Charris: "Veo la exposición como una especie de retrato de Europa"

Fue una exposición, Muelle de Levante, comisariada por Juan Manuel Bonet en 1994, la que unió irremediablemente las carreras de los pintores Ángel Mateo Charris (Cartagena, 1962) y Gonzalo Sicre (Cádiz, 1967). Ambos pertenecían a esa corriente "neo-metafísica" valenciana que surgió en los 90 y son destacados representantes de la figuración española. Amigos y colegas desde hacía tiempo, poco después de aquel encuentro decidieron enfrentarse juntos al universo del americano Edward Hopper y unir así las costas de Cape Cod que protagonizan muchos de sus cuadros con las de su propio territorio, el de Cartagena. De aquel viaje nació un proyecto y una exposición.



Algo similar ha ocurrido ahora, 15 años después. El esquema se repite: hay viaje y hay exposición, pero esta vez el punto de partida es el pintor belga Leon Spilliaert y su Ostende natal. "Una vuelta de tuerca en torno al viaje y al lugar atemporal de la pintura", dice Charris. Llegaron a él en 1998 en un recorrido por Europa y en una visita al Museo de Arte Moderno de Bruselas. "Nos llamó la atención su simplicidad y dramatismo y desde entonces hemos visitado en numerosas ocasiones Ostende tratando de entender y encontrar al pintor en sus calles y paisajes", continúa Sicre. Así que cuando el centro de arte La Conservera de Ceutí, Murcia, les pidió un proyecto para su ciclo de exposiciones sobre el viaje que empieza el 17 de septiembre, este trabajo ya estaba en marcha. Fue, como dice Charris, "providencial".



Sicre: "Es sorprendente lo claro que podemos llegar a ver en la oscuridad"

Porque en este conjunto de obras que presentan estos dos pintores hay viaje, por supuesto, pero también hay oscuridad, noche, el insomnio que dará nombre a la muestra, características de Spilliaert y ahora también de estas últimas piezas de Charris y Sicre. "Su obra de tiene algo de realidad defectuosa o dañada, un estado entre la vigilia y el sueño parecido a la tensión previa al momento creativo", comenta Charris. Y añade Sicre: "Es sorprendente lo claro que podemos llegar a ver en la oscuridad". Una oscuridad que también estará presente en el montaje de la exposición. Un cuidado ambiente escenográfico preparado por el arquitecto Martín Lejarraga (merecedor, por cierto, de una mención en la Bienal de Arquitectura Española de 2009 precisamente por la construcción de la casa de Charris) que está ideando un clima especial para contemplar las obras.



En cuanto a los cuadros que veremos en las dos salas del centro murciano, son básicamente piezas de gran formato, precisamente al contrario de las originales de Spilliaert, casi siempre obras pequeñas y sobre papel. "Es una exposición que tiende a lo oscuro y que yo veo como una especie de retrato de Europa", afirma Charris. La mayor parte de la muestra ya está pintada pero los dos artistas confiesan que aún queda trabajo por hacer, obras pequeñas, ajustes, sobre todo en la producción del libro que cierra todo el proyecto y que, como ya ocurriera con Hopper y su Cape Cod, tiene mucha importancia. Así que este verano les tocará trabajar. "Yo aún tengo que terminar un par de piezas grandes y algún papel", comenta Sicre. "Falta el esfuerzo final... A mí en la playa, aunque esté cerca, no me van a ver", bromea Charris.



Como no hay dos sin tres, es posible que en cualquier momento encontremos a los dos pintores sumergidos juntos de nuevo en otra ciudad, en otro pintor, en otro universo. Aunque quizá tengamos que esperar otros quince años... Mientras tanto, Sicre prepara exposición para marzo en la galería Trama de Barcelona y para la próxima primavera en My Name's Lolita Art de Madrid. Y a Charris todo le conduce a Canadá: trabaja ya en las piezas que llevará a la próxima feria de Toronto que se celebrará a finales de octubre y en mayo de 2012 tendrá una individual en Montreal.