Serena Williams, en una imagen de sus redes sociales

Serena Williams, en una imagen de sus redes sociales

Tenis

Serena Williams (44), sobre su cambio físico tras el embarazo y las críticas recibidas: "Decían que éramos como hombres"

Las confesiones de la leyenda estadounidense revelan cómo vivió años de escrutinio estético y cómo ha logrado reconciliarse con su cuerpo.

Más información: Serena Williams revela su fanatismo por Carlos Alcaraz: "Lo llamo cuando juega para darle ánimos"

Publicada

Serena Williams se ha abierto en canal tras ya varios años lejos de las pistas de tenis sobre la presión estética que marcó buena parte de su carrera.

En una extensa conversación con Porter, la revista digital de Net-A-Porter, la ex número uno del mundo repasa los años más duros de su trayectoria y cómo su físico se convirtió en objeto de críticas, comparaciones y comentarios que minaron su confianza.

La campeona de 23 títulos de Grand Slam, leyenda viva del tenis mundial, recuerda que, desde sus inicios, su cuerpo generaba más conversación que su talento.

"Fue difícil porque cuando jugaba al principio, mi cuerpo era diferente. Tenía pechos grandes; tenía un trasero enorme. Todas las atletas eran súper planas, súper delgadas y hermosas, pero de una manera diferente. Y yo, como atleta, no entendía cómo lidiar con eso", explica en la entrevista.

Aquella diferencia física, lejos de celebrarse o destacarse, se transformó en un foco constante de presión sobre la tenista estadounidense.

Serena Williams admite que la comparación continua con otras jugadoras no solo la incomodaba, sino que acabó distorsionando su percepción personal sobre ella misma.

"Me pasó factura mentalmente. Crees que eres grande toda la vida y miras atrás y piensas: 'Estaba en forma'. Sí, tenía músculos grandes. No me parecía a las otras chicas, pero no todas son iguales", reflexiona.

Aquella sensación de no encajar se mantuvo durante años, en un circuito que por entonces apenas hablaba de diversidad corporal.

Serena Williams, en una imagen de archivo.

Serena Williams, en una imagen de archivo. Gtres

El impacto emocional fue tal que, con apenas 17 años y justo después de ganar el US Open, tomó una decisión drástica para protegerse: "Era muy joven, pero dije que nunca iba a leer nada sobre mí. Pensé que si era negativo, no quería leerlo. Después de eso, nunca volví a leer un artículo".

Aquella medida, que vista desde el prisma del presente podría parecer extrema, se convirtió en un mecanismo de defensa frente a un entorno que podía llegar a ser cruel y podría haberle lastrado.

Dos décadas después, la perspectiva ha cambiado. La estadounidense observa con alivio cómo las nuevas generaciones de tenistas no viven el mismo tipo de ataques públicos que ella soportó.

"Nadie llama a las chicas de hoy día como me llamaban a mí. La gente decía que éramos como hombres y cosas así", afirma. Serena reconoce, no obstante, que las deportistas actuales se enfrentan a otros retos, especialmente el acoso en redes sociales.

La exjugadora también se detiene en su propia evolución personal. Tras convertirse en madre y atravesar los cambios físicos del embarazo, Serena Williams dice sentirse más cómoda que nunca con su actual cuerpo.

La atleta que un día dudó de su figura celebra ahora la fuerza que proyecta y el legado que su imagen ha dejado en el deporte. Su historia es también un recordatorio de la importancia de desafiar estereotipos y expandir la representación en el tenis femenino.

Hoy, Williams observa a referentes como Coco Gauff o Naomi Osaka con una mezcla de orgullo y alivio. Sabe que ellas han crecido viendo cuerpos diversos triunfar en las pistas y que, gracias a esa normalización, el escrutinio físico que sufrió ya no se tolera de la misma forma.

Su mensaje final se aleja de la indignación y se acerca a la celebración: aceptar la propia imagen, aprender a protegerse y abrir espacio para que otras puedan jugar, competir y ganar sin cargar con el peso de un canon que nunca fue universal.