Nadal, tras ganar la final de Roland Garros.

Nadal, tras ganar la final de Roland Garros. Charles Platiau Reuters

Tenis Roland Garros

El análisis de Carlos Moyà: así ganó Nadal el Roland Garros de la covid-19

El entrenador del español analiza los meses de confinamiento y desgrana las dudas que tuvo el tenista.

11 octubre, 2020 18:06
París (enviado especial)

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Al final, Carlos Moyà habla con la tranquilidad de haber acompañado a Rafael Nadal hasta otro título de Roland Garros y de sus palabras se desprende algo que se podía intuir: la decimotercera Copa de los Mosqueteros, conquistada en el año de la covid-19, posee un valor muy especial, sin que eso tenga nada que ver con haberle dado caza al récord de Roger Federer (20 grandes). 

¿Por qué esta vez si hay 12 precedentes cargados de historias increíbles y marcas imposibles que ahora le pertenecen a Nadal? La respuesta es fácil: los tentáculos de la pandemia que ha cambiado el mundo para siempre también llegaron hasta uno de los mejores tenistas de la historia, introduciéndose en su cabeza y poniendo en peligro el asalto a Roland Garros.

"Obviamente", se arrancó el entrenador mallorquín, "ha sido un año muy atípico para todos. Entran muchos factores en juego: mentales, de adaptación, de sobrellevarlo de la mejor manera posible, de superar los malos momentos... Los ha habido en estos meses, pero teníamos clara cuál era la meta e intentábamos poner eso por encima de todo", prosiguió el exnúmero uno mundial. "Se ha conseguido. La meta era volver al Rafa de antes, a un Rafa competitivo que disfrutase del tenis".

Moyà habla de "superar los malos momentos" e inmediatamente hace referencia sin decirlo explícitamente a los meses de confinamiento en España (del 15 de marzo al 20 de junio) y a las semanas siguientes en las que Nadal se entrenó sin rumbo alguno, desconocido el lugar y la fecha de regreso a la competición. Así, sin saber dónde ni cuándo, el número dos mundial empezó a cuestionarse también el cómo y el porqué.

"Es que ha costado", reconoció el balear. "La gente que ve el día a día no ha sido consciente de lo que han sido estos meses. Al final, ha tenido una actitud increíble sabiendo que el objetivo era estar preparado. Se ha podido conseguir con mucho trabajo, el día a día no era fácil", continuó. "Además de su cabeza y de lo que él podía pensar, estaba la situación que ha afectado a todo el mundo. Han sido momentos de incertidumbre, momentos difíciles. No había una rutina, sobre todo al principio del confinamiento. No sabíamos cuándo íbamos a volver, qué torneos se jugaban, cuándo estar preparado... Para un deportista de élite, eso es matador", desveló Moyà. "Ha sido una labor de todo el equipo. Los que hemos estado el día a día con él no hemos sido trabajadores, hemos tenido que ser muy amigos", subrayó.

"Dimos total prioridad a la cabeza mientras no tuviéramos el objetivo claro de cuándo volveríamos", dijo el entrenador del campeón de 20 grandes. "Eso suponía que si un día no queríamos entrenar, no se entrenaba. Si un día quería hacerlo 15 minutos, se hacían 15 minutos. Si había que entrenar dos días a la semana, se hacía dos días a la semana", añadió. "Dosificamos y le dimos tiempo. Una vez que supimos el calendario, nos adaptamos para estar preparados".

Nadal se encontró con la suspensión del circuito como consecuencia de la pandemia días después de haber ganado el título en Acapulco. Fue como una bofetada sin mano: el virus frenó el buen momento del español, le sumergió en un mar de dudas y le obligó a tomar decisiones impensables meses atrás: el 4 de agosto, el tenista anunció su renuncia a la gira americana (Cincinnati y el US Open) por la situación provocada por el coronavirus, pero también por un calendario muy comprimido, con dos grandes separados por menos de un mes de diferencia. Así, Nadal se lo jugó todo a una bala: atacar Roland Garros con un torneo previo de preparación (Roma) tras seis meses sin competir.

"Es arriesgado jugártela a un solo torneo en tierra batida teniendo justo después Roland Garros", confirmó Moyà. "En ese momento creímos que la cabeza de Rafa dictaba eso, que era la mejor opción, y seguimos ese instinto, pero hemos ido un poco a ciegas con una preparación en la que no había libro de instrucciones", continuó. "Cuando Rafa jugó el primer partido contra Carreño en Roma era el único que no había disputado ni un solo encuentro después del confinamiento. Te la juegas, sí, pero hay que ver a quién tienes en tus manos: hablamos de Nadal, con otro jugador el calendario y el planteamiento habrían sido distintos", subrayó el entrenador del número dos. "Con Rafa siempre confías en que va a sacar un conejo de la chistera, aunque en realidad no lo saca: si ves el día a día y cómo trabaja, te das cuenta de que todo lo que ha conseguido es merecido".

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