Ian Kiaer: Melnikov Project, screen, 2011.

Ian Kiaer parecería, en principio, escultor, pero su obra transita con fluidez por territorios de muy diversa índole. Su trabajo puede verse ahora en el Aspen Art Museum de Colorado.

Poco o nada conocido en España, el trabajo del británico Ian Kiaer (Londres, 1971) es de los más sugerentes del panorama internacional. Inmerso, en lo formal, en la exploración de la materialidad, Kiaer tiene, en su armazón conceptual, vinculaciones con el debate de la modernidad a través de estrategias que se consolidan en su momento antagónico, la posmodernidad. Quiere esto decir que parte de multitud de referencias entrecruzadas para observar episodios que enraízan en el periodo moderno, en lo que constituye uno de los gestos recurrentes del arte de hoy.



Su trabajo se ha visto en importantes contextos expositivos. Uno de los más notables fue su inclusión en la Bienal de Lyon que comisarió Hou Hanru en 2009. En ella acudía a figuras como Thomas Mann o Bruno Taut, para hacer referencia a las diferentes perspectivas desde las que realizar el ejercicio de mirar, en alusión a la posición horizontal que ostentan los enfermos que sufren graves enfermedades y pasan mucho tiempo en cama. Se trataba de un guiño a la estancia de Hans Castorp en el sanatorio de los Alpes suizos en la mítica novela de Mann. En Lyon pudo verse una de las constantes de su trabajo que mayor interés han suscitado: una expansión de la forma que genera paisajes las más de las veces leves y etéreos, con materiales habitualmente pobres que se diseminan en composiciones abstractas pero siempre magnéticas.



Kiaer trabaja con galerías tan importantes como Alison Jacques en Londres y Tanya Bonakdar en Nueva York. En sus sucesivas muestras, Kiaer ha venido desarrollando un lenguaje postminimalista que flirtea con lo transcendente. En sus instalaciones convergen motivos arquitectónicos, maquetas, tejidos, objetos encontrados y otros materiales de muy variada naturaleza con los que compone discursos de carácter utópico, alusiones a la historia del arte y a un registro cultural más amplio que engloba las más diversas prácticas. Parte a menudo de la literatura, como en la citada Bienal de Lyon o en su última individual en Tanya Bonakdar, en la que su fuente principal fue la novela El tulipán negro de Alejandro Dumas para indagar en cómo determinados conceptos narrativos pueden ser trasladados al campo de lo visual.



En Aspen, en lo que es su primera individual institucional en Estados Unidos, el londinense recurre al perfil utópico de la creación artística de las vanguardias históricas. Se centra en la figura del soviético Konstantin Melnikov, uno de los arquitectos que con mayor insistencia quiso derribar las convenciones burguesas que sobrevolaban la arquitectura de su tiempo mediante la introducción de un lenguaje radical. Melnikov viajó a Europa, conoció a Le Corbusier, quiso trabajar en París sin demasiado éxito y volvió a Rusia donde no logró zafarse de las purgas estalinistas hasta que fue paulatinamente escorado hasta el ostracismo. Se refugió en la maravillosa casa que el mismo se construyó y pintó retratos para sobrevivir. De Melnikov tuvimos referencias interesantes en la exposición que recientemente pudo verse en CaixaForum bajo el título Construir la Revolución.



Kiaer toma algunos de los asuntos asociados a Melnikov como el tránsito forzado desde la arquitectura a la pintura, los sueños rotos de la revolución y los motivos de su propia casa para construir un escenario ambiguo y poético, en el que el espectador habrá de unir las muchísimas referencias que se le presentan. La pieza principal es una recreación de la fachada de la casa de Melnikov, con sus emblemáticas ventanas romboidales, realizado en un material pobre como el cartón en lo que constituye una poderosa metáfora del devenir del sentimiento revolucionario, reducido a un plano efímero y evanescente. La instalación describe con suma claridad el espíritu creativo de Kiaer, su interés por coordinar el fondo y la forma, hetérogeneo y dispar aquél, leve y trascendente ésta.