Moon Goose Analogue. Lunar Migration Bird Facility, de Agnes Meyer-Brandis

Antes de que Julio Verne pusiera en boga la literatura de ciencia ficción y pensara en la posibilidad de viajar a la Luna, existió un clérigo inglés que escribió un relato fantástico sobre unos gansos lunares que emigraban al satélite una vez al año. Esta narración, El hombre en la luna o Discurso de un viaje de allá por Domingo Gonsales, fue publicada en el año 1638. Su autor, el obispo Francis Godwin, relata la existencia de una raza de gansos que lideran un carruaje en el que llevan a Domingo Gonsales, convirtiendo a este en el primer astronauta ficticio. Partiendo de este mito, la alemana Agnes Meyer-Brandis ha llevado a cabo un proyecto llamado Moon Goose Analogue. Lunar Migration Bird Facility donde ofrece una reflexión poética sobre el conocimiento científico que le ha valido el segundo premio VIDA (Concurso Internacional de Arte y Vida Artificial) de la Fundación Telefónica en su decimoquinta edición.



Coincidiendo con el XV aniversario de estos galardones, la Fundación ha querido acercarse a un público general para mostrar los avances de la 'vida artificial', una mezcla de ciencia, arte, tecnología y educación. La exposición Premios Vida 15.0 acoge las obras de los tres primeros premios, el premio del público y los dos premios de Incentivos en el que se incluye, por primera vez, el de Telefónica I+D. Como es tradición en la historia de VIDA, las obras exploran el concepto de 'vida artificial', término acuñado por primera vez por Christopher Langton en el año 1987 en la Primera Conferencia Internacional de la Síntesis y Simulación de Sistemas Vivientes.



Obras premiadas

El primer premio ha sido para el proyecto Ruido Rojo de Kerstin Ergenzinger, "una instalación sonora e interactiva. Trata de explicar la incapacidad innata del ser humano para percibir todo el ruido que nos rodea", cuenta Bello. La instalación emite una serie de zumbidos, vibraciones y temblores que se pueden percibir al introducirse dentro de la instalación. "Su objetivo es recuperar la información del sonido ambiente que nos rodea a través de un sismómetro y resaltar el ambiente infrasensorial que atraviesa el umbral de nuestra percepción y no somos capaces de distinguir", concluye.



Segundo premio, Moon Goose Analogue. Lunar Migration Bird Facility de Agnes Meyer-Brandis, se configura como una propuesta lúdica y poética sobre el conocimiento científico. "Meyer-Brandis puso en marcha toda una metodología de trabajo, generó sus propios recursos para educar a los gansos e investigó si estos podrían responder con la capacidad de volar a la Luna", explica Bello. De modo que este proyecto plantea una revisión de los mitos y ofrece la posibilidad de explorar si se puede educar y entrenar gansos contemporáneos para que adopten el carácter de los míticos gansos lunares.



El tercer premio ha recaído en Yunchul Kim con su proyecto Effulge. La obra está compuesta por varios paneles que contienen un material fluido que "reacciona a las fuerzas gravitacionales, electroestáticas y electromagnéticas", explica Mónica Bello, directora artística del concurso. El componente que guardan los paneles lo ha creado el propio Kim en su laboratorio y con él crea obras visuales que se pueden pensar como cuadros, fotografías, esculturas o como una animación digital que hace uso de la metáfora del píxel como unidad y representa la diversidad en estructuras de datos.



Premio del público e Incentivos a la producción



El premio del público se concede a través de una votación en Facebook entre las siete menciones de honor de proyectos finalizados. Este año ha recaído sobre The Center for Genomic Gastronomy de Catherine Kramer y Zackery Denfeld, una alternativa sobre la gastronomía genómica del futuro. Focalizan la industria alimenticia y se plantean hasta qué punto conocemos los procesos de la producción de la comida. Han diseñado acciones abiertas y trabajan con colaboradores científicos o cocineros para desarrollar acciones como la producción de sushi fluorescente o la degustación de smog de diferentes países. El proyecto se complemente con un mapa sobre la polémica de la alimentación y ofrecen algunas alternativas para cambiar el arte culinario.



En cuanto al Premio I+D de Incentivos a la producción es una novedad incorporada este año. El proyecto memememe es una obra tecnológica en la que cuatro dispositivos móviles cuentan con brazos robóticos articulados y controlados mediante un software de visión y reconocimiento facial. El objetivo es ofrecer la posibilidad de comunicarnos como lo hacíamos antes: cara a cara. El otro proyecto premiado ha Deambulatoria de Fernando Gutiérrez y Daniel Romero (.tape). Se trata de una instalación interactiva habitado por criaturas oníricas que responde a la pulsión biológica de las personas. Con un dispositivo situado en la distancia, capta las pulsaciones y el calor del cuerpo humano y hace que la instalación genera nuevas criaturas que se mueven y mutan cuando chocan entre ellas.



Todas estas obras junto con el documental divulgativo dirigido por José Luis López Linares y un mural cronológico de la historia del premio desde 1999, se pueden ver en la exposición titulada Arte con ciencia hasta el próximo 20 de abril. La vida artificial, así como la inteligencia artificial, está en auge y 27 años después de que Langton lo empleara por primera vez para depositar su confianza en el desarrollo de nuevas formas de vida, la evolución tecnológica sigue avanzando. Hacia dónde se encamina es un misterio. ¿Terminaremos conviviendo con robots? Quién sabe.