Eva González-Sancho

Llegó al MUSAC el pasado 4 de marzo, tras un concurso internacional, para ocupar su recién estrenado puesto de dirección tomando el relevo de Agustín Pérez Rubio, y tardó menos de una semana en ver el alto grado de injerencia política en el museo. Tres meses después, Eva González-Sancho (1970) ha presentado su dimisión. Lo hizo el pasado 13 de mayo y, tras no recibir respuesta, de nuevo el 25. Ni una llamada acusando el recibo de la renuncia hasta ayer, casi un mes después. "Las Buenas Prácticas se pararon justo el mismo día del concurso. Me siento muy engañada y me reafirmo en la cancelación del contrato por injerencia política y artística por parte de la Fundación Siglo y la Consejería de Cultura y Turismo. Estando en Venecia la semana pasada supe que estaban buscando a alguien para sustituirme. De hecho, sé que hoy están reunidos, que están haciendo llamadas y que muy probablemente salgan de esa reunión con un nuevo director/a nombrado a dedo. Es inaceptable. Dimitir es la única alternativa que tengo. Lo único que me queda es mi integridad", explica.



A ella se ha sumado el comité asesor, formado por Octavio Zaya, Víctor del Río y José Guirao. Los tres se muestran preocupados por la deriva que ha tomado un museo. Así lo declaran en el comunicado enviado a Alicia García, consejera de Cultura y Turismo de Castilla y León: "consideramos muy preocupante la coincidencia en los motivos alegados por los directores anteriores y que han venido mostrando graves problemas en el funcionamiento de la Fundación Siglo de la que depende el MUSAC. Debemos recordar que estos problemas han sido planteados en varias ocasiones por los miembros del comité a la Dirección de Políticas Culturales de la Consejería. Consideramos, por ello, que es necesaria una revisión crítica del actual funcionamiento interno de la Fundación Siglo en la que, a todas luces, no se danlos mínimos de autonomía en el trabajo de profesionales cualificados e independientes, en contra de lo que se esperaba del procedimiento de elección establecido por la propia Consejería. Lamentamos profundamente que este conflicto no haya sido reconducido antes de provocar la actual situación y deseamos que puedan llegar a tomarse las medidas necesarias para que no se repita".



Muchas son las asociaciones que se han sumado a la queja colectiva, como ADACE, la asociación de museos de arte contemporáneo, o el Consejo de Críticos. El sentimiento en el mundo del arte es de déjà vu, de cansancio máximo, mientras se reclama actuación ya. ¿Qué comisario o gestor sería capaz de asumir la dirección de este museo con lo que está pasando? Es conocimiento de todos que la Consejería ha tirado de la lista de candidatos del último concurso. "Sea quien sea quien decidan nombrar hoy va a decepcionarme. La única solución hubiese sido para mí convocar de nuevo un concurso, habiendo hecho previamente pública la voluntad por parte de la Fundación Siglo y la Junta de Castilla y León de dejar trabajar a la persona que llegue respetando el documento de Buenas Prácticas. No tirar de una antigua lista. Porque ese alguien que acepte está haciendo, de alguna forma, caso omiso a lo que acaba de ocurrir, que es grave. Será un nombramiento político", explica Eva González-Sancho.



No esconde la tristeza. Tras ocho años como directora y comisaria del FRAC Bourgogne en Dijon y tras una sólida trayectoria profesional, su nuevo cargo en el MUSAC representaba para Eva González-Sancho su vuelta a España. El desencuentro empezó pronto, con muchos porqués: "En ningún momento han apoyado el proyecto que presenté y por el que salí elegida directora del MUSAC. No me detallan las partidas presupuestarias y me piden constantemente informes que entran en modificaciones que no van a ningún sitio. Propuse un comité artístico muy potente, formado por nombres como Filipa Ramos y Arakis, entre otros, y todo eran excusas. Creí que era un problema de nomenclatura y estuvimos trabajando con la idea de 'grupo de trabajo' pero tampoco. Recibía un simple 'no lo veo'. En el MUSAC te dejan avanzar para luego decir que no. Es una constante dificultad, me parece un engaño total. Además, me pidieron que hiciera del museo un centro internacional y me restringen el teléfono a 100 euros. No se entiende. Yo no estoy aquí para validar decisiones ajenas. Cuanto más alta es la responsabilidad en el cargo de un museo, más alta es la autonomía. Algo que en la Fundación Siglo y la Consejería de Turismo y Castilla y León no tienen claro. Con mi dimisión, ya serán tres los museos de la Fundación Siglo sin director. Y tienen cinco", añade.



Muchos son los detonantes, entre ellos el apoyo económico extraoficial del MUSAC al artista Ángel Marcos, íntimo amigo del director de la Fundación Siglo, para su participación en los Eventos Colaterales de esta 55ª Bienal de Venecia. Una cifra de 50.000 euros de la que, explica Eva González-Sancho, ni siquiera hay firmado un convenio. "Todo surgió de la petición al museo, y al entonces director, Agustín Pérez Rubio, de un dossier que ayudara a impulsar la trayectoria de Ángel Marcos, un artista local. Eso puede aceptarse, aunque denota ya las presiones que han ido recibiendo los otros directores. Pero otra cosa es que te digan: 'el dinero sale de aquí', cuando ni siquiera hay un acuerdo firmado. Todo esto ha coincidido con el intento del museo de apoyar a Lara Almarcegui como representante española en la Bienal de Venecia. Lara forma parte de la colección del museo, que justo acoge una exposición importante suya. Era lógico que tratáramos de colaborar con el proyecto y de que el MUSAC pudiera figurar también en la bienal. Era una ayuda de 15.000 euros, por la que Lara propuso, incluso, donar una pieza a cambio, pero todo fue desestimado", explica.



Deja claro que el problema del MUSAC no es de presupuesto, que llega a los 4.650.000€ este año. "El museo cuenta con menos dinero que antes, pero es suficiente para hacer muchísimas cosas. El problema es político. Debe haber un mínimo de autonomía de gestión para hacer tu trabajo. Hace unos días decía en una entrevista aquí, en El Cultural, que los museos son espacios de pensamiento, que son espacios políticos, pero no espacios de los políticos. Eso es inaceptable.