Vista de Espacio de las Artes

Subiendo a la planta segunda del Corte Inglés de Castellana 85, en el nuevo espacio de 10.000 metros cuadrados dedicado a la decoración, entre importantes stands de conocidísimas marcas, se abre un luminosos y amplio espacio dedicado al arte contemporáneo. Un proyecto pionero capitaneado por María Porto, profesional con un amplio currículum que va desde la dirección en España de la galería Marlborough, la organización de exposiciones de arte público o la asesoría artística. "Es una galería de arte con todas las de la ley, aunque los artistas no tiene exclusividad con nosotros, en ese sentido no tenemos límites: si quieres un Kapoor, te lo conseguimos", afirma Porto con la seguridad de quien lleva desde 1992 trabajando con artistas.



Homenaje a Rueda

Y, desde luego, esta exposición no es, ni mucho menos, menor. Más bien al contrario. Diálogos escultóricos es una colectiva de 13 artistas en su mayoría muy conocidos, de distintas generaciones, que muestran en conjunto 65 obras entre esculturas y dibujos. Desde Gerardo Rueda, al que se rinde en cierto modo homenaje y de quien se expone una pieza de solo tres ediciones -las otras dos están en el IVAM y en el Museo de Dallas- y que puede adquirirse por 590.000 euros; Martín Chirino, que ha hecho una edición de 12 de una pequeña cabeza con su reconocible espiral en la parte posterior (9.440 euros); Miquel Navarro, que muestra uno de sus guerreros abstractos similar, aunque en formato más mediano, a la serie que puede verse en la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela (99.120 euros); una de las escasas esculturas realizadas por el fotógrafo Juan Manuel Ballester (59.000 euros); un enorme torso de Alberto Corazón quien, además, se ha encargado del diseño del logo; piezas, en fin, de Alberto Bañuelos, Mar Solis, Xavier Mascaró y Blanca Muñoz, entre otros.



María Porto, que ejerce de asesora artística, no se pone metas: "Queremos llegar a ofrecer obras a los museos e instituciones". Su papel es el de puente entre los artistas y el público, "quiero llegar a cuanta más gente mejor, estoy acostumbrada a sacar a los artistas a la calle y esto es una manera de acercar el arte contemporáneo a mucha gente. Hay a quien le apetece comprar arte y no se atreve a entrar a una galería porque no entiende, porque le impone o le da vergüenza. Aquí no pasará, todo está a la vista y el espacio es abierto y los precios están a la vista", dice. Y en cuanto a su vuelta al galerismo, añade, "no estoy de acuerdo con quien piense que esto es un retroceso, esto es subir, ir hacia adelante. La iniciativa es estupenda". A lo que añade Miquel Navarro, también presente en la inauguración: "No hay que tener complejos. Todos entramos dentro de la comercialización, el interés comercial también está en el artista y en el arte. Si aquí están las mejores marcas, por qué no el mejor arte".



La línea y el volumen

Y su relación con el resto de galerías sigue siendo buena. Explica Porto que no ha tenido problema con ninguna, a pesar de que casi todos los artistas presentes trabajan ya con alguna, y que las negociaciones y cesiones de obra han sido directamente con los artistas. Se ha recorrido los estudios y talleres de los trece aquí presentes y ha elegido lo mejor, lo último o lo más representativo de ellos. De casi todos, además, ha traído también algún dibujo, "ya se sabe lo importante que son la línea y el papel para los escultores", explica. Algo que también baja la media de precios de la exposición y atrae a otro tipo de comprador.



La venta de arte contemporáneo es la guinda del pastel en un centro comercial, el Corte Inglés de Castellana, de más de 90.000 metros cuadrados que aspira a convertirse en uno de los más grandes y completos de Europa. "Es lo único que le faltaba", comenta Alberto Bañuelos, que tampoco ha querido perderse la presentación: "He visto a Rothko en un almacén en Estados Unidos. Las galerías de arte ya no deben ser grandes catedrales inaccesibles".