados de exposición con "más de 300 libros, 150 carteles y mucho material", explica el artista. Con un planteamiento en bloques; el primero trata sobre el diseño editorial, el segundo contiene carteles, símbolos, logos y marcas y el tercero muestra su trabajo en el terreno del diseño industrial, el espacio de la Gran Vía madrileña mostrará al público la historia reciente del país desde otro punto de vista hasta el próximo 4 de octubre. Una exposición dinámica y visual "reforzada con algunos textos para que haya varios niveles de lectura", anota.

Pregunta. Estamos frente a una retrospectiva de 50 años, ¿qué balance hace de su trayectoria?

Respuesta. Haría un balance muy optimista. El diseño vive y depende del encargo así que está siempre en función del entorno cultural, social y empresarial, que es quien hace el encargo. De modo que refleja con gran precisión el momento y cuáles son los intereses de la sociedad. Digamos que es un repaso a la historia del país desde otra perspectiva.

P. Una visión, tal vez, ¿más dinámica?

R. Y más inmediata. Lo que es curioso es como se reconoce la cotidianeidad. El Cercanías, el Teatro Clásico, las carreteras. Es un balance muy estimulante en el sentido de darme cuenta de que el diseño ha estado participando muy activamente en la realidad del país. Una realidad centrada casi exclusivamente en la única área que era posible durante la dictadura; el área editorial y a partir de la Transición el territorio se expande al ámbito empresarial, a los sectores públicos, a los productos de consumo con las diferentes fluctuaciones propias de cada momento. Lo que me gusta es ver que el diseño participa en la construcción de lo cotidiano.

El diseño al servicio de la sociedad

P. ¿Cuál es su papel hoy en día?

R. El diseño tiene una función y una conexión muy directa con el cambio político, social y económico. Creo que nos abre perspectivas nuevas y muy estimulantes en el sentido de la comunicación gráfica planteada como un servicio a la comunidad.

P. ¿Qué importancia tiene el lenguaje gráfico?

R. Tiene una importancia enorme. Nosotros, precisamente por estar frecuentándolo y usándolo continuamente, muchas veces no somos muy conscientes de él. Un tipo de exposición como esta te ayuda a entender qué significa saber manejarte y entiender con fluidez un transporte público, por ejemplo. O qué importante es el momento en el que aparece el diagrama como modo de resumir la realidad, en lugar del mapa que se usaba hasta entonces. En los últimos años la palabra diseño se ha convertido en un mantra que acoge, desafortunadamente, a todo tipo de personajes y actividades extravagantes. De modo que tiendo a hablar en lugar de diseño de comunicación gráfica y cuando haces ese enfoque te das cuenta del valor que tiene la comunicación gráfica en nuestra comprensión y relación con el entorno. Sin ella casi no saldríamos de casa, es decir, nuestro entorno se ha convertido en lo urbano, una especie de selva de símbolos, señales y objetos por la que nos movemos durante todo el día.

"El diseño se ha convertido en un mantra de actividades extravagantes"

P. Se ven en todas partes estos símbolos.

R. Sí, por ejemplo la comprensión del despertador analógico y el digital, el modo en que está ordenado el analógico, con flechas y números y lees perfectamente la hora. Es todo. Si hacemos un análisis de con qué empezamos a manejarnos desde el momento en que nos levantamos... Cómo sabemos si es el champú o es el gel, parecen pequeñas cosas pero que sumadas todas a lo largo del día no son pequeñas. Como el repertorio de símbolos, a veces se piensa que los pictogramas son símbolos abstractos pero comprensibles para todos pero es todo lo contrario, los aprendemos. El símbolo del aire acondicionado, el parabrisas, son símbolos o pictogramas que sabemos para qué son pero porque lo hemos aprendido, no hay nada natural ahí.

P. Y lo curioso es que la globalización ha hecho que esos símbolos sean reconocibles en todo el mundo, independientemente de la cultura o educación.

R. Claro, es el resultado de la globalización porque el fabricante de coches está haciéndolo para todo el mundo. Esto que dices nos viene bien a los viajeros porque no tenemos ningún problema en alquilar un coche estemos donde estemos. Vas a la Patagonia y te alquilan un coche de los rusos y no hay problema. Y, sin embargo, tienes todos los problemas del mundo para entender dónde va cada línea de autobús, qué hacer con ella, etc.

P. Vivimos en el momento de la comunicación simbólica, dicho de alguna manera.

R. Sí. Y la comunicación simbólica tiene dos herramientas. Una es la tipográfica, que es importantísima, y la otra es la puramente gráfica. Siempre insisto en la tipografía como construcción gráfica y como iconografía. Es más poderosa que aquellas que están más consolidadas como, por ejemplo, reconocer que es un santo porque tiene una aureola en la cabeza. A esas cosas se les presta atención y no a las diferencias tan grandes que hay, incluso de lectura, entre una Garamond y una Bodoni. ¿Por qué un periódico es más cómodo que otro? O, ¿por qué una revista facilita la comprensión lectora y otra no?. Es verdad que soy un poco exagerado pero sí se le debería prestar la atención que merece en el campo de la cultura. Escritores y editores no saben y me asombra, aunque solo sea por curiosidad. Los cuerpos cambian mucho, muchos productos analógicos como son los periódicos y revistas son muy pobres a este respecto. Se deben adecuar al interés que queremos despertar.

P. ¿En qué disciplina se nota más?

R. Donde se nota más quizá es en el diseño editorial de la poesía, que da un margen mucho mayor porque las letras flotan en un espacio y no en línea como en la novela. Ahí los valores gráficos saltan. Hay ediciones que he seleccionado para la exposición que son diferentes porque cada una de ellas quería transmitir algo diferente.

Algunos de los carteles de Alberto Corazón expuestos en la Fundación Telefónica

P. Incluso en los logos que ha ido creando, como el de la ONCE, por ejemplo que es completamente reconocible por todos.

R. Cuando vinieron a verme los de la ONCE era una organización que malvivía. Recuerdo de joven que el ciego era el que iba dando golpes en el suelo con el bastoncito y gritaba los cupones. Era la excusa para darle unas monedas. Coger y transformar eso en la corporación que cumple una función extraordinaria es una satisfacción que no te puedes imaginar.

Banderas arcaicas

P. ¿Cómo es al proceso de esos trabajos?

R. Cada proyecto es único. Me ha sucedido que estando trabajando en un proyecto o recientemente terminado me venía otro parecido y decía que no por ser del mismo campo. Es decir, lo contrario de la especialización, que también es legítima. Pero mi interés ha sido afrontar cada encargo como un nuevo reto y parte de la exigencia del encargo es que lo que estás diseñando tiene que diferenciarse de la competencia en el mercado. Es importante estudiar las constantes y luego diferenciarte. Se trata de identidad, una palabra que sigue estando vigente. En estos momentos de confusión política tan absoluta se recurre a elementos básicos como las banderas, los escudos, etc., cosas que son arcaizantes y que aparecen como seña de identidad y son absolutamente primitivas.

P. Y en cambio los reconocemos en seguida y se meten en el imaginario con mucha fuerza.

R. Claro. Ahí hay dos impulsos en el ser humano que son clave. Uno es generar identidad y que esa identidad tenga adscripción, formar parte del grupo, de la tribu. Necesitamos algo en lo que nos reconozcamos nosotros y al otro. Por eso digo que ese impulso esencial y que sigue siendo una clave del proceso de la especie a veces tiene regresiones primitivas y es lo que está pasando con las banderas. Es decir, los elementos de identidad ahora tendrían que ser otros, más complejos, profundos, con más contenido. En los momentos de crisis social profunda como los que hemos estado viviendo, incluso de casi desmoronamiento moral, es la explicación de por qué el fútbol, por ejemplo, toma la dimensión que tiene. Porque es lo único que como ciudadano tengo en común con otro de elecciones religiosas, ideológicas, sexuales diferentes, y es que somos del Madrid o del Atleti. Y eso está por encima de cualquier otra cosa pero no solo aquí sino en cualquier parte.

P. ¿Le ha pasado algo semejante?

R. Me acuerdo en Vietnam, en mitad de la selva, hablábamos del Madrid y del Barça. Todo esto revela una necesidad. Me está apasionando, entre otras razones, el cambio político que se está produciendo en el país. Si te das cuenta, ninguno de los partidos emergentes tiene un símbolo, logo o bandera; tienen una palabra: Podemos, Ciudadanos, Ahora. Olvidaron esa retórica de las castas, que es una expresión muy afortunada, y se centran en los contenidos.

"Nunca antes la mediocridad había tenido tanto éxito social ni la excelencia había estado tan penalizada"

P. ¿Cómo se traslada todo esto al lenguaje gráfico?

R. En unos meses ha sido todo un fogonazo. Un fenómeno como el de nuestra alcaldesa que en dos meses barre con los poderosos aparatos del PSOE y del PP y no tiene ni una sede. Toda su comunicación es a través de las redes, su propio equipo no es su quipo. Es un fenómeno tan insólito y nuevo que a mí me parece muy interesante. Además ni siquiera se han planteado esos asuntos, creo que es el momento de olvidar la retórica del pasado. Por eso es por lo que no hablaría ya de logos y marcas sino de comunicación gráfica.

P. Es decir, lo contrario a lo que ha hecho el PP con la renovación de su logo.

R. Exacto. Es una evidencia de lo ridícula que llega a ser la visión que tiene uno mismo en estos momentos. Primero que planteen que eso es una renovación con los palos que han recibido. Solo se les ocurre hacer dos dibujitos. Lo vi en el periódico y se me ocurrían 20 chistes visuales. Es, a su vez, una evidencia de la situación en la que estamos y es, desde el punto de vista de la comunicación gráfica y el diseño, el triunfo de la mediocridad, su apoteosis. Nunca la mediocridad ha sido tan brillante y ha tenido tanto éxito social del mismo modo que la excelencia nunca ha sido tan penalizada. Esta intervención del logo del PP y la satisfacción con que lo presentan es eso, el triunfo de la mediocridad.

P. Esto que me dice... ¿lo ha notado en sus trabajos más recientes?

R. En los últimos años todo va hacia lo mediocre, lo vulgar, parece que es la demanda. Todo aquello que significa buscar la excelencia está penalizado. En mi trabajo lo he notado, hacen propuestas sin ambición, para salir del paso, sin ningún interés en la excelencia.

Diseños del teléfono Domo que Alberto Corazón diseñó para Telefónica

P. Practica el diseño gráfico y la pintura. ¿Qué aporta cada una de las disciplinas?

R. Son dos caras de una misma moneda, cada una te preserva e influye en la otra. Lo propio de lo artístico es la expresión personal y lo propio del diseño es la aceptación del encargo, de lo no personal. Cuando estoy diseñando estoy comprometido con mi cliente y ahí no me puedo permitir devaneos. Debo trabajar con la mayor eficacia posible para que se cumpla y el encargo salga con éxito. Eso me ha preservado continuamente de un fenómeno que se produce con demasiada frecuencia que es el contagio artístico al diseño. Y también, como creador plástico, me ha preservado de usar recursos propios del diseño. Pero si te fijas, sin dar nombres, una parte de la pintura española actual está utilizando el lenguaje propio del diseño gráfico. Por decirlo de algún modo, una parte importante de la producción hace carteles y al contrario sucede lo mismo. Algunos me dicen que un cartel ha quedado estupendo pero no, han incorporado elementos que no tienen sentido alguno. Las artes decorativas pasan a ser diseño pero precisamente para convertirse en un proceso de conocimiento riguroso, de análisis porque elimina el halo decorativo y estético.

@scamarzana